Chávez fue sensible a la intervención de los recursos naturales del país

Preocupante la decisión de explotación del arco minero del Estado Bolívar. Cualquiera que haya tenido el privilegio de recorrer esta área, única en el planeta, entiende la necesidad de la preservación generacional de un ecosistema tan frágil e importante. La práctica minera artesanal requiere de una exploración aleatoria que deja como testigos la degradación ambiental, que se traduce en un alto impacto del medio natural, fácil de apreciar en cualquier misión aerofotogramétrica o en cualquier imagen satelital. Siendo oficial de la Guardia Nacional Bolivariana acudí a un operativo de minería ilegal en la zona y sin que nadie me lo contara pude constatar IN SITU los desmanes y el terror que le significa al paisaje natural tal actividad, además de todas las actividades ilegales que se articulan a esta como la prostitución, droga, vectores de enfermedades, entre otras. Esta actividad ilegal se localiza en Venezuela en la cuenca hidrográfica del Caroní y sus alrededores, cuenca que proporciona los caudales de aguas necesarias para el Embalse del Guri, principal generador de energía eléctrica para gran parte del territorio nacional; elemento adicional de gratitud que se le debe tener a nuestra Pachamama por brindarnos un sistema de alerta temprana y las consecuencias de intervención antrópica, en relación a los niveles del almacenaje del Complejo Hidroeléctrico de la Represa Gurí.

En una oportunidad escuché al presidente Hugo Chávez hablar sobre el ambiente y el efecto negativo de la actividad minera, sin duda alguna la sensibilidad ambiental del Presidente Chávez era inigualable a las pretensiones actuales. Me recuerdo de casos de intervención natural realizadas y que estaban por hacerse con fines mineros y forestales (Caparo – Ticoporo – Imataca, entre otros), como parte de los paquetes neoliberales, intereses de algunos capitales nacionales y venta a transnacionales.

Chávez, fue contra estas negociaciones desde su primera campaña electoral rechazando cualquier tipo de intervención y buscó blindar esta área abriendo un debate con este sector en la Constituyente, obteniendo el aporte de instituciones universitarias, ONGs y expertos, que dió como resultado el capitulo IX de Los Derechos Ambientales en la constitución de 1999, donde en los artículos 127, 128 y 129 está contenido la antítesis de lo que se pretende hacer en el escudo guayanés, es mi deber como socialista y geógrafo, dar mi opinión de rechazo a esta medida que seguramente no la van a juzgar nuestras futuras generaciones, ante mis hijos y nietos puedo estar tranquilo por mi postura. Por otro lado, el capitulo VIII, de los derechos de los pueblos indígenas en su articulo 120 nos indica que "El aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos e igualmente, está sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas respectivas". Ahora bien, me pregunto será que estas consulta se hicieron, no será esta la causa a la respuesta que nuestros indígenas dieron en las elecciones del 6 de diciembre en contra del partido de gobierno.

Seguimos insistiendo en hacer las cosas malas e imponer prácticas de centralismo democrático que no son más que modelos y ejercicios diarios de países capitalistas, si nos encontramos bajo una situación de déficit presupuestario, por qué no apelar a la repatriación de los recursos que son de los venezolanos pero que fueron ilegalmente sustraídos del país, a través de algunos beneficiarios de CADIVI, y otras negociaciones oscuras de pseudo revolucionarios en el poder a través de un sin número de testaferros, allí esta el dinero que necesitamos para salir adelante y no destruyendo nuestro escudo guayanés.

Hermanos, socialistas del gobierno rescaten el grito emancipador del modelo libertario que da el socialismo con valor, vayan entonces en contra de la impunidad y la corrupción, que son estos los males que nos pudieran tener en cuenta regresiva.

Si matamos la esperanza se nos va la fe en lo que creemos.

 

 



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Joselino Serrano


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