12 de febrero: Crónica de una muerte anunciada o como siempre matan a los más guebones

Para comenzar esta articulo quisiera parafrasear a Antonio Gramsci, quien alguna vez señalo que la esencia de la crisis que se fecundaba en la sociedad moderna consistía en que, lo viejo estaba muriendo y lo nuevo no terminaba de nacer; argumento que sigue teniendo vigencia en la actualidad y que permite ubicar el contexto en el cual se encuentra Venezuela. Causan indignación los hechos acontecidos el día de ayer (12 de febrero) y mucho se ha hablado de que Maduro es un traidor, que Chávez lo hubiera manejado de otra manera o que la MUD siendo gobierno actuaria de forma diferente, sin embargo, no es ningún secreto que el primero tomo algunas decisiones bastante impopulares y los últimos tampoco gozan de mucha credibilidad, por lo que es necesario interrogarse ¿con otro gobierno las cosas serian distintas?

Estamos sufriendo en carne viva las consecuencias de la inviabilidad del sistema capitalista (escasez, desempleo, delincuencia, impunidad [recordemos que Marx llego a argumentar que la división del poder público era un mito, debido a que, la clase dominante maneja el poder económico y a través de ello es capaz de manipularlo a su conveniencia],descontento social, crisis económica, entre otros), Y en medio de este escenario la clase dominante lucha por sobrevivir o hundir a la sociedad entera en el intento (parafraseo nuevamente a Gramsci), pero, ¿qué papel juegan realmente el pueblo, la gente decente, el proletariado, el “small man” o como quieran llamarlo?

En este orden de ideas, todo el que ha estudiado lo político o a formado parte activa en ello, ya sea a través de partidos o movimientos sociales, sabe que en dicho terreno nada ocurre por casualidad, solo existen oportunidades y la apropiación del aparato Estatal por un grupo o clase estará determinada por el saber aprovechar las circunstancias (condiciones objetivas o materiales) para lograr la hegemonía (condiciones subjetivas, voltear el tablero a su favor). De manera que, todo tipo de rebelión espontánea sin una organización popular subyacente puede servir únicamente a dos objetivos: 1. Permitir que un nuevo grupo que obedezca a los intereses de la clase dominante, solo que quizás a otro sector de la misma, se haga del poder de forma violenta para afianzar su voluntad y 2. Que los oprimidos drenen su frustración y vuelvan el día siguiente a trabajar como buenos ciervos (por más que a Negri, Hardt y demás espontaneistas les pueda dólar esta realidad).

Ahora bien, el primer escenario es el que pareciera estar gestándose en Venezuela, sin obviar que el segundo se desarrolla paralelamente en un sector de los actores políticos, y me hace recordar una reflexión de Slavoj Zizek acerca de los nazis (fuera de toda referencia gobiernera a la Derecha Fascista, Burguesía amarilla, “and so on, and so on” como diría este) y es que, según Zizek ,el problema de los nazis no fue su radicalidad, sino todo lo contrario, que no fueron suficientemente radicales, no se atrevieron a romper con el modo de producción capitalista y por ello se vieron en la necesidad de utilizar a los judíos como mano de obra esclava para sostener el aparato productivo y rescatar su economía, sin embargo, esto fue sumamente rentable para las elites que mientras explotaba una guerra fratricida en el interior de Alemania se burlaban de las grandes mayoría perjudicadas y buscaban la forma de aumentar sus ganancias.

De modo que, no existe un “protofascismo”, un modelo mediante el cual si no cumples con unas características especificas estas a salvo, y en consecuencia, esta lógica puede ser apropiada por actores políticos que defiendan posturas políticas de lo mas dispersas (en este sentido no excluyo a la izquierda). En síntesis ninguna utilidad tiene arriesgar tu vida enfrentando a la policía, enfrentándote a tus vecinos, con la ilusión de que resultara en un cambio significativo en tu calidad de vida y Lenin lo comprendió a principios del siglo pasado, cuando argumentaba que un hombre al borde de un precipicio no razona.

En consecuencia, hago un llamado a la calle, a luchar, pero sobre todo a organizarse, a no dejar que algunos oportunistas bien posicionados se aprovechen de tu malestar, el problema central no consiste en derrotar al chavismo o neutralizar a la oposición, mientras los muchos que tienen poco se pelean entre ellos, los pocos que tienen mucho disfrutan de sus lujos incentivando a la carne de cañón de siempre a que muera por sus principios, cosa que poco les importa, solo se aprovechan de la situación, por lo que reitero mi primera afirmación, la que sirvió de premisa para este articulo “siempre matan a los mas guebones”.


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