Moneda venezolana hoy

Venezuela pudiera decirse que tuvo una economía que paulatinamente se fue deteriorando hasta llegar al viernes fatal del 18 de febrero de 1983, cuando producto de políticas monetarias y fiscales equivocadas, hicieron sucumbir el modelo económico y el bolívar se fue al piso con la devaluación; desde entonces el país no ha podido levantar cabeza, y cada día le aparece un nuevo hematoma económico.

Es increíble a la situación que ha llegado el país después de tantos ensayos y errores, en un área tan delicada como la economía, habiendo desaprovechado la inmensa bonanza petrolera que hubiese servido para ir cambiando en modelo rentista y dependiente del oro negro; no hubo visión a larga distancia y en lugar de tener estadistas gobernando el país que se preocuparan por las futuras generaciones, ha habido políticos que se preocupan en las próximas elecciones.

Es tal la pérdida del valor nominal del bolívar, que es seguramente cierto que cuesta mas la impresión de un billete de cualquiera de las denominaciones actuales que existen que su valor para comprar; la gente comenta en cualquier lugar pero sobre todo en las colas infernales que hay que hacer hasta para comprar pan, que las monedas de un bolívar las usan como arandelas para arreglar artefactos mecánicos, pues si van a comprar una arandela les cuesta cinco y diez bolívares.

Y eso sucedió aquí anteriormente con las monedas de niquel una vez desaparecidas la de plata, agarraban y fundían las monedas para vender el níquel porque había subido el precio una barbaridad en los mercados internacionales, por ello hubo de cambiarse a otras aleaciones de metales y los adecos sacaron las monedas que llevaban impresa la pipa de fumar tabaco, en honor a Rómulo Betancourt.

Es tal la pérdida actual del valor del signo monetario venezolano que literalmente la gente tiene que llevar una mochila cuando va al banco a cobrar la pensión junto a los tres meses de aguinaldos y empieza a recibir del cajero cerros de billetes de 2, 5, 10 y 20 que no los cuentan frente al usuario y generalmente le meten billetes viejos y rotos pegados con cinta que después nadie se los recibe, junto a unos poquísimos de 50 y 100, hay quienes ponen cara de asombro porque el cajero solo le cuenta los de alta denominación (50 y 100) a otros por el contrario les produce risa y no hay forma de que el cajero haga lo contrario, su respuesta es: eso es lo que tenemos usted vera si se los lleva, y que mas queda llamar a la esposa o acompañante para empezar a echar en la cartera esa ruma de billetes y salir rezando para que no lo vayan a atracar.

A eso llegó Venezuela y no hay que dejar de recordar los billetes de 1 y 2 bolívares que imprimieron cuando Pedro Tinoco era presidente del BCV y la inventiva y creatividad del venezolano de una vez los denominó "Tinoquitos" y otros mas osados los llamaban "monopolio" por el gran parecido de los billetes en tamaño y mala calidad del papel que los del juego de monopolio; algunos deben recordar que en ocasiones en los juegos de casa esos tinoquitos resolvían la perdida de los del monopolio.

Ahora no se ha querido sacar billetes de mayor denominación de quinientos o mil bolívares, porque quieren seguir manteniendo al pueblo con la ilusión que anda buchón con esos bolsillos repletos de dinero, pero que al entrar a cualquier sitio a comprar queda de una vez limpio, y además ustedes se imaginan a una persona cobrando la pensión y que le den nueve billeticos de mil o 18 de quinientos que caben perfectamente en un bolsillo pequeño y además desaparecen igual de rápido en comprar las medicinas para el tratamiento, o los pocos productos de primera necesidad que logre encontrar.

Produce lastima con el país que siga perdiendo dinero imprimiendo billetes de denominación dos y cinco bolívares con los cuales lo único prácticamente que se puede comprar es gasolina para el vehículo (un litro de gasolina es más barato que cualquier caramelo) y esto es el decir popular de la gente llana, del pueblo que además es muy sabia en sus análisis, ¿qué otro bien o servicio se puede comprar con esos billetes? Ya prácticamente el vuelto se acabó en esta Venezuela que aun dice y a veces actúa como si fuera rica, cometiendo extravagancias increíbles e intolerables.

Asi esta el país sumido en esta economía que va del tumbo al tambo, sin definir rumbo cierto que la conduzca a puerto seguro, y esta es la moneda venezolana hoy.



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Juan Alberto Sanchez Garcia


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