¿Esta es la paz que quieren? ¿Esta es la democracia que profesan? ¿Este es el país que añoran y al que quieren "volver"? ¿Estos son los valores que "defienden"?
Para los violentos todos estos conceptos son a penas palabras que sirven como eufemismos para disfrazar la guerra que están declarando.
En un contexto en el que el gobierno ha logrado avances significativos contra la usura y la especulación con la nueva Ley de Precios Justos, arremete contra el desabastecimiento desmantelando las mafias de contrabando y acaparamiento. La inseguridad está siendo enfrentada con los nuevos planes de seguridad como el patrullaje inteligente y el plan de pacificación. Ningún argumento es suficiente para la violentos quienes no creen en nada y tampoco proponen nada, sólo se quejan y hacen pataletas públicas destrozando bienes para las oportunas cámaras extranjeras. Porque tampoco creen en lo nacional.
En esta oportunidad sus socios habituales no se sumaron al juego de transmitir la violencia 24 horas al día como lo hacían antes. Así fue como los inocularon con tanto odio hace 12 años, cuando a penas eran niñ@s. (http://sentirdisertado.blogspot.com/2013/04/siembra-violencia-siembra-valores.html)
Para los violentos, la violencia es argumento suficiente, es el objetivo y el medio. Quienes no creemos en la violencia la sufrimos tratando de comprenderla como si tuviera algún sentido. Pues no. No tiene sentido.
Es ingenuo pensar que esto es consecuencia de reclamos legítimos. Ningún reclamo legítimo permitiría el engendro de la violencia en su seno. Por ejemplo: sin violencia, el movimiento a favor del matrimonio igualitario ha logrado este año algo impensable hace diez años, algo inédito en nuestro país: introdujeron la solicitud de reforma del código civil por iniciativa popular, una de las bondades de nuestra constitución bolivariana. El revocatorio es otro de los elementos únicos de nuestra constitución. Hay muchísimas formas y figuras legales para intervenir de manera activa en los procesos de cambio de nuestro país. El pueblo, la clase popular entendió esto hace rato y se ha organizado. Y quizás eso es lo que más le molesta a los violentos. La organización popular, los colectivos, han recibido hospitales, viviendas, financiamientos y tantos otros beneficios, deudas de años de injusticia y discriminación.
Quienes no creemos en la violencia debemos tener esto presente siempre: la violencia nunca será el camino de la nobleza. Ningún objetivo noble será alcanzado a través de la violencia.
