El ser revolucionario y el querer ser revolucionario - chavista

Permítasenos empezar este desarrollo con un personal pensamiento sobre las conversas que Hugo Rafael Chávez Frías y Douglas Bravo sostuvieron en las geografías aledañas al pueblo de Sabaneta en el estado Barina. Parece que fueron diálogos adobados por la vehemencia, opiniones encontradas, profundas diferencias y concepciones dispares entre si. Una era la visión que podríamos calificar de novedosa la de Chávez Frías; la otra, la de Douglas, la tradicional que, posiblemente, caminaba desde sus experiencias tradicionales hacia sus caminares, supuestamente, al ideario catalán de la Guerra Civil española. Aquellas eran contradicciones sobre el rol de las fuerzas armadas (en minúscula) en un proceso de cambios temporales evolutivos en perfectibilidad en el proceso revolucionario histórico-venezolano porque la visión continental ya había sido conversada, sin conocimiento del Comandante, en otros lares diferentes. Aquellas conversas no eran desconocidas por tirios y troyanos, propios y extraños, que observaban aquellos escenarios de álgidas visiones revolucionarias como visiones utópicas pero esperanzadoras para unos y amenazadoras para otros. Eran tiempos continuos que no empezaron en Sabaneta ni terminaron en Miraflores.

En alguna ocasión, conversando con Elías, por aquellas calles del frío londinense, en respuesta a una de nuestras preguntas, nos comentó sobre las cualidades miméticas de la mano derecha de Douglas. En una otra ocasión, algún conocido nos conversaba sobre las capacidades reales del liderazgo de Elías en aquellos momentos de la 1ra. Etapa revolucionaria venezolana. En alguna otra conversa, alguien nos comentaba como, desde casi los comienzos de los caminares por los lares de las montañas del occidente, se expresaron disidencias sobre situaciones, supuestamente, irregulares. Claro, eran tiempos de inexperiencias pero que han marcado las almas irredentas de aquellos presentes y ausentes revolucionarios. Pasaron los años y los nóveles izquierdistas que además se titulan como revolucionarios comenzaron a discurrir un ideario seudo-revolucionario sustentándose en las tesis de la 3ra. Internacional (Komintern). Fue interesante experiencia que el status quo supo comprender con la imperiosa necesidad que aquellas circunstancias así lo requirieron y aquella experiencia seudo-frentista se fue al traste por motivos tan diferentes como personalistas. Y vino el periodo de la contra-reforma criolla.

Negar que no se expresaran unas otras manifestaciones de revolucionarios más  que de los propios partidos políticos que esos revolucionarios decidieron darles un nombre propio sería una temeridad. Tenemos personajes históricos como Jorge Rodríguez, Alfredo Maneiro, por mención, que entregaron todo de sí para desarrollar e impulsar el proceso revolucionario venezolano pero el destino (fate) siempre juega en función de sus propios intereses aunque nos consideramos que eso del destino aún es algo que no entendemos en toda su plenitud a pesar de conocer consecuencias que aún son inexplicables. El desarrollo de las políticas neo-liberales globales se ejecutó en su propio discurso y desarrollo en nuestra Patria, Venezuela, por la simple realidad del petróleo y, probablemente, unos otros metales y materias primas fundamentales para el desarrollo tecnológico de aquellos tiempos y los tiempos restantes del siglo XXI. Aquellas realidades socio-económicas como político-tradicionales puntofijistas fueron incubando contradicciones que afectaban al propio sistema capitalista criollo-venezolano (para que quede muy claro) que obligaban al status quo criollo-venezolano a decidir tomar decisiones de cambios profundos estructurales del propio sistema capitalista venezolano. Pero, como nos insinuó José Pepe Rodríguez Iturbe, aquellos cambios requeridos que implicaban la incorporación del sector militar-venezolano en la estructura económica del Estado venezolano era poco menos que imposible además de ser escenarios muy sensibles; es decir, aún rondaba en las siquis de los políticos tradicionales los paradigmas del militarismo que se había expresado en la Historia Política venezolana desde los mismos escenarios de La Cosiata. El anti-militarismo actual de los sectores políticos venezolanos no son cosa nueva sino es el esquema de pensar y actuar de las oligarquías venezolanas y sus difusores históricos. Aquella respuesta de don Pepe nos llevó a exponerle nuestra personal creencia de que era inevitable el golpe de estado que se venía conjugando por tierras llanero-andinas con un marco referente de la democracia de calle.

Nos preguntamos: ¿Por qué la izquierda no percibió las contradicciones que se gestaban a lo interno de las oligarquías versus los modernistas criollos? Es decir, las políticas neo-liberales en suelo criollo-venezolano estaban afectando, seriamente, los propios intereses tanto de unos como de los otros; en ese marco, quizás, el tema fundamental de esas contradicciones fueran las privatizaciones que fueran contestadas, en privado, por don Rafael Caldera Rodríguez. El error fundamental tanto de las oligarquías criollas como de los modernistas pro-neo-liberales fue no reflexionar sobre el rol histórico que siempre han jugado en el proceso histórico venezolano las aquellas denominadas como fuerzas armadas más cuando los modernistas consideraron que las tesis provenientes desde el Pentágono eran las idóneas para combatir (sic) el narco-tráfico, a las FARC-EP, a los elenos y a las nacientes bandas organizadas continentales; es decir, convertir a las fuerzas armadas en policías de punto. Tamaño error producto de la alienación mayamera como consecuencia de aquella frase tan manida del ta barato como de realidades sico-sociales y económicas de una estructura social irregular venezolana en su composición nacional-histórica. Es decir, cuando reflexionamos sobre las propuestas electorales del candidato Hugo Rafael Chávez Frías, inmediatamente, conocemos su propuesta de los cambios profundos constitucionales obligados que concluyeron en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el rescate del Ideario de don Simón Bolívar, el cantar el glorioso Himno Nacional en todos y cada uno de los actos, las continuas referencias a la Historia Patria y el precisar histórico de los símbolos patrios. Inmediatamente, las oligarquías y los modernistas percibieron por donde venía la mano y mandaron a sus intelectuales que disfrutaron durante los últimos años de la 4ta. República de los parabienes que Luis Enrique Oberto les otorgaba desde aquel nefasto instituto seudo-cultural para que comenzaran a atacar no solo lo que denominaron como militarismo criollo sino, vehementemente, enfilaran sus baterías a emitir opinión en contrario sobre cualquier referencia histórica que promoviera en permanente enseñanza por nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías.

Todo lo inmediato anterior nos lleva a inquirirnos sobre cuál es nuestra realidad actual en función de las propuestas en escena: ser revolucionario y querer ser revolucionario chavista. Es innegable que Douglas Bravo es revolucionario pero ni quiere ser ni será jamás y nunca un revolucionario chavista. En cambio, mi pana Tumuzza además de ser revolucionario es el revolucionario chavista. Pero ¿Qué significa ser revolucionario y querer ser revolucionario chavista?

En las presentes fechas actuales en curso, para que quede muy claro, todos aquellos que se consideran como no escuálidos dicen llamarse revolucionarios. El vocablo en concepto, en las actuales circunstancias globales, para el Pentágono, los desarrollos de las primaveras árabes son procesos políticos revolucionarios como son las actuales realidades en Siria. El uso indiscriminado del concepto revolucionario ha obligado al Departamento de Estado, al de Defensa, Pentágono y obligado, así mismo, a la Casa Blanca repetir que una cosa es ser revolucionario y otro ser terrorista de al-qaeda y/o similares y/o adeptos fanáticos islámicos; claro con las excepciones de Cuba, Venezuela, las FARC-EP, los elenos, la ETA y para usted de referirse (¿ironía y/o cinismo?). Es decir, es un arroz con mango. Sí ustedes les preguntan a ciertos personeros del matutino Tal Cual, les responderán, inmediatamente, que son revolucionarios con tabaco en la vejiga. Vaya usted a saber! El asunto está que el vocablo en concepto revolucionario ha perdido su real significado creo que teológico para convertirse en un consumo ideológico. En ese contexto, en el caso concreto de la Revolución Bolivariana, a ese concepto de ser revolucionario es obligante definirlo en sus calidades por lo que obliga a precisar que cuando nos referimos al concepto propuesto en ese escenario mencionado de Revolución Bolivariana nos estamos refiriendo que los revolucionarios actuales venezolanos son revolucionarios chavistas. Pero, entonces, qué significa ser revolucionario chavista porque las oposiciones al proceso revolucionario venezolano-chavista acusan a los revolucionario de, por ejemplo, boliburgueses. Entonces nos preguntamos: ¿hay una seria diferencia entre los revolucionarios que pululan en el proceso revolucionario de la Revolución Bolivariana y los militantes calificados como revolucionarios chavistas porque debemos separar lo inmediato anterior de todo el sector que se opone, militantemente, al proceso revolucionario y/o, sí ustedes así lo prefieren, al proceso de cambios profundos tanto de la estructura como de la super-estructura del Estado rentista venezolano? También es obligado referirnos sí esos que se denominan como revolucionarios, con todos sus derechos constitucionales, suscriben, exactamente, eso que denominamos como cambios profundos del Estado rentista venezolano por la etapa superior del sistema capitalista venezolano rentista en el estado capitalista donde y cuando las oligarquías, los modernistas y los boliburgueses aspiran a compartir los exquisitos beneficios de los desarrollos de la estructura del Estado pero sin cambios sustanciales en la super-estructura del Estado actual rentista venezolano.

En ese mismo orden, aquellos que nos consideramos como revolucionarios chavistas, nos permitimos opinar, que el proceso de cambios profundos del Estado rentista venezolano es un proceso que busca alcanzar el desarrollo profundo de la estructura de dicho Estado-temporal-evolutivo hacia una mayor participación de la sociedad venezolana que, en última instancia, alcanzará un profundo desarrollo de los sectores medios de la sociedad plus un desarrollo cualitativo de las otras clases sociales venezolanas donde el Estado venezolano en transformación en perfectibilidad ocupara las responsabilidades de Estado, es decir, de seguridad y defensa, que le corresponden en considerando las realidades geo-económicas del territorio venezolano. Es la consolidación equilibrada de toda la sociedad venezolana en perfecta participación en horizontalidad lo que permitirá la solidez del Estado venezolano y el alcance de los objetivos geopolíticos propuestos por nuestro Comandante en Jefe, Chávez Frías en el marco de la Revolución Bolivariana y chavista cívico-militar.

Ahora bien, para poder alcanzar esos objetivos es requerido inobjetablemente que toda la sociedad venezolano asuma con el rigor requerido la necesidad de asumir a la Revolución Bolivariana como la revolución cívico-militar-histórica en el marco de la realidad objetiva del significado de nuestra Historia Patria así le duelan a todos aquellos alienados al Imperio estadounidense, al capitalismo de Estado chucuto y al mayamerismo consumista. 

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Miguel Ángel Del Pozo


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