Urge un cambio

Urge un cambio. Es el reto que se está obligado a aceptar como miembro de la sociedad, si de verdad se quiere un mundo mejor, un país mejor, una familia mejor, mejores personas. Es tiempo que la mayoría, la gente honesta de esta patria, con su credo; ideología; profesión…respetando las diferencias, exija respeto y altura cuando se elijan candidatos y representantes a cualquier instancia.

Pareciera que el mayor prontuario negativo es lo que importa al momento de escoger, sin importar lo que se haya hecho, y que sin chistar aceptaran los sumisos borregos. ¡Claro!, privan intereses individuales y de grupúsculos por encima del bien colectivo y patrio. Unos dicen: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. No faltarán quienes orgullosamente digan: “Nosotros somos blancos; verdes; amarillos; azules; vinos; rojos…hasta que nos muramos”. O, “Con nuestros malosos no se metan”, lo que contribuye, sin querer queriendo, al deterioro y desprestigio de la tan necesaria política.

“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos", M L King.

Las verdades, por duras que sean, seguirán siendo verdades gusten o no. Lo ideal sería aceptarlas, reflexionar y tomar decisiones inteligentes. Muchos quedarán sorprendidos al hacer lo que temían no poder hacer. Y, lo más importante, librarán la conciencia del peso de los malos pensamientos lo que coadyuvará a la salud integral. Lo importante es comenzar, echar a un lado ese lastre dañino que convierte al humano en cómplice pasivo o activo y, comenzar.

¿Perdón? ¿Cómplice yo? De una u otra forma, se ha sido cómplice alguna vez. Pasivo, al no prestarle ni la menor atención a lo que sucede descaradamente ante las narices. Activo, cuando con el mayor desparpajo, sabiendo lo que sucede, se apoya tal vagabundería…

Esto sucede en todos los países del orbe y en todas las familias. Da hasta pena ajena ver a gente común, rica, culta, honesta, catedráticas, con valores…empantanados en esa marisma, como si nada. Muchas veces hasta sin beneficio propio, como si ya fuera parte vital de la existencia, se apoya ciegamente a tipos amorales, impúdicos, corruptos, descarados…lobos rapaces vestidos de ovejas, que con el mayor cinismo aparecen como impolutos.

¿Difícil? Pero se puede. Importante es aceptarlo y comenzar. De nada sirven las leyes, las campañas, mensajes altruistas, si el hombre y la mujer no cambian. Urge un cambio.

“Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos”, M L King



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Elmer Montero

Licenciado en Comunicación Social,locutor,productor radial,escritor,compositor,músico,poeta.

 elmersanto@hotmail.com      @elmersanto

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