¿Reforma del estado o reforma de la nación?

Debemos recordar que el Estado es la integralidad, la sumatoria del territorio, de la población y el elemento grato político (leyes-sistema de gobierno). Al respeto nos convendría analizar la sensatez y pertinencia de reformar al Estado… o reformar la nación, fíjense: El Estado es un elemento holístico, es más grande que la sumatoria de sus partes, algo intangible, la única forma de poder visualizarlo es a través de la constitución nacional. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela tiene consagrado un “Estado democrático y social de derecho y justicia” muy amplio, pero que lamentablemente aún está por estrenar, no se ha podido cristalizar por responsabilidad de los habitantes de esta nación; gobernantes y gobernados. Los venezolanos contamos con una carta magna que cimenta las bases para que Venezuela sea una nación próspera, máxime cuando contamos con inconmensurables riquezas y bellezas naturales, además de ser una población eminentemente joven, según cifras del INE el 70% es menor a 40 años de edad, cuando se ha dicho que la juventud es un motor para el desarrollo.

A pesar de todas estas magnánimas fortalezas la Venezuela de hoy se encuentra como un país que carece de exactamente todo lo que tiene en exorbitada abundancia, lo más lamentable ¡lea bien! es que quienes nos gobiernan pretenden lavar sus manos haciendo creer que el agravamiento de todos nuestros endémicos males, acrecentados en la última década, es por culpa de la constitución, del Estado que allí aparece reflejado, cuando la verdad es que ¡NO! la culpa es de quienes habitamos esta tierra dotada de gracia y bendiciones en desuso, la culpa es de nuestra mal llamada “viveza criolla” que no es más que nuestra “idiotez criolla”, autóctona, que nos autodestruye sin que hagan falta imperios, oligarquías, ni derechas fascistas.

Así pues, no se trata de reformar el actual Estado, porque en términos reales el Estado previsto en la constitución se encuentra sin estrenar, se trata entonces de reformar la mentalidad de los venezolanos, de abandonar el conformismo, el facilismo, la idolatría política, la desesperanza aprendida. Pero esto no termina allí ¿Saben que es aún más peligroso? Pretender una reforma del Estado tutorada por los gobernantes, esto traería un marco legal e institucional que solo buscaría atornillarlos al poder, no hay que ser genios para darnos cuenta. Venezuela no cambiará a través de Constituciones, ni a través de ningunas leyes, hasta tanto los venezolanos no nos hagamos personas exigentes de nuestros gobernantes, atentísimos a quienes ejercen funciones de control de los recursos públicos, inquisidores de las gestiones públicas ¡nada cambiará! Es imprescindible comprender que un buen gobernante no es quien reparte becas, ayudas económicas y comida subsidiada en engorrosos mercados populares, sino quien logre hacer que quienes dependan de este tipo de “política sociales” no dependan más de ellas y logren su independencia personal en todos los ámbitos de la vida ¡esta es la visión de nación que necesitamos! Que base el desarrollo de Venezuela en educación y trabajo.

En conclusión, no se necesita ninguna reforma del Estado ¿otra? lo que se necesita es que la nación exija aplicar el Estado que yace en la Constitución con gobernantes temerosos del pueblo, eficientes, con gestiones transparentes.

@leandrotango 

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Leandro Rodríguez Linárez

Politólogo / Analista político / Articulista de opinión, con más de 1.200 artículos publicados nacional e internacionalmente.

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