A propósito de su traslado desde Cultura a Comunicación e Información

Cine: ¿Arte o medio?

La adscripción de la productora cinematográfica del estado, La Fundación Villa del Cine, al Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, recuerda de nuevo, un viejo debate que parecía diluido en el tiempo y que muchos de quienes se aprecian en su campo de trabajo, jamás se habían planteado escarbar, ni siquiera como escozor intelectual, y es aquella percepción que le endilga al cine, por un lado, el séptimo lugar entre las artes, es decir, considerado un arte (corriente elitista), y por otro, como un mero medio de comunicación de masas, corriente utilitarista (el encomillado es para llamar la atención en cuanto al termino masas: para nosotros en la concepción socialista, las masas trasiegan hacia el estado de las multitudes), al punto de referirse a este (el cine), indistintamente, como uno u otro: mensaje o canal, es decir, como arte o medio, sin advertir las profundas diferencias que los separan.

Por supuesto, no necesariamente quiere decir que esta ambigüedad conceptual generalizada, haya privado en el traslado del sector cultura (MPPC) al de la comunicación (Minci) concluyendo que pesó más, dado su destino final, la concepción de medio que el de arte; no. Pudiera pensarse que cayó en el campo de la comunicología como herramienta de infinitos valores artísticos para el diseño y desarrollo de políticas comunicacionales de vanguardia y así explotar su versatilidad comunicacional, por lo cual habría de admitirse, por lo menos, la dualidad planteada. Y no es nada desacertada la actitud de explorar la más ajustada ubicación del cine en la estructura del aparato revolucionario que incidirá en la cultura a crear, aquella que entre otros objetivos, se plantee la descolonización cultural como el detonante de una sociedad con los más altos grados de felicidad posible y la defensa de la integridad nacional en todos los sentidos.

No por casualidad capitalista, el gobierno norteamericano le entregó Hollywood, su poderosa industria cinematográfica, a la comunidad de inteligencia de ese país, es decir, a las agencias de seguridad y defensa, las que fungen como eslabón de mando entre el complejo industrial militar imperial y las políticas de masificación cultural. En ausencia de una institución cultural legitima que pudiera cultivar las manifestaciones tradicionales, artísticas y comunicacionales del pueblo norteamericano, el pragmatismo de la derecha imperial, maneja los elementos contenidos en el cine, desde el poder de la fuerza (la militar, a través de equipos interdisciplinarios compuestos por antropólogos, sociólogos, geógrafos, historiadores, lingüistas, sicólogos, etnólogos, escritores, guionistas, publicistas y sobre todos, cineastas), como un arma principalísima en la permanente guerra de cuarta generación aplicada a nivel planetario.

En un sistema socialista del siglo 21 como el que aspiramos, no está negado, de ninguna manera, el experimentar nuevas instancias para elevar la eficacia del aparato estadal, por el contrario, es una necesidad táctica permanente mientras emerge el Estado Socialista, y menos en un gobierno revolucionario doctrinariamente bolivariano cuya audacia creativa alimentó la democracia, ampliando los poderes del pueblo en su expresión institucional, como el que comanda el Presidente obrero Nicolás Maduro.

Es oportuno este traslado en vista de la reforma del Decreto sobre Organización y Funcionamiento de la Administración Pública Nacional porque permite repensar en otras posibilidades asociativas en las que no necesariamente incida una sola cartera ministerial.

Recordemos la triada propuesta por el ex ministro de comunicación e información, Ernesto Villegas, en la que se sumaba la cartera de Educación a las dos antes mencionadas. No vamos a revisar aquí las razones en virtud de las cuales, el ministro Ernesto, esbozó esta afortunada idea, por la evidente idoneidad de su propuesta, en todo caso pudiésemos dejarlo para otra oportunidad. Sin embargo nos vamos a atrever a proponer una cuarta cartera que conforme esta nueva instancia destinada a perfilar los objetivos de ese portento que es el cine. Nos referimos al Despacho de Defensa, estableciendo claramente la distancia que separa esta visión revolucionaria de los propósitos de la ortodoxia conservadora imperial. Mientras aquella concibe al cine como una devastadora maquinaria de ataque por medio de la propaganda y el adoctrinamiento destinada al abatimiento cultural de los pueblos del mundo, el humanismo socialista, entiende que la cultura contiene los códigos que configuran la identidad de un pueblo, cualidad cuya ausencia es la única capaz de reducirlo. Y si el pueblo en armas está destinado a la defensa de la soberanía y la integridad nacional, ¿Quiénes más necesitados y urgidos de leer la codificación encriptada en nuestra cultura que nuestros soldados? Aquellos que por lo demás, son parte indivisible de ella.

La importancia del cine, en mucho, escapa a nuestra comprensión, tanto así, que por lo general, creemos que es un tema único y exclusivo de los cineastas (especialistas), sobre todo de los independientes, conseja de tendencia globalizadora, algo así como el decir de los libres pensadores hablando en términos filosóficos, o las universidades autónomas hablando en términos académicos, aquellos que pueden crear fuera de cualquier atadura cultural, como si ello fuese posible. El cine es indudablemente una expresión de la cultura, pero a su vez, puede y tiene el poder de orientarla hacia los derroteros del futuro que esta se plantee.
En fin, lo que sabemos del cine y sus dimensiones, es mucho menor de lo que ignoramos. El cine al igual que todas las expresiones artísticas está siendo impactado, no solo por el vertiginoso avance de las tecnologías de la comunicación que lo obligan a mutar, ya sea para bien o para mal, sino también por el inevitable punto de quiebre civilizatorio que augura el sucumbe de la ética capitalista, y por lo tanto de todo su sistema, hecho histórico que inaugurará el cambio de época que ya se avizora, en contra de todo pronóstico pesimista con el resurgimiento, como espasmos de moribundo, de las expresiones fascistas en el orbe, y en donde la revolución Bolivariana es faro orientador y manifestación de la resistencia de los pueblos: ¡Na guará de responsabilidad para el cine venezolano!


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Milton Gómez Burgos

Artista Plástico, Promotor Cultural.

 miltongomezburgos@yahoo.es      @MiltonGomezB

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