Venezuela: ¿Estado fallido y/o narco-estado?

La pregunta, en profunda inquietud, personal y colectiva, por demás, obligante para "tirios y troyanos", sería la propuesta en título y es, por ello, la razón del porqué, históricamente, "llueve", permanentemente, sobre nuestra Patria, Venezuela, acusaciones, señalamientos, opiniones y aseveraciones cuales cuando las asimos para su correspondiente análisis, serio y objetivo, concluimos que no "tienen ningún asidero", ni conceptual ni hipotético, sí y solo sí, ellas, las aseveraciones, en mención y propuestas, para sus reflexiones, tratan de alcanzar una permanente "matriz de opinión" inducida cual sirva de base para posteriores justificaciones diferentes en sus calidades a la vez que sustentadas en una "idea central geopolítica" que busca no solo mantener "la dependencia", como concepto, al tiempo que buscar, vehemente y socarronamente, el desconocer lo "real-interno-histórico venezolano" de los diferentes procesos históricos por la lucha y combates por la libertad que se han venido expresando a lo largo de los tiempos, nacionales y continentales, hasta los presentes de nuestros días.

Pero ello no es solamente "la razón" sino "una de las razones" cuando, en reflexión y análisis, seria y profunda, nos avocamos a las realidades geográficas de nuestro histórico territorio como de nuestra histórica-nacional sociología desde aquellos tiempos pre-colombinos hasta las presentes fechas de una sociedad multi-étnica, pluri-ideológica, con la conciencia histórica que se mantiene y profundiza a medida que se la estimule, inteligentemente, a esa sociología criolla, según los tiempos históricos por los cuales transiten las realidades socio-políticas e ideológico-temporales de nuestra Patria sobre el inconsciente colectivo nacional en revolución permanente.

Cuando en tiempos recientes se han venido rescatando aquellas figuras de los pueblos originarios pre-encuentro europeo como lo-real-auténtico-social e histórico de los pobladores en nuestros históricos espacios geográficos y sus constantes quehaceres socio-económicos y expansivos, ellos, bien estudiados, se resaltan en profundas diferencias con el real por objetivo entorno tanto antropológico como sociológico de aquellos espacios geográficos que se ubican allende nuestras históricas realidades geográficas por las razones en realidades histórico-inevitables en causas independentistas.

Aquellos quehaceres y comportamientos de esos pueblos originarios de nuestras tierras se fueron, telúricamente, marcando en sus diferencias y en sus relaciones con aquellos espacios geográfico-históricos en sus asimetrías conceptuales geográfico-físicas que nos permiten conocer las profundas diferencias entre los pobladores de las regiones llaneras comparativamente con aquellos otros de las altas zonas geográficas y es por ello que sí no se aceptan estos paradigmas nunca podremos comprender ni a Boves ni a Páez y mucho menos darle valor a aquella respuesta del militar hispano a su rey sobre los 100 mil llaneros y la conquista de toda la Europa conocida.

Es decir, la íntima relación entre lo social y lo geográfico ha sido "la obligante realidad imperativa" que marcaron como marcan los comportamientos de los imperios judeo-cristianos comenzando por el español continuando por el británico, el francés y el holandés para terminar en nuestras realidades moderno-contemporáneas actuales con los yanquis quienes para poder dominar la realidad geográfica del mar Caribe es de su obligación de texto imperial-geopolítica controlar y/o tratar de controlar bajo el obligante yugo imperial toda la zona norte-costera de lo que se lo denominó como Venezuela.

Ello se ha expresado, necesariamente, en tiempos históricos diferentes, en nuestras obligantes relaciones con Washington, como, a título de referencias históricas, en aquellos momentos cuando algunos Presidentes venezolanos se vieron en la imperiosa necesidad de "marcar los espacios acuáticos", bien cuando se ejerció con las lógicas pero necesarias prudencias las correspondientes presiones sobre las regiones sureñas de nuestros límites actuales geográficos por motivos de las presencias indeseadas de los denominados como garimperios. Es decir son lecciones históricas cuales conocemos que sirven de necesarias y obligantes referencias ante las realidades actuales de permanentes presiones y ejercicios indeseados por agentes externos sobre espacios históricamente venezolanos.

Simón Bolívar ya en alguna misiva dirigida al representante de Washington precisó sobre el carácter y coraje del ciudadano venezolano; misiva dirigida desde alguna región geográfica meridional de nuestra Patria en calidad de precisión política sobre intereses reales de carácter geo-estratégico de los imperios anglo-sajones sobre el caudaloso río Orinoco entre otros absurdos requerimientos imperiales.

En alguna ocasión, según las correspondientes responsabilidades del cargo en ejercicio, se nos presentó un proyecto de unión geo-económica desde Puerto Ordaz con el puerto colombiano de Buenaventura sobre el Pacífico. Es decir, los intereses de los denominados países del primer mundo, según sus propios intereses sistémicos, siempre han considerado la profunda importancia geográfico-histórica de todo, absolutamente, todo el territorio histórico de Venezuela como factor fundamental tanto en busca de mantener realidades objetivas de reingeniería del sistema capitalista como de Poder como concepto imperial-imperialista.

En ese mismo orden de ideas, para nada es de dejar en el tintero las objetivas realidades que encierran los mares y las zonas costeras aledañas del norte del oriente venezolano cuando, en primera instancia, nos referimos a las reservas de gas y, quizás, hasta de crudos particulares por su importancia estratégica según las realidades que se expresan en los mercados internacionales. Como, en esa misma línea de pensamiento, las importancias mineras ubicadas en diferentes espacios geográficos de todo el territorio histórico venezolano como sería el potasio, el hierro y sus calidades, la bauxita, el oro y diamantes, coltán, etc. Es decir, el reservorio estratégico que se encuentra en nuestros históricos espacios es de vital importancia para la industria militar mundial y, en consecuencia, para el imperio yanqui.

En el marco de la obligante objetividad debemos analizar en la reflexión calmada nuestras realidades históricas previas al actual proceso revolucionario nacionalista en curso sustentado, ideológicamente, tanto en la Historia como en el inconsciente colectivo imperante en la sociología del venezolano; reiteramos, con la severa objetividad requerida, ello nos permita profundizar en las verdades y mentiras, en los aciertos y errores, tal como en la realidad antropológico-histórica del ser social venezolano y sus correspondientes responsabilidades Caribe-continental-americana.

Cuando nos adentramos en el estudio histórico de lo moderno-nacional observamos, en conocimiento, como se han, realmente, comportado nuestras sociedades ante situaciones específicas. Hemos mencionado a la "generación del 28" pero hemos dejado en el tintero las realidades del Cabito en el marco histórico de La Guaira; las realidades del General Juan Vicente Gómez y sus relaciones petroleras, cuando nos hemos olvidado de las presencias laborales de los investigadores estadounidenses sobre nuestras realidades mineras y petroleras en aquellos tiempos del gomecismo. No hemos profundizado en lo significativo de las decisiones políticas que se tomaron durante el gobierno del General Isaías Medina Angarita y sus posibles impactos en las actuales circunstancias como aún no comprendemos la "razón de ser" del golpe de estado contra el intelectual, don Rómulo Gallegos, cuando nos atrevemos analizar su gobierno y decisiones en el marco de la naciente "Guerra Fría" y su real significado global cuando percibimos, por simple lectura, los comportamientos del Gobierno estadounidense tanto en las realidades socio-económicas de la "Europa-destruida" con el "Plan Marshall" como poco y/o nada conocemos sobre ese temprano gobierno socialista del Japón derrotado para, gracias a las imposiciones constitucionales por el ganador, el ser desplazado para entregarle el gobierno pero no la gobernabilidad del Japón a aquellos sectores que promovieron aquella política de "Asia para los asiáticos" que llevó a la "guerra mundial" a los escenarios de la región de Asia y el Pacífico.

En esa línea aún estamos hablando del gobierno del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez tanto en lo positivo como en lo negativo pero aún no nos hemos puesto de acuerdo en cuáles fueron las diferentes por variadas razones que permitieron su derrocamiento y esa íntima relación con el "Pacto de Puntofijo" no solo en la razón significativa de "la dependencia" como en las profundas razones que ello conllevaba según los propios intereses imperiales como en lo significativo de aquella etapa anti-comunista global. Es decir, nos permitimos poner sobre la mesa sí aún no estaría vigente en el seno de organismos multilaterales continentales y en las siquis de las clases sociales dominantes aquella doctrina aprobada bajo el título de la "Doctrina Betancourt" porque sino qué significa el ritornelo de la "aplicación de la Carta Democrática". Entonces ¿Qué hemos hecho, por ahora?

¿Por qué Washington no aceptó al gobierno de Chávez Frías ni está respetando el ejercicio constitucional presidencial de Maduro Moros? Pero hay una pregunta mucho más local y propia cuando nos preguntamos ¿Por qué sectores de la sociedad venezolana se expresan con un tangible y profundo odio hacia las clases sociales invisibilizadas quienes por derecho histórico deben participar en los destinos de la Patria, Venezuela?

Con respecto a la primera inquietud en pregunta. Es de toda lógica que debemos considerar como factor fundamental tanto las mutuas influencias geográficas en el marco de lo geopolítico-geo-estratégico como en las relaciones bilateral-históricas desde los tiempos de don Francisco de Miranda y don Simón Bolívar hasta las actuales realidades significativas. Al tiempo debemos considerar en el marco de esas particularidades objetivas e inamovibles, lo-real-significativo que mantiene esa relación en el marco de las realidades sistémicas fundamentalmente en las actuales realidades de profunda reingeniería del sistema capitalista y, fundamentalmente, en las políticas que desarrollará el actual Presidente estadounidense, Donald Trump.

Con respecto al segundo escenario en inquietud objetiva por lo real-significativo e impactante del mismo. Mientras no asumamos que está presente en el escenario nacional, en seria profundidad sico-social, el concepto de "lucha de clases" continuaremos en el equívoco de señalar la contradicción principal.

En consonancia con esa objetiva realidad, todos los análisis académicos de la actual sociología criolla serán vanos, vacuos y vagos en tanto y cuanto no asumamos con la crudeza requerida ese real-escenario en propuesta de análisis con lo cual nos estaremos encontrando en una permanente contradicción con nosotros mismo en el marco real-necesario de la perfectibilidad del proceso revolucionario en la actual etapa de cambios profundos. El aceptar la realidad-real de la "lucha de clases" significaría que con objetividad y astucia revolucionaria nos obligamos a asumir decisiones inevitables en el marco del propio proceso revolucionario y su perfectibilidad lógico-conceptual revolucionaria por lo que se requerirá de profundos sacrificios obligantes personales y colectivos.

En este orden de ideas, visto que escenarios pretéritos tanto en el tiempo como cercanos globales, en el marco de las realidades históricas de la Patria, Washington tiene, por necesidad tanto ideológica como militar, que preparar escenarios de continuo desgaste sobre el proceso revolucionario venezolano y es, en esa objetiva realidad, el proceso de acusamiento y señalamiento para tratar de imponer la tesis tanto del "estado-fallido" como el del "narco-estado" al unísono con la finalidad de tratar de que se vayan aprobando, paulatinamente, en el marco del Derecho Internacional, la aplicación de la "Carta Democrática", aka: "Doctrina Betancourt", y los acuerdos internacionales sobre el tema de los estupefacientes evitando, interesantemente, señalamientos sobre países productores de estupefacientes, países por donde transitan los mismos, países consumidores con políticas contradictorias y países dedicados al "lavado de los dineros" procedentes de la economía de los estupefacientes.

En ese marco de señalamientos, consideramos que sería de oportunidad una política diplomática extremadamente agresiva pero metodológicamente diseñada, sistemática y permanente no solo en los diferentes organismos internacionales, especialmente, los continentales, como en las relaciones bilaterales en lo real-significativo de lo global relacionado con todos los segmentos de la industria del comercio de los diferentes estupefacientes según los contenidos jurídicos e históricos referidos al tema en cuestión. A título de ejemplo, se ha conocido, internacionalmente, la decisión de los tribunales chinos sobre un ciudadano latinoamericano.

Por último, a título de conclusión, Venezuela ni es un "estado fallido" como tampoco es un "narco-estado".






 



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Miguel Ángel Del Pozo


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