No me considero un fanático político, pero desde que le di mi voto y confianza a la revolución desde Chávez, y antes también, no he sido ileal a este proceso que comenzó a masificarse desde 1999 con la llegada de Hugo Chávez a Miraflores.
Ha pasado 17 años desde entonces y nunca he levantado mi puño y voz contra el gobierno, sus líderes y proyecto. Ciertamente me he sentido a veces molesto ante muchas fallas, descuidos y toma de decisiones a destiempo.
Se me ha criticado, cuestionado y hasta burlado porque siempre tengo una aptitud positiva y optimista con este proceso, y es exactamente por ese motivo, por ser un PROCESO, no algo consumado, para que pensemos que ya todo está listo y que lo que no se ha logrado no se alcanzará.
Estamos ante un escenario golpista que se busca es una guerra civil con fines injerencistas.
Esta oposición comandada por la ultraderecha con marcado fascismo y una agenda imperialista viene contra todo.
Entramparon a un sector de la población con un falso revocatorio con la intensión de movilizarlos a una confrontación de calle.
Lo triste es leer a compañeros que dicen ser revolucionarios aupando un proceso revocatorio, como si tomando la derecha el poder éstos piensen ser una opción revolucionaria cuando por igual serán perseguidos y aniquilados.
Todo está claro y visible, la oposición está contra reloj y necesita con urgencia la confrontación y sangre.
El Estado, el gobierno y pueblo revolucionario deben estar movilizados y blindados contra esta agenda golpista.
No son tan locos los diputados de la oposición, saben muy bien lo que se están jugando y hasta que la ley no detenga a sus protagonistas e inquisitores no vamos a tener paz en la nación.
¡Revocar a Maduro Ya! es otro zarpaso más a la revolución.
Se está llamando una vez más al dialogo y la paz, pero si estos ultrozos buscan el caos y la confrontación deben ser detenidos y enjuiciados.
El Estado debe intervenir la Asamblea Nacional, disolverla ya.
