En un país como la República Bolivariana de Venezuela, al igual que en el resto de países dependientes y semicoloniales, en donde la trinidad embrutecedora del poder civil, el poder militar y el poder religioso nos han enseñado desde la ignorancia aprendida a creer en fetiches y ahora crecer creyendo amar lo que no existe y lo que no amamos, la irrupción de una persona como el Comandante Hugo Chávez, representa la ruptura del velo de ignorancia en la que hemos estado sumidos por más de cuatrocientos años, lo que trajo consigo una vorágine de cosas que arrastró el huracán de libertad y amor, que fue y sigue siendo, el hombre de Sabaneta, Hugo Rafael.
Y fue un huracán, porque a su paso por la vida político-social, arrastró con sus palabras hechas obras concretas, a todas las voluntades de mujeres y hombres, incluso, a los descreídos y siempre desconfiados frente a los uniformados de verde, como quien esto escribe, que le recostaba su desconfianza, a cuenta de que en un pasado reciente de la IV República, estábamos acostumbrados a ver con odio y desconfianza a una Fuerza Armada opresora, corrupta y cómplice de los asesinos corruptos, adecos y copeyanos que fabricaron toda la pobreza en Venezuela, de la que todavía estamos padeciendo sus consecuencias.
Fue, entonces, con el Comandante Hugo Chávez, con quien el pueblo venezolano, sobre todo, entre los pobres e inermes, aprendimos a liberarnos, desde el pensamiento y el sentimiento hecho palabra, gracias al hombre que fue y seguirá siendo ese dique contra la expansión de una postmodernidad, la que representa el reacomodo del capitalismo en una mujer y un hombre descreídos, atomizados, sin esperanza y esclavos de una sociedad de estereotipos y estandarizada al servicio de los intereses imperiales.
En ese odioso contexto, irrumpió Hugo Chávez, para llevar su palabra de libertad y amor, solo posibles en términos políticos, desde el socialismo que en Venezuela se dio en llamar a nuestra manera criolla: socialismo bolivariano y chavista, por el signo libertario y emancipador del Libertador Simón Bolívar, fuente inspiradora del Liberador del siglo XXI, al que apenas hemos perdido físicamente.
Por esto, desde los grandes centros del poder, odiaron y siguen odiando al Comandante Hugo Chávez, hecho que se replica en los centros educativos de la educación básica, en las universidades y medios de comunicación privados, desde donde se reproduce la ignorancia aprendida al servicio del Estado burgués, que aún no hemos logrado superar y es por lo que hoy anhelan salir del obrero chavista, Nicolás Maduro y liquidar a todo aquel que porte la palabra "chavismo", porque sería como si el Comandante Hugo Chávez, que ya no es Chávez, si lo todo un Pueblo, siguiese viviendo, a pesar de que lo mataron, por órdenes del negro blanqueado y endorracista, Barack Husseín Obama.
Y desde el descreimiento, que distanciaba a quien esto escribe, para que al igual que muchos, millones de personas nos acercáramos a la propuesta chavista, pudimos percatarnos de que el Comandante Hugo Chávez, al hacerse palabra en el habla cotidiana de los venezolanos y de millones de ciudadanos por el mundo libertario, también se hizo realidad concreta, a pesar de que la sola palabra "Chiiiiaaaávez" ha irritado a los académicos pseudointelectuales y a lingüistas, quienes no han podido ocultar como "palabra-tabú" a este apellido que se convirtió en la referencia de una nueva forma de ser, política y culturalmente.
Y, siguiendo en las indagaciones y los prejuicios, a pesar de tanta ignorancia aprendida desde la academia y las poses epistémicas universitarias, en la elaboración de mi tesis doctoral acerca del Discurso coloquial y posmodernidad en Venezuela (UCV: 2015), resulta que desde una aproximación científica, con un método, una metodología y una metódica, contrarias al pastiche postmoderno únicamente válido en las universidades venezolanas actuales al servicio del Estado burgués, pude constatar el contenido profundo de las palabras del Comandante Hugo Chávez, el que se hizo palabra y vida, desatanizando y desacralizando palabras y expresiones oracionales, como: "soy feminista", "me declaro marxista", "sólo con el socialismo alcanzaremos la máxima felicidad posible para nuestros pueblos".
Igualmente, como lo expresara en la citada tesis doctoral e intentando -grosso modo- resumir tanto de lo que con su palabra el Comandante Hugo Chávez permeó en el pueblo como ideología hecha vida, reitero ahora, en palabras textuales de mi dedicatoria, que:
Y, no por mencionarlo de último; es menos importante en la intención de dedicar el contenido de mi tesis doctoral al gran hacedor de la palabra el dique frente al mundo unipolar y la desesperanza aprendida de la postura y condición postmodernas. Me refiero al Liberador del siglo XXI, el Comandante y Presidente eterno, Hugo Rafael Chávez Frías. Las palabras-testigo como la "V República" son posibles por su culpa. Palabras clave como "patria, soberanía, pueblo, majunche, escuálido, bolivariano, socialismo" y otras tantas, también son culpa de Chávez. Y aquellas en desuso, como "azuzar" también son su culpa. En fin, gracias al Comandante Hugo Chávez "hoy, tenemos Patria. Que nadie se equivoque". (Op. cit.)
Por todo lo que ha representado y representa el Comandante Hugo Chávez, en cada fecha en la que recordamos su fecha de nacimiento y en cada fecha que nos recuerda su muerte, no nos viene, sino profundo dolor y oquedad, por la falta del huracán de Sabaneta, del que todos guardamos los mejores recuerdos y lo jacarandoso que siempre fue, incluso, en el padecimiento de su enfermedad inducida para matarlo. Tampoco puedo olvidar la imagen del Comandante Chávez, la que vino a mi mente cuando anunciaron su muerte física: la del batallador en un océano de dificultades, quien luchó y luchó, sin alcanzar tierra firme y sin perder el ánimo y la sonrisa, hasta su último aliento. Chávez seguirá renaciendo y viviendo en cada una de las personas de buena voluntad y en cada pueblo emancipado de este nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.
