Humor

Consultorio Psicológico

A continuación presento un ejemplo clásico de las consultas que me formulan con motivo de los sucesos que ocurren en el país. Por considerar que se trata de una situación esclarecedora la hago del conocimiento de los lectores de esta columna. Advierto que no tengo título de Ph.D, tampoco de licenciado ni de TSU. Soy un simple HED (hijo er' diablo).

Doctor Hernández [así me denomina la persona que consulta]:

Soy chavista y mi esposo detesta a Chávez con toda su alma, él se considera escuálido (aunque pesa 120 kilos) y dice que a mucha honra. El problema consiste en que antes de todas estas cosas practicábamos relaciones sexuales casi a diario y gozábamos una bola (por lo menos él, yo gozaba otra cosa). Por desgracia en los últimos días mi marido se niega a hacer el amor diciendo que está de paro. Yo le contesto que precisamente por lo mismo debería dejar que yo aproveche eso, pero él se engorila cada vez que menciono el tema. La otra noche cuando estábamos en la cama le pregunté si todavía estaba de paro y entonces puso una cara de energúmeno parecida a la de Carlos Ortega y comenzó a decir barbaridades. Yo le manifesté que tiene derecho a decir cualquier cosa pues así lo establece la Constitución
Bolivariana y se molestó más. Entonces me dio la espalda mientras refunfuñaba que «ni un paso atrás». Doctor Hernández, yo no quiero que él dé un paso atrás sino que haga algunos movimientos hacia adelante. Por mi parte nunca le he salido con retrecherías ni menciono lemas patrióticos como el de «no pasarán», todo lo contrario, lo que quiero es que pase y vuelva a pasar las veces que le dé la gana. El asunto se está poniendo tan feo que cuando le ofrecí organizar un gaitazo para relajarnos un poco, me amenazó con darme un «trancazo». Estoy desesperada, puedo soportar su rabia, pero no su indiferencia. ¿Acaso la Constitución no ampara mis derechos sexuales?

Firma : Bolivariana desairada.

Apreciada bolivariana : Toma la iniciativa, inicia el contraataque. Esta noche sal desnuda, con el cuerpo pintado como la bandera, bríncale encima y exclama «¡A Venezuela no la para nadie!». Después me cuentas lo que pase.

Firma: el Dr. Hernández


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Augusto Hernández


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