Aristóteles sabiamente decía: "La única verdad es la realidad", consagrando la conveniencia de no engañarse a la hora de evaluar. Quienes tenemos responsabilidades públicas de gerencia debemos ser muy estrictos, primero con nosotros mismos y de inmediato con la organización que el Presidente y la revolución nos han encomendado.
Si bien es cierto que esta referencia es obligatoria para nosotros, también es muy buena para los empresarios que en estos días están pretendiendo justificarse diciendo que no sabían lo que pasaba en sus depósitos llenos de mercancía de primera necesidad retenida, con fines reñidos con la ética ciudadana. No vale como excusa. Es irresponsabilidad para intentar disfrazar delitos sociales graves.
Así como lo hicimos en las instituciones donde servimos anteriormente, también en el Servicio Autónomo de Registros y Notarías (Saren) apostamos a la transparencia y a la información precisa de lo ejecutado, tras haber anunciado lo que íbamos a ejecutar para beneficiar a los usuarios. Ese es el estilo que la opinión pública, que es la primera de todas las fuerzas, valora y agradece.
Por eso es un gran honor remarcar que mantenemos un proceso sostenido de aumento de la productividad (hacer más con los mismos recursos físicos y humanos) en el marco del plan piloto instrumentado en el Registro Principal de Caracas y que ya estamos extendiendo a las 485 oficinas restantes del Saren en todo el país.
Hoy venimos a compartir la felicidad que significa comprobar que en enero del 2015 registramos un crecimiento de 113,64% -en comparación con el mismo mes del 2014- en el demandado trámite de la "Legalización de Firmas", el ítem bandera que permite radiografiar el sistema administrativo.
Logramos aumentar más del doble aplicando normas que humanizaron el servicio al usuario a partir de la eliminación de requisitos que eran verdaderas trampas para convertirlos en esclavos indefensos, vulnerables a "pedidos" ilegales.
Cuando nos preguntan ¿Cómo lo hicieron? La respuesta es simple: planificación, labor en equipo, motivación, respeto al personal en todas sus jerarquías, equilibrio emocional, capacitación y entrenamiento, honestidad absoluta en la gestión y una cultura del trabajo feliz basada en la lealtad y la buena fe. Con esa fórmula es imposible fallar. ¡Aplíquenla y lo lograrán!
Hoy como siempre los números hablan y en este caso nos cantan buenas nuevas. Seguiremos así.
¡Un abrazo grande y gracias por la confianza!