Uno de mis defectos más terribles, es la de no saber definir mi situación ante la vida, es decir, mi grandísima y mayor debilidades, es la de ni siquiera poder definir mi propia existencia, y sin embargo, me la paso hablando mas güebonadas que un radio prestado, o lo que es lo mismo, me la paso queriendo hacer que las personas hagan, las cosas que ni yo mismo soy capaz de hacer o realizar. De ahí pues, que una vez más acuda a mi paño de lágrima cibernético, como lo es nuestra trinchera de lucha en la batalla de las ideas, para tratar de drenar esta diarrea mental, que en los últimos tiempos, solo me ha servido para defecar ideas trasnochas de caprichos marginales, con aires de inteligencia o de intelectualidad.

Ahora bien, en la más estricta y sincera figura de la coherencia lógica (de acuerdo a los códigos y el criterio de “El Negro Chua”), debo manifestar con absoluta sinceridad que; de no haber sido por “Nuestro Eterno Amado Gigante” HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRIAS, en los actuales momentos, quien suscribe, solo sería una cosa más en el mapa imaginario de la existencia, es decir, solo fuese un güebon mas de la partida; pero bastó y sobró, que apareciera este hombre, para que me enterara que los libros de texto, en su contenido, tienen significados útiles, para, de acuerdo con el capricho social, podamos entender mejor las vida, pero de eso me enteré, solo con la llegada de HUGO CHÁVEZ, en tal sentido y en virtud de la coherencia citada, me voy a permitir realizar una cita, de uno de esos libros, que por ¡LA CULPA DE CHÁVEZ!, un buen día descubrí. Se trata de un libro que lleva por título: La Plusvalía de la Ideología”; de un tal Luis José Silva Michelena; luego de una serie de consideraciones; y en donde entre otras tantas cosas no dice lo siguiente:

(…) Los hombres se han imaginado, a lo largo de la historia, que en lugar de ser sus ideologías producto de las condiciones materiales en que han vivido, estas condiciones se adaptan a sus ideologías. Y, en efecto, no es falso afirmar que a menudo los hombres han querido adaptar su vida a su sistema de valores religiosos o filosóficos; pero de ese intento no ha surgido jamás revolución alguna” (…)

Como muy bien es sabido por muchos y muchas de las personas que se arriesgan a leer mis escritos; “El Negro Chua” no tiene ningún reparo, y mucho menos miramiento para declararse ignorante de las cosas que ciertamente desconozco, y así siempre lo he hecho saber, para que no venga nadie a decir, que no sé ni lo que digo; pero, con las cosas que han venido sucediendo, luego de la ausencia física de HUGO CHÁVEZ, se ha desatado en esta patria, que liberada nos ha dejado como legado ese gran hombre; una caterva de acólitos y acolitas lamedores y lamedoras de suela, y “GUELEDORES” y “GUELEDORAS de fundillos…lo que en pocas y expresivas palabras, yo he denominado HUELECULISMO…que solo acompañan, para alcanzar el momento propicio, para la ejecución del plan de implosión, que desde hace más de diez (10) años, se diseño el imperio, para apoderarse nuevamente de nuestras riquezas naturales.

Ciertamente la cita realizada por quien suscribe, Es decir, yo; posiblemente no tenga nada que ver con el titulo de mi escrito, y estoy más que convencido, que el contexto del mismo, ni siquiera se acerque o se asemeje, a los que los entendido suelen llamar “Critica sana” o “la sana critica” , para tratar de concientizar a los CHAVISTAS, que verdaderamente nos sentimos muy dolidos y dolidas por la muerte de HUGO CHÁVEZ, pero de lo que si estoy absolutamente convencido, es que si esta vaina la llegan a leer, los pobladores de las comunidades más alejas de la avenida, por donde se desplaza la caravana presidencial, seguramente estarán de acuerdo, con que las nuevas catas políticas que se han instaurado miméticamente en nuestro proceso político de cambios profundos, estamos a punto de perder la revolución, ganado las elecciones del próximo 08 de diciembre de este nefasto y fatídico 2013.

CHÁVEZ vive, en la consciencia y en la memoria de toso los pueblos pobres del mundo.

Asumo lo que sea, con quien sea y donde se me dé la gana, de todo lo dicho y expresado en este escrito, y lo que falta por sobrevenirse.