El señor Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia, ha emitido una declaración (1) sobre los actuales sucesos de Venezuela que denotan una evidente simpatía por los sectores sediciosos de la ultraderecha fascista comprometida por estos días en un golpe de Estado contra el gobierno del Presidente Maduro y el Estado popular bolivariano.
Es la tercera vez que el Jefe de la Casa de Nariño se da esa licencia para intervenir en los asuntos internos de una nación soberana, respetuosa de la política domestica colombiana, por cierto muy agitada por la guerra civil que la carcome desde hace medio siglo y con miles de victimas de la violencia ejecutada por la élite oligárquica representada hoy por Santos.
En los últimos años las relaciones entre los dos países han transcurrido en condiciones de normalidad, después de la grave crisis presentada durante el gobierno del señor Uribe Velez, precisamente debido al crónico ataque del Ministro de la Defensa de dicho régimen, que era Santos, caracterizado por una locuaz agresividad contra el Presidente Hugo Chávez.
Fenecido parcialmente el sistema parapolítico de Uribe, fue Santos, como nuevo mandamas de Bogota, quien avanzo en la normalización de las relaciones diplomáticas para llegar a convertirse dizque en el nuevo mejor amigo de la patria de Bolívar y de Chávez. En tal viraje, pesaba mucho el tremendo daño económico, sobre todo en la frontera, generado por la suspensión de los intercambios comerciales, con un efecto demoledor en los grupos empresariales colombianos que se beneficiaban con las exportaciones y los pagos por casi 5000 millones de dolares desde las arcas del Estado petrolero.
Pero, hoy, 18 de febrero, sorpresivamente JMS salió con una diatriba descompuesta, sibilina y demagógica a plantear formulas favorables a la ultraderecha nazi, que con el patrocinio imperialista de los Estados Unidos pretende destruir con violencia, incendios, guarimbas, muerte y sabotaje los derechos sociales conquistados por millones de venezolanos, a lo largo de los últimos 15 años, que se identifican con el gobierno legitimo y progresista del Presidente Nicolas Maduro.
Un verdadero acto de agresión, de atropello y de hostilidad al pueblo venezolano y su dignidad. Que vergüenza. Que descaro el de este Santos. Toda la diplomacia construida recientemente se vino al suelo por cuenta de la politiquería y la hipocresía de la oligarquía santafereña. Muy seguramente, las consecuencias serán bastante graves.
Desde luego, la reacción en Caracas, en Miraflores, ha sido inmediata, altiva y enérgica. En una manifestación con la clase obrera del petróleo, el Presidente Nicolás Maduro reaccionó en tono categórico. Ha rechazado el necio palabrerio del candidato presidencial bogotano que busca la reelección por otros cuatro años mas en el cargo que ostenta actualmente.
Maduro le ha dicho a Santos que respete a Venezuela, que respete las relaciones entre las dos naciones y sus pueblos, que no juegue con candela, que no sea aventurero, que en vez de inmiscuirse en los conflictos de la democracia venezolana, se dedique a atender los complicados problemas que aquejan a Colombia, como la violencia que carcome sus fundamentos como nación y ocasionan una terrible tragedia por la vulneración permanente de los derechos humanos de millones de humildes colombianos, empezando por los campesinos.
Sin embargo, la falsa salida de Santos no es una equivocación. Lo que claramente pretende es exacerbar cierto nacionalismo para apuntalar sus pretensiones reeleccionistas. Como el litigio con Nicaragua por el mar de San Andrés ha sido desfavorable en el Tribunal de La Haya, para su imagen, ahora busca armar artificiosamente un pleito para apalancar su alicaída imagen de candidato presidencial. Eso de un lado.
Del otro, quiere desviar la atención respecto de la movida ocurrida en el alto mando militar, durante las últimas horas, que no deja de generar sus traumatismos en la gobernanza y proyecciones electorales. Una crisis por él mismo inducida, mediante un escándalo de "chuzadas" telefónicas y destapes de corrupción en compra de armamento, realizado por la revista Semana, cuyo Director es su sobrino Alejandro Santos, quien ha recibido, desde las altas esferas de la inteligencia de la Presidencia, información privilegiada para visibilizar las irregularidades en los cuarteles, brigadas y oficinas del Ministerio de la Defensa. Santos necesitaba sacudirse el generalato más cercano a Uribe Velez, mismo que le filtraba a éste datos claves sobre el proceso de paz de La Habana para sabotearlo y colapsarlo. Con los cambios en la cúpula militar, tan corrupta y venal como la que se va, Santos amarra a los nuevos generales para su reelección. Controla los cuarteles y espanta las proliferantes fichas uribistas en las filas castrenses.
Mala cosa que las que terminen afectadas en todos estos juegos de la politiquería sean las hasta ahora buenas relaciones entre Caracas y Bogota. Culpa todo del malabarismo liberal santista. No hay que confiarse de este sujeto, Presidente Maduro. Con ese señor siempre hay que estar preparado para la puñalada traicionera.
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1. http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/crisis-en-venezuela-maduro-le-pide-a-santos-que-no-se-meta-en-asuntos-internos-de-venezuela_13520855-4