Las transnacionales petroleras pidieron la cabeza del ministro Ramirez

Y tal como dijo el clásico: las causas de los movimientos políticos debemos buscarlas en sus orígenes económicos.

La salida de Ramírez de la petrolera era inexplicable. Una labor técnicamente intachable, éticamente signada por la lealtad, políticamente irreprochable fue "premiada" con una remoción injusta: lo sacaron con un twitter y lo mandaron allá dónde el frío alberga las mayores infamias del imperio, a Nueva York.

Aquí nos preguntábamos por qué, buscamos en vano una causa suficiente, nada. Entonces lo atribuimos a motivos políticos. El proceso, era evidente, marchaba hacia la derecha, hacia el capitalismo, y éste exige una PDVSA meritócrata, apolítica. La orden fue desmontar al "ramirismo", a los equipos políticos, así comenzó la cacería de brujas.

La guillotina parecía exagerada, algo más debía haber, se castraba la producción de conocimiento propio, los centros de investigación se anulaban, la empresa volvía a depender de la compra de tecnología a las compañías extranjeras, lo avanzado con Ramírez retrocedía. Algo más debía haber pero no atinábamos, lo atribuíamos a la mezquindad, a prácticas mafiosas; eso explicaba el método pero no el origen. Nos quedábamos en los verdugos, no encontrábamos la mano que daba las órdenes, la guadaña permanecía oculta.

No seguimos a los clásicos con aquello de que "lo económico determina lo político", no vimos que volvieron las trasnacionales, que pérez abad y sus cuarenta entraron en la Faja, que los muelles se privatizaron y las lanchas en el Lago dejaron de ser propiedad social. Nos distrajeron con dos "chinitos" presos: José Luis y Gladys Parada fueron carne para la fiera opinión pública, mientras las transnacionales garantizaban su venganza de quien, quienes osaron parárseles firmes. PDVSA perdía poco a poco su soberanía.

Pero hoy encontramos la causa de tanto desaguisado, de tanta infamia, Telesur publica unos documentos de la seguridad gringa: Ramírez era blanco del espionaje imperial. Le temían, lo consideran obstáculo para sus planes, a él y su equipo más político, los conocían. Las transnacionales exigieron la salida del ministro Ramírez y del "ramirismo", vale decir, de la política revolucionaria. Exigían la cabeza de Ramírez por lo que hizo y por lo que podía hacer, o evitar hacer. Ahora todo calza como anillo al dedo, se explica cada paso en la petrolera, cada descabezado, cada organismo desmontado, no hay nada al azar, nada suelto, se trataba de restituir a la vieja PDVSA, todo se iba haciendo con cálculo milimétrico.

El aparato de inteligencia gringo es astuto, ducho en la manipulación. Consiguió, en complicidad interna, manipular los corazones débiles, mover las cuerdas de las marionetas, tocar flojedades, alabar, aconsejar hasta abrir camino al retorno de las transnacionales.

El imperio es así, va al corazón económico de las sociedades, su objetivo es ponerle la mano a PDVSA, en eso andan y caminan con éxito. Lo que allí hoy existe es una transición a la vieja PDVSA. Luego de que el capitalismo capture a la petrolera, la restauración política vendrá por añadidura, será una consecuencia inevitable.

Mientras esto sucede, mientras se entrega la soberanía de la Patria, la política descendió a la lucha pueril, a la anécdota, a lo subalterno, ya no se habla de lo importante, vivimos sumergidos en una telenovela, en un reality show. Los gringos, de cuando en cuando, nos mandan un distractor, un avioncito cruza la línea, agarran a unos muchachos traviesos, un General declara y da pie para que el gobierno pase dos días en pirotecnia verbal. Los obreros cayeron en el economicismo, ya no son garantía, con un porcentaje se calman.

¡Qué falta hace Chávez y el Chavismo auténtico!



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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