Una nueva etapa

Las noches se nos hace día debatiendo, cual es el destino de la revolución bolivariana ante los posibles escenarios que se plantean después de las elecciones parlamentarias del 2015.

Los más optimistas apuestan a la profundización del proceso para alcanzar los máximos niveles de eficacia y eficiencia revolucionaria, mientras los críticos oscuros, tributan al despeje de la contradicción por la vía de la radicalización, el dogma y la intolerancia, propio de quienes aún no entienden que nuestro modelo político socialista y bolivariano, es fuerte, por ser una alternativa pacifica para el combate contra el capitalismo y sus secuaces.

En todo caso, la contienda por venir marcará el inicio de una nueva etapa, cuyo carácter revolucionario o no, va a depender por un lado de la contundencia del voto revolucionario y chavista, y por el otro, del nivel de comprensión histórica que se tenga a la hora de evaluar, reflexionar y avanzar sobre la realidad concreta y particular que se vislumbra en el marco de la dicotomía eterna entre quienes ganan las mayorías de los escaños y los que no logran triunfar pero igualmente han de estar presente en el foro asambleario.

En consecuencia es importante destacar, que los revolucionarios estamos obligados a vencer en todos los escenarios y a continuar la marcha en la construcción del socialismo, y en cualquier circunstancia, estamos comprometidos por la historia, al análisis y comprensión de los fenómenos sociales, políticos y económicos para profundizar en los fundamento de la praxis secular de nuestras convicciones por un mundo libre de explotación, miseria y violencia.

Hoy estamos en batalla electoral y pacífica, en medio de una guerra donde el objetivo de la derecha es demoler las esperanzas de los pobres y acallar con sus aparatos mediáticos las voces rebeldes de los hombres libres, que saben que el camino a la paz esta minado de demonios disfrazados de ángeles, los cuales inducen a las masas a cambiar la revolución por un paquete de papel sanitario, una botella de aceite y una presunta harina de maíz pre cocida, en contraposición a las tangibles reivindicaciones materiales que han elevado el nivel de vida de los otrora 80% de pobres que 1998 dio su voto por Chávez y la revolución bolivariana.

Nadie ha dicho que es fácil hacer colas, buscar los alimentos y sobrevivir a la violencia, no olvidemos que es una guerra, y en guerra el sufrimiento y la desesperanza son las consecuencias. Que nadie se equivoque y piense que la solución está en claudicar la lucha ante las arremetidas de los dueños del capital. Que nadie crea que no votando o votando por el adversario el 6D, va a resolver los problemas que ellos han provocados.

Como dice el padre cantor Alí Primera, "la inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva". No es hora de recular, la patria exige unidad, lucha, batalla y victoria. Luego, entraremos en una nueva etapa en este proceso reivindicativo y social con el que hemos de seguir construyendo futuro y para ello es imprescindible convocar a todos las y los revolucionarios. Sigamos Juntos



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Ángel Rafael Tortolero Leal

Profesor Investigador Titular en la UNERG, Diplomatico Ex Embajador, Analista Internacional, Miembro del Centro de Estudios Socialistas Jorge Rodríguez. Internacional Bolivariana y Miembro de la Línea de Investigación: Políticas Publicas y Pensamiento Contra Hegemónico. Militante del PSUV

 angeltortolero@gmail.com      @ANGELTORTOLERO1

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