Billete de nuestros tormentos

Fieles a nuestra intención de adelantar análisis que tomen en cuenta la mayor cantidad y variedad de datos que nos proporcione la observación de la realidad, no tuvimos ninguna prisa para abordar las medidas monetarias anunciadas por el presidente Maduro el día 11 de diciembre, que tuvieron como eje la salida de circulación del billete de cien bolívares. De hecho, en un análisis nuestro que circuló por listas de correo el 13 de diciembre asentamos que "Algunos lectores acaso se preguntarán sobre el análisis que se debe hacer de las medidas recientes anunciadas por el presidente Maduro para enfrentar las mafias que trafican con nuestra moneda. Nosotros creemos que este proceso está en pleno desarrollo y hay interrogantes que nos hacemos y que son imprescindibles para tal análisis". Y en otro análisis que difundimos el pasado viernes 16: "… presentaremos un análisis político el próximo lunes, ya que todavía falta para que el asunto se cierre. Por ejemplo ¿qué va a pasar desde hoy, cuando el billete de 100 ya no vale medio? ¿Va a funcionar eficazmente, aunque sea de manera parcial, el nuevo como monetario? En fin, queremos tener ‘todos los pelos en la mano’ para hacer ese análisis, así que preferimos esperar". En efecto, fue buena la espera, pues hoy podemos tener una visión mucho más amplia de todo el panorama.

Otra característica de nuestros Análisis es que no sucumben a la tentación de la autocomplacencia, ni a las mieles del optimismo ni a las hieles del pesimismo. No compartimos ningún fanatismo, esto no se compadece con nuestra consideración de la duda como una de las principales virtudes de la razón humana. También hemos dicho más de una vez que no tenemos verdades sino opiniones. Con estas premisas correremos el riesgo, como siempre, de ser analistas críticos, de expresarnos con franqueza y aspiración de realismo. Aquí vamos, pues.

Comencemos por establecer las principales aristas que vemos en todo lo ocurrido:

  1. La anunciada el 11 de diciembre fue una operación de guerra, un ataque relámpago de la Revolución contra las mafias y los conspiradores que sabotean nuestro sistema monetario de manera global, en el marco de la guerra económica.

  2. La primera fase de la operación, entre lunes y jueves, se adelantó con extraordinario éxito, con un pueblo disciplinado y paciente haciendo su papel, lo que puede decirse también, en general, del sistema bancario, y también de las instituciones públicas, incluidas la Fuerza Armada y los cuerpos de seguridad del Estado.

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  4. En esa primera fase, la Revolución obtuvo notorias victorias, golpeando con fuerza a las mafias, atacando positivamente el precio del dólar Miami-Cúcuta, paralizando a los enemigos y, en fin, adelantando la acción de guerra de manera admirable.

  5. A partir del viernes, hubo cambios cualitativos importantes en la situación. Ese día comenzamos a mostrar vulnerabilidades y flancos débiles. Muchos chavistas de a pie empezaron a expresar sentimientos de frustración y preocupación, y a disentir del optimismo que asomaban algunos factores políticos y mediáticos del Gobierno. La calle dejó ya de favorecernos claramente.

  6. El sábado, el Presidente Maduro ordenó un repliegue táctico, obligado por las circunstancias, y cedimos algo de espacio al enemigo, sobre todo en el frente político. Esta batalla puntual se prolonga hasta el 2 de diciembre. Afortunadamente, nuestras posiciones conquistadas son sólidas y en lo inmediato, con este reacomodo tenemos una buena opción de superar los obstáculos que se han presentado en la operación, si solucionamos algunos problemas y subsanamos errores.

Entre lunes y jueves hubo inquietudes, incomodidades y molestias menores del pueblo, lo natural al verse sometido, contra su voluntad, a una situación inesperada y estresante. Pero nada que pudiera poner en peligro la estabilidad del país. El viernes comenzó a subir la temperatura del descontento y los enemigos se prepararon para contraatacar. El primer detonante de este cambio cualitativo fue la ineficiencia del Banco Central de Venezuela en la operación de canje de los billetes de cien. La mala preparación del mecanismo generó interminables colas, lentitud exasperante, lo cual se combinó con otra debilidad: la desaparición del efectivo, al no poderse sustituir los billetes recolectados con el nuevo cono monetario. Mostramos, pues, dos flancos débiles en el campo de batalla, y por ahí se coló el enemigo para contraatacar.

Hagamos un paréntesis para aclarar: ¿qué es, en la guerra, un repliegue? Un repliegue implica el abandono de una posición ocupada y la retirada a otra más segura. Se puede emprender como parte de una operación para consolidar fuerzas y para defender más fácilmente un territorio en disputa. Es exactamente lo que ha hecho el Gobierno revolucionario al prolongar el plazo para el depósito o canje de los billetes de cien y el cierre de fronteras, así como al postergar la entrada en plena vigencia del nuevo cono monetario.

El repliegue táctico ordenado por nuestro Gobierno tuvo como razón principal la vulnerabilidad mostrada en dos flancos de nuestras fuerzas, ambos relacionados con el Banco Central de Venezuela. Uno, la mala planificación del canje de billetes en esta entidad del Estado. Otro, la ineficiencia mostrada con relación a la introducción del nuevo cono monetario. Esto último es un tema que es bueno discutir. Nuestro Presidente ha dicho que hubo un boicot internacional para impedir la llegada de las nuevas denominaciones. Esto es absolutamente creíble, pero ese contraataque fue facilitado porque no fuimos capaces de asegurar ese flanco antes de lanzar el anuncio del retiro de los billetes de cien y el enemigo, ni corto ni perezoso, lanzó su ataque. El pueblo se pregunta, con razón, porque no se aseguró la existencia de suficiente efectivo en los bancos, de nuevas o viejas denominaciones, antes de concluir la operación de retiro de esos billetes. Esa debilidad fue aprovechada por el enemigo para crear una difícil situación el fin de semana, con episodios realmente dramáticos para personas que vivieron momentos muy incómodos por la carencia de efectivo y el subsiguiente colapso de los puntos de venta. Hay sabotaje, ciertamente, canallescas acciones de guerra del enemigo, pero por eso mismo estamos obligados a afinar nuestras ejecutorias para poder responder efectivamente a las necesidades del pueblo venezolano.

Al salir a flote las debilidades de la operación, la derecha aprovechó, como era de esperarse, para generar inquietud y promover violencia. Hubo situaciones conflictivas comprometidas en varias localidades del país y por un momento se llegó a pensar que la situación se nos podía escapar de las manos.

El repliegue táctico no estuvo dentro de lo ideal ni formaba parte del plan y solo fue forzado por las circunstancias, pero era inevitable y fue asumido de manera correcta. Ahora debemos enderezar las cargas y corregir las fallas. Hemos dado un golpe noble en la guerra económica, en general hay que felicitar a nuestro Gobierno, pues estamos en camino de coronar una importante victoria, manteniéndonos en lucha y superando las dificultades momentáneas de esta operación. Al final, esto nos permitirá obtener ventajas nada despreciables para arrancar con buen pie el año 2017. Pero no es bueno solo echar culpas al enemigo y no asumir las responsabilidades propias. Eso resta credibilidad. Una de las cosas que implantó el liderazgo de Chávez fue cuando en su célebre intervención del 4 de febrero, asumió a plenitud sus responsabilidades en un país donde nadie las asumía. Lo cortés no quita lo valiente.



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Néstor Francia


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