Venezuela: Ricardo Hausmann y las conexiones ocultas

Acertadamente el presidente Nicolás Maduro señaló a Ricardo Hausmann como uno de los teóricos de la estrategia de acoso e injerencia externa en el proceso bolivariano. Ciertamente, el profesor de Harvard, ante la falta de credibilidad de sus seguidores locales, debió salir personalmente al ruedo de la confrontación.  

Un artículo escrito por el autor, y publicado la semana pasada, significaba una jugada agresiva dentro de lo que ha sido el acoso y el sitio que le ha impuesto el capital financiero especulativo al proceso venezolano. El escrito  de Hausmann se tituló “¿Hará default Venezuela?”, basándose en un análisis de una enorme manipulación ideológica que tenía como destino incrementar el clima de desconfianza y desestabilización dentro de la guerra de cuarta generación.

La reacción virulenta de Hausmann se corresponde con el fracaso de la quinta columna que pretendió influir sobre las medidas de política económica, promoviendo fórmulas antipopulares que iban a tener un alto costo político para el gobierno bolivariano.


En varios artículos[1] venimos alertando sobre las redes del matemático Ricardo Hausmann en Venezuela. En abril de 2013 escribimos:

“Esto significa que detrás de esta iniciativa, puede estar  Ricardo Hausmman (que forma parte del grupo neoinstitucionalista de Harvard).  Y por supuesto está el Banco Mundial, el FMI, las calificadoras de riesgo y el capital financiero internacional y local; esperando que la economía venezolana sea obligada a pedir sus desinteresadas ayudas. Esperando que sus puntos de apoyo infiltrados dentro del Estado Venezolano griten histéricamente: ¡hay que recurrir a los mercados internacionales!”[2] . Ver http://www.aporrea.org/ideologia/a163953.html

Tal injerencia se expresa en la irrupción de voceros que se aprovechan de los estragos causados por la guerra económica y los errores cometidos en política económica.  Luego de jugar a la estrategia del capitalismo del desastre  (Naomí Klein)[3],  promover la percepción de caos, contribuir con la creación de nubarrones  de incertidumbre y de sembrar expectativas de debacle,  aparecen “Los buenos muchachos”, asesores con brillante recorrido académico, que traen el conocimiento “moderno” de los ajustes macroeconómicos,  pero suelen presentar salidas muy convenientes al capital financiero.

Estos “salvadores” hacen un diagnóstico orientado a resaltar y crear un clima de caos económico (ver las primeras versiones del documento ¿Qué hacer?).

Tienden a culpar al gobierno como actor principal, se aprovechan de un discurso ético contra la corrupción y en el caso Venezolano, adoptan un discurso manipulador de consignas anarco-izquierdistas.  En sus análisis se esconde la confrontación social, las clases sociales dominantes, los capitalistas no existen, más bien se convierten en víctimas del Gobierno. Así han participado en espacios típicamente dominados por las organizaciones de base chavistas, donde crean confusión, con su discurso donde la lucha de clases, los capitalistas son ocultados, y como bueos alumnos de las enseñanzas de la religión impartida en la Chicago University, el gobierno es el principal y único culpable.

De ahí que se llegue a afirmar que “El que debe estar preso es el presidente Maduro”, o ya cuando ven que su influencia sobre la política económíca encuentra oponentes se afirma que, la solución del problema económico es fácil si Maduro y Diosdado admiten la derrota”.

Por supuesto, estos falsos profetas encuentran un camino abonado en algunas contradicciones que están afectando al proceso político bolivariano,y que no debemos pasar por alto, a saber:

1) la gran debilidad que ha tenido el proceso bolivariano en crear una política económica adecuada a la transición socialista;

2) los procesos de acumulación originaria basados en la corrupción; y,

3) la burocratización de la relación con la base popular, expresada en el énfasis que se le hace al diálogo de paz con los “productores” capitalistas, mientras que los verdaderos productores aguantan la tormenta de aumentos de precios y desabastecimiento.

Las conexiones ocultas: el partido de los economistas “in”

Esta red de economistas, en gran parte, la construyó Hausmann desde la década de los años 1980.  En aquél momento, influido por la teoría de la regulación, trabajó como investigador del CENDES en el modelo AREPA. Tuvo una breve pasantía en CORDIPLAN durante el Gobierno de Jaime Lusinchi. Se atrincheró en el IESA, que en aquél entonces se convirtió en la plataforma académica del Grupo Roraima (Marcel Granier, entre otros). Posteriormente, su participación en la fase final del gobierno de Carlos Andrés Pérez  lo hace regresar  a CORDIPLAN pero esta vez como Ministro (1992-1993).

Esta última posición, junto con su labor académica en el IESA,  le facilitó completar  el plan de formación de cuadros, enviando jóvenes economistas a Postgrados en universidades de Estados Unidos. Para esta estrategia contó con la embajada norteamericana (becas Fullbright) y una FUNDAYACUCHO que la reforma neoliberal de los 90 le había entregado al Banco Mundial.

Destaca un joven entre uno de sus más fieles asistentes, desde la época del CENDES y la primera etapa en CORDIPLAN (mediados de los años 1980),  el ahora economista Phd Felipe Pérez Martí.  Años más tarde, a comienzo de este siglo,  estas conexiones explican el hecho, que siendo Pérez Martí Ministro de Planificación y Desarrollo (MPD)  (mayo 2002- abril 2003) tenía a Ricardo Hausmann  como su principal asesor externo. En esos tiempos, Felipe  utilizó las instalaciones de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para organizar videoconferencias donde se discutían las opciones de política económica.

Recordemos que Felipe Pérez logra ser nombrado por Chávez Ministro de Planificación, a los pocos días del Golpe de Abril de 2002. Entre los asistentes al Despacho del MPD destacaba otro asesor cercano al entonces Ministro, el destacado economista José Gragorio Pineda.  Lo interesante es que “Cheo” Pineda, no sólo era asesor del Ministro de Planificación y Desarrollo recién nombrado por el presidente Chávez, sino que simultáneamente era el economista jefe de VENAMCHAM, es decir la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria.

Otro economista, que forma parte de esta red es Francisco Rodríguez, y que en ese momento hacía llave con Felipe. Francisco Rodríguez, era Coordinador de la Oficina de Asesoría Económica y Financiera de la Asamblea Nacional en los primeros años del Gobierno del presidente Chávez. Junto con Felipe Pérez logran acceder al Presidente Chávez, luego de ser presentados por Luis Miquelena.

Todavía se pueden localizar en internet trabajos conjuntos  de este Francisco Rodríguez con Ricardo Hausmann, como uno editado en 2010, titulado Venezuela: anatomy of a collapse, donde los coordinadores Hausmman y Rodríguez, reúnen a un conjunto de  economistas preparados para asumir puestos de Ministerios y demás dependencia del Estado, en el caso que la contrarrevolución logre desplazar al chavismo del gobierno.

Francisco Rodríguez es ahora funcionario del Bank of America, desde finales del año pasado ha estado revoloteando por Banco Central y por el Ministerio de Finanzas.  Su agudo manejo de la macroeconomía encantó a desconocedores y a interesados. Trató de influir en las políticas económicas del gobierno nacional.

Al fracasar los “iluminados” en su propósito de enredar al gobierno bolivariano en una política económica contraria al discurso socialista, tuvo que venir en su auxilio un peso pesado. Hausman sabe exactamente a lo que está jugando, sabe que la economía puede dar un golpe mortal, está consciente que esto es una guerra.

Otra política económica, diferente a la neoliberal, es posible.

Hace tres semanas se creó un ambiente donde se consagraba la inevitabilidad de un ajuste de corte liberal, “doloroso pero necesario” decían los promotores (especialmente los voluntarios del sector privado). Pero parece que los caballos de Troya y quintas columnas encontraron resistencia. Se advirtió sobre el riesgo de aplicar un shock, se evaluó la situación y, aunque un enemigo importante es el implacable tiempo,  es necesario evaluar políticamente la política económica.

Debemos reconocer que la política económica del gobierno, se le ha convertido en un talón de Aquiles. Especialmente si la capacidad de seducción y engaño de los economistas vinculados con el poder económico del capital financiero global, tiene campo para abonar.

Se deben buscar formas de ajuste y estabilización  no recesivos y no regresivos, se debe hacer el esfuerzo por buscar una política económica que no descanse sobre la depauperización de los que viven de vender su fuerza de trabajo. Una política económica que defienda las conquistas logradas durante la era de Chávez, y al mismo tiempo una política económica que sean coherente con la transición del socialismo.

Combinar los propósitos anteriores no es tarea fácil. Pero hay holguras,  posibilidades que están frente a nosotros. Es importante evitar caer en la trampa del endeudamiento externo. Este es la trampa que encadenará la capacidad soberana del gobierno para hacer política económica. Hay que buscar formas de financiamiento de los programas y proyectos estratégicos. En el caso venezolano estas formas de financiamiento están, en parte, dentro de nuestras fronteras. Por ejemplo, el poder financiero no puede seguir nadando en abundancia, sin pagar impuestos, sin intermediar a favor de la inversión productiva y contribuyendo directamente en la fuga de divisas.

Las medidas coyunturales deben acompañarse de medidas que tiendan a promover el cambio estructural.  En el centro de éste está la pugna por la renta petrolera, pero también está la superación de las formas capitalistas-dependientes de producir.

El cambio de la estructura económica implica involucrar a las grandes mayorías que han adquirido un gran nivel de conciencia política. La participación protagónica es parte esencial de los cambios, no es un accesorio ni un complemento, ni menos un objeto demagógico.

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Notas
[1] “Venezuela: Lo económico cómo campo de batalla. ¿Quién pregunta qué hacer? (a propósito del documento ¿Qué hacer?)” http://www.aporrea.org/ideologia/a163953.html. También en “Decálogo del economista neoliberal…” http://www.aporrea.org/ideologia/a184239.html; ver la nota 2 en el siguiente artículo http://www.aporrea.org/actualidad/a165565.html
[2] “Venezuela: Lo económico cómo campo de batalla. ¿Quién pregunta qué hacer? (a propósito del documento ¿Qué hacer?)” http://www.aporrea.org/ideologia/a163953.html.
[3] Naomi Klein escribió el libro “La doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre”, donde se devela el modus operandi de los economistas neoliberales para convertirse en “salvadores” inevitables. Se aprovechan del caos, del desconcierto, del shock causado por  la incertidumbre y la desestabilización económica. En algunos casos, les conviene contribuir con la creación de un ambiente de expectativas caóticas porque les agrada el mesianismo. Un video al respecto se puede localizar en  http://www.youtube.com/watch?v=KLu7aAPhxAk



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Simón Andrés Zúñiga

Economista Venezolano, Sociedad de Economía Política Crítica (SER)


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