Teodoro: El restaurador del pasado

En su sórdido afán de restaurar el pasado, la oposición ha experimentado fracaso tras fracaso. Sin embargo, hay 3 hechos que marcan su derrota histórica: 1.- La derrota militar del 11 de abril del año 2.002 cuando trataron de imponer un Gobierno Fascista. 2.- La derrota política a la estrategia insurreccional cuando utilizaron el sabotaje petrolero como mecanismo para asaltar el poder y 3.- La contundente derrota electoral del 15 de agosto del año 2.004 en el cual 5.800.629 Venezolanos, con su voto, ratificaron a Chávez como Presidente de la República , relegitimaron el Proceso y la Constitución Bolivariana.

Hoy la oposición se encuentra, organizativamente desmantelada, políticamente destartalada e ideológicamente extraviada. La emblemática dirigencia de la Coordinadora Democrática quedó totalmente desahuciada y busca mecanismos para actuar tras bastidores, con nueva apariencia, para insistir en su nefasto objetivo de volver al viejo esquema del Puntofijismo. Es allí donde aparece la candidatura de Teodoro como el gran restaurador del pasado.

La candidatura de Teodoro es el instrumento para impulsar la estrategia de poderosos grupos económicos que sueñan con derrotar a Chávez para enterrar la Democracia Participativa , los programas sociales y la Constitución Bolivariana hasta decretar el retorno a las políticas de exclusión social, la privatización de los activos de la nación y la acumulación de capital a la sombra de un Mercado que funciona bajo la protección de un Estado benefactor de los explotadores.

Intentarán diferenciar la candidatura de Teodoro de la de Julio Borges, reconociendo a éste último como representante de una derecha recalcitrante sin arraigo social y con mucha protección financiera del Gobierno de los EEUU. Presentarán a Teodoro como expresión política de una izquierda moderada que busca nuevas alternativas en lo económico, político y social.

Reservarán la candidatura de Manuel Rosales para último momento ante un eventual fracaso de Teodoro como experimento electoral, político y económico. Presentarán a Rosales como un socialdemócrata que no huele ni a izquierda, ni a derecha. Esta pudiera ser la jugada final de algunos grupos económicos. Aunque sigue sobre la mesa la renuncia anticipada buscando deslegitimar el proceso electoral y provocar una crisis parecida a la del 11 de abril del año 2.002.

Lo único cierto es que Teodoro no representa ninguna expresión de izquierda. Ni moderada, ni ortodoxa. Teodoro encarna y siempre ha encarnado el oportunismo de derecha. Basta con recordar su triste papel como Ministro de Rafael Caldera. Convertido en el gendarme del Fondo Monetario Internacional –FMI- inició la privatización de los activos de la nación, comenzando por SIDOR que fue subastado a precio de “gallina flaca” y anunció (en Guayana) que “las empresas del Aluminio por un bolívar estaban muy caras” dando a entender que solo eran una carga para el Estado y se justificaba su venta pura y simple, sin importarle las consecuencias sociales.

Si Teodoro hubiese permanecido como Ministro un año mas, los Venezolanos nos quedamos sin Venalum, Alcasa, Carbonorca, Buxilum, PDVSA y otras empresas estratégicas para el desarrollo del país. Así mismo, hubiese privatizado los Centros Dispensadores de Salud y la educación porque Teodoro representa ese Neoliberalismo rancio que está siendo derrotado en América Latina, Europa y El Caribe. Ese pasado oprobioso de privatización y exclusión social es lo que pretende restaurar.

En este momento histórico la postura revolucionaria pasa por la defensa irrenunciable del Proceso de Cambios y Transformación Social, la Constitución Bolivariana y la reelección de Chávez como Presidente de la República. Las circunstancias nos convocan a unificar esfuerzos, sin pretensiones hegemónicas, para alcanzar el objetivo de los 10 millones de conciencias que, nuevamente, darán legitimidad absoluta a Chávez como Presidente de la República y facilitarán el avance del proceso de transición hacía un modelo social y económico mas justo, humano y productivo. Un nuevo Modelo de Economía Social en el contexto de un Socialismo para el Siglo XXI.

No es tiempo de titubeos. Mas allá de las divergencias tácticas y los intereses particulares necesitamos derrotar los vestigios del Puntofijismo y eso pasa por derrotar a los restauradores del pasado…



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Darío Morandy


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