Mi palabra

La contaminación en ruedas

"La salud humana es un reflejo

de la salud de la tierra"

Heráclito

George W Bush, es considerado el expresidente más torpe, que ha dado la política norteamericana. A este personaje le atribuyen infinidades de frases, propias de un desorientado; entre sus expresiones muy comunes, conseguimos una sobre el medio ambiente, y la contaminación, sin ninguna visión del tema: "No es la contaminación lo que estropea el medio ambiente, sino las impurezas en nuestro aire y nuestro agua." Sin embargo esto es perdonable, antes la cantidad de atrocidades en el medio oriente, donde prácticamente acabaron con la cultura milenaria de países, como Irak, Libia y la asediada Siria.

Si, este funesto empresario, se da un pequeño paseíto por nuestro país, seguro, se lanza otro disparate, cuando vea en las calles y avenidas la cantidad de vehículos despidiendo humo azul por el desgaste de los motores, y otros convertidos en chimeneas ambulantes, quemando el combustible (gasoil), algo semejante a los desesperados fumadores, quienes lanzan sus bocanadas sin importantes, quien este a su lado, convirtiéndose en un agente contaminante en detrimento de una población indefensa por su misma falta de conciencia, y por la otra, la grave situación económica, una verdadera guerra a la vista de todo el mundo, del cual no se salva nadie.

Esto de la guerra económica, la podemos analizar desde diferentes puntos de vista con sus causas y consecuencias, pero lo más grave es la contaminación un verdadero peligro para la salud; algo muy visible, dando la ligera impresión que se les escapa al gobierno a pesar de la buena intención para enfrentar una calamidad muy lamentable, y en constante crecimiento. Para nadie es un secreto la lucha sostenida en beneficio del medio ambiente, ensayada y practicada por el fallecido comandante Chávez, al emitir un decreto prohibiéndole a los fumadores hacer uso de los cigarrillos en sitios cerrados, especialmente los centros de salud; sin embargo esto no basta, si no concientizamos antes la gravedad de la situación. El aire, que respiran pobres, y ricos, lo estamos contaminado por la cantidad de vehículos, verdaderos quemadores de combustible, agregándole otro ingrediente al problema (el pase de aceite), muy visible, cuando despiden humo azulado, aunado a la tala, la quema, y la irracional explotación de los ríos venezolanos.

No recuerdo exactamente en qué año, leí por primera vez, en la pared de una modesta vivienda de bahareque en el estado Guárico (Santa María de Ipire), utilizada para darle clase a una población campesina, ansiosa de aprender, cuando todavía no se había destapado esa furia destructora en busca de riqueza a expensa de la naturaleza; es una profecía pintado en letras blancas de los indios Cree, del siglo pasado, una recomendación lleno de amor por la madre tierra: "Cuando el último árbol hay sido abatido, cuando el último rio haya sido envenenado, cuando el último pez haya sido pescado, solo entonces nos daremos cuenta que no se puede comer el dinero" Si, apartamos un pequeño momento para analizar este consejo, nos damos cuenta de la visión futurista de su autor; sin embargo muy poca atención, le prestan los países poderosos de la tierra, empezando por los Estados Unidos.

En estos momentos, son pocos los campesinos, los causantes de la contaminación, y destrucción del medio ambiente; son los propietarios de grandes extensiones de hectáreas, quienes utilizan las insecticidas y herbicidas, creando un grave desequilibrio ecológico, como podemos observar en algunas caseríos, donde la proliferación de zancudos es alarmante por estar próximos a caños y ríos, donde prácticamente han desaparecidos los peces, el cual ayudaban a detener la reproducción, se comían las larvas . En las grandes ciudades las causas son muy numerosas, en primer lugar la basura se está convirtiendo en un problema de salud muy notorio; los camiones encargados de recogerla, aparecen de manera intermitente, no hay un plan a futuro para acabar con el problema, como lo requiere un sociedad consumista, una característica propia del capitalismo, así escuchemos todos los días, pregonar, que estamos viviendo en el socialismo, porque nadie puede entender algo muy preocupante: numerosos padres de familias, salen a ganarse el sustento diario con los destartalados vehículos, pero a la vez están contaminando, porque no pueden arreglarlos por el aumento desorbitante de los repuestos, viéndose en la imperiosa necesidad de rodarlos, hasta que la máquina aguante, así, vayan dejando la estela de humo o se queden varados en cualquier calle o avenida. Creo no exagerar, pero en muy corto tiempo, vamos a ver muchas personas con sus mascarillas, protegiéndose de los gases despedidos por los carros; México, padece ese problema sin solución a corto plazo, por no tomar las previsiones a tiempo.



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Narciso Torrealba


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