En torno a los últimos sucesos que conmueven al país

Si hay algo qué reconocer a Hugo Chávez, sin ningún culipandeo idiológico, es haber polarizado a la sociedad venezolana —rebelada contra el FMI aquel imborrable 27-F 89— sin que se le aguara el ojo, desde el mismísimo “Por Ahora…” del 4-F 92, antes de su arribo a Miraflores, con su propuesta del árbol de las tres raíces y su devenida propuesta socialista del siglo XXI, más allá del socialismo utópico, con que se ha categorizado a ciertas propuestas de este supremo ideal humano, que de por sí es inexorable, y cuenta con la eternidad y la fraternidad obrera para hacerlo posible...

Jesús, el palestino, Don Quijote y Simón Bolívar, en su momento, según éste, fueron majaderos de tan elevado ideal, por lo tanto no los únicos, ya que la lista será indetenible, Marx, Engels, Lenin, Trotski, Martí, Fidel, el Che y el arañero de Sabaneta, pisándole talones a la historia.

En el Manifiesto del partido comunista, 1848, Marx y Engels, advirtieron de un fantasma recorriendo a Europa, y el cual, desandando en lo que va del siglo presente, constatamos, sigue recorriendo el orbe entero después de esa revelación: Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases.

El sistema capitalista opresor de los imperialismos reinantes hasta hoy, jamás han perdonado a Marx y su amigo, proclamar esta verdad y tampoco a los revolucionarios que han hecho praxis de ella.

Sin ignorar la historia universal, pero volcados más hacia nuestra patria, hasta el mismo José Tomás Boves, intuitiva e irónicamente, motivó a los pata en el suelo de su tiempo en contra de la república basado en la posterior premisa marxista; cosa que más tarde, también, tendría clara nuestro propio Libertador, después de la caída de la segunda república, incorporando a los esclavos y a la población mestiza y clases sociales más explotadas en esos heroicos tiempos de independencia, sin concluir todavía y que Hugo Chávez, sin olvidar a Zamora en Santa Inés, volvió a poner en el tapete, contra las clases dominantes que nos quieren mantener bajo su yugo.

Quienes obtusamente procuraron su magnicidio, por menosprecio a los venezolanos y su líder, estarán condenados al desengaño, porque ahora, próximos a conmemorar el primer aniversario de su partida física, más allá su siembra verdadera y del mito, es que Chávez seguirá más vivo en el corazón de los pueblos del mundo que sin mezquindad y amor verdadero supieron reconocerle. No quisiéramos apostar a la tesis de la irradiación de la enfermedad del presidente, que tampoco por la perfidia del enemigo es descartable, sino más bien que haya sido en los términos naturales en que se enfrenta la adversidad y la muerte, porque de ser cierto lo anterior, es dar pie a aceptar que estamos jodidos para siempre y en manos del enemigo; la salud de Fidel, que ha sido blanco de meticulosos y viles atentados, nos reconcilia con lo segundo.

¡Chávez Vive!; tan espontánea expresión callejera, en esas luchas cotidianas en defensa de logros colectivos alcanzados por la Revolución Bolivariana, no es ninguna consigna baladí, aunque detrás de ella suelan escudarse algunos oportunistas de escarapela roja, como el mujik, en Campos roturados de Mijaíl Sholojov, que veneraba la imagen de Lenin, pero que, aviesamente, del mismo modo guardaba la del Zar… a la hora de la chiquita; y también su complemento ¡La lucha continúa!, no es mera retórica a la hora de detectar enemigos internos y declaradamente opositores en esta nueva cruzada contemporánea por la independencia, donde el Decreto de Guerra a Muerte de Trujillo en la Campaña Admirable de 1813, está configurado en la Ley de Precios Justos contra la guerra económica y la corrupción que estamos enfrentando.

Nuestro líder redivivo, vigilante allá en el cuartel de la montaña, con los pobres de la tierra su suerte echada para siempre, ahora representa un símbolo bien difícil de roer por el tiempo y la cizaña, asunto que la derecha apátrida monitoreada por el imperio y sus asesores de imagen, a regañadientes, han tenido que calarse antes que “entender”, más allá de sus prejuicios estéticos, y disfrazarse con el tricolor nacional, en prendas y gorras que antes, ostentosamente, lucían con banderas yanquis.

Chávez ya no está para desconsuelo de escuálidos; quienes odian tal palabreja o sanbenito incurable y quizá le asocien al cazón (especie menor de escualo o linaje tiburonero, aunque el zurdo sabanetense resultó magallanero, otra joda imperdonable, condición lúdica del comandante, por lo de faltos de seso o de calcio quizá…) y las empanadas que tanto le gustaban, que hasta ruta de tal condumio propuso, nuevamente para ofuscación y resignación de majunches, con que resemantizara Hugo a sus rivales dentro de la guasa llanera (propicio tema para Don Angel Rosemblat, comedido en buenas y malas palabras), humor inteligente del pueblo, encarnado en contrapunteo y verbo encendido a lo Florentino Coronado, que la burguesía desdeñaba cuando aquel hombre sencillo, que era el presidente, la confrontaba, airosamente, en todos los terrenos y no hablemos de elecciones, donde también con igual hidalguía demostró ser un buen perdedor.

Tenía que ser en el relevista Nicolás Maduro y no en otro, un trabajador y representante fiel de la clase obrera explotada, a quien Chávez, concediera la pelota para continuar victoriosamente el juego con nueve ceros seguidos, insuflando más el odio de la burguesía en su verdadero enemigo de clase. Tal es la arremetida de Leopoldo López y los sifrinos financiados por la Usaid y la Ned, contra la Revolución Bolivariana en este Bicentenario de la Batalla de La Victoria comandada por José Félix Ribas; contra la Ley Habilitante y en contra de la Ley de Precios Justos, que viene a meter en cintura a quienes pretendían seguir delinquiendo con anuencia de Fedecámaras y factores políticos que conspiran en esta continuada desestabilización, que pretenden nuevamente llevarnos a escenarios como los del 11 de abril de 2002.

Quien padeció lo estéril, frustrante y criminal de los gobiernos puntofijistas de la cuarta república, simplemente cantaremos con Cristóbal Jiménez: <<Volverán Viruta y Capulina…, pero adecos y copeyanos: ¡no volverán!>>

Nada ni nadie, ningún medio de comunicación manipulador nos va a hacer creer que, éste, no es el mismo Antonio Ledezma que reprimía manifestaciones de abuelos (como lo es hoy, también él mismo) en reclamo de sus justas reivindicaciones, fiel a la filosofía de su maestro Rómulo: <<Disparen primero y averiguen después>>. Ni tampoco que olvidemos que Capriles Caprichito Radonski, es carcamán de la política más abyecta y rancia del partido socialcristiano Copey —que de cristiano nunca tuvo nada— y que junto a Leopoldo López, vástagos de TFP (engendros muy parecido a los manitas blancas de Otpor que ahora desenfrenadamente cumplen sus órdenes incendiarias) sólo representan el parque jurásico de la política venezolana.

Por ello es que esa reptil oposición siempre ha querido burlarse de la inteligencia y de la buena fe de los venezolanos, y hoy con sus medios de comunicación en crisis y en el más grande desprestigio desde Puente Llaguno, no les queda sino darle un golpe al tablero de la constitución como lo han hecho antes; únicamente que sólo les queda intentar hacer, J.J. Rendón de por medio, a través de las nuevas tecnologías, mensajes de telefonía celular, Twiter, redes sociales y conversaciones casuales de calle promovidas por la técnica del rumor, ofensas, escarnio e intentos de ridiculizar a los más humildes, con sus quinta columnas sabotear el funcionamiento de instituciones públicas, electricidad y recolección de basuras: “Hay desabastecimiento… pero tenemos patria”, “Nos estamos muriendo de hambre”, generalmente en boca de personas obesas, “No se consigue papel tualet”, pero andan paranoicos en los supermercados queriendo comprarlo todo sin que haya oferta que los satisfaga para estabilizar el mercado ante tal demanda paranoica”, auténtico plan de la derecha —sabotaje económico con que por órdenes de Nixon y Kissinger se estranguló y asesino el gobierno socialista de Salvador Allende— para desmoralizar al bravo pueblo venezolano, cosa que aunque intenten siempre nunca han logrado desde el arribo de Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana, pueblo y fuerza armada al poder.

Y es bien significativo que la mayoría de programas humorísticos de la decadente televisión comercial de nuestro país, sólo rayan en la mariconería, con el debido respeto que merece la condición homosexual, y en el culto exacerbado a los culos y tetas de silicona y chistes de gusto trasnochado… Y no digamos de los demás medios de información que monopolizan; adiós zapatos pecuecudos de Pedro León, adiós Radio Rochela, adiós Luis Chataing, adiós Conde del Guácharo, adiós risa de sofistas, facilona, vulgar y estúpida, congraciada con el enemigo de clase, adiós Laureano Márquez & Co… Los tiempos están cambiando, y aunque no lo perciban, habrá que reinventar el humor en buena lid con el legado de los grandes humoristas venezolanos que siempre estuvieron al lado del pueblo, jamás al lado de la burguesía.

Prepárate para la guera si se quiere la paz, no es una simple frase que se le ocurrió al primer loco de carretera que pasó por aquí, nuestra historia y la frase del glorioso caraqueño en el preludio a la Batalla de La Victoria de 1814, lo confirman:

No podemos optar entre vencer y morir…

¡Necesario es vencer!

José Félix Ribas

fredy.araque@gmail.com

 

 

 



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