Mi palabra el baúl de Amado Lovera

“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. Platón El viernes muy de mañana, me fui a la población del baúl en el estado Cojedes, con mi compañera, una amiga y su hija menora los actos en homenaje a un hijo de esa tierra: elinsigne arpista Amado Lovera, trágicamente fallecido en la ciudad de Puerto la Cruz; apenas pasamos la localidad de Tinaco,por una simple casualidad, nos encontramos con la caravana acompañante de los restos mortales de este consagrado ejecutor del arpa: el piano de nuestra música. Desde el mismo momento de la salida, transitamos bajo un cielo totalmente encapotado, presagiando fuertes lluvias, sin embargo,no paso de amenazas; hicimos casi todo el recorrido sin la presencia del agua, solamenteuna pequeña garúa - como dicen en el llano- cuando el coche fúnebre se acercaba al pueblo, que vio nacer a este artista, como una bendicióndespués de un largo recorrido por una carretera en malas condiciones; al poco tiempo de estarfrente a la iglesia en la plaza bolívar, se destapó el cielo, parecía haberse corrido una cortina,haciéndose presente el astro rey con toda su intensidad, alumbrando a sus habitantes, que querían demostrarle con su presencia todo su amor y admiración a un nativo, que puso muy en alto el nombre de su pueblo con la música llanera a lo largo y ancho del país y más allá de nuestras fronteras. El sol fue calentando, a la par aumentaba el sentimiento de los pobladores hacía su paisano, cuando escuchaban la voz entrecortada delmaestro de ceremonia, un llanero y cantautor de nuestra música, quien describíalas semblanzas de Don Amado lovera.Al mediodía la plaza y sus alrededores estaba repleta de gente propia del llano, impregnadas de música recia y bravía, sembrada y cultivada en todos esos parajes,por los moradores del pueblo Bauleño.Esta tierra parece alimentarse con el sonido sonoro y armonioso de los instrumentos musicales; no por una casualidad, hizo acto de presencia un humilde labrador en chancletas de gomas; unagorra roja, raídapor el uso; pantalón corto - un tuco, expresión llanera- y una franela algo deteriorada;saco unas maracas de una bolsa negra de plástico, acompañando una joropo instrumental, que sonaba en un vehículo en marcha detrás de la procesión, dondellevaban en brazos de amigos el féretro del consagrado arpista;la tristeza era profunda, perollena de un amor inmenso por el artista y nuestra música. Este hermoso pueblo ubicado al sur del estado Cojedes, ha inspirado a compositores y poetas; allí le han dado riendas sueltas a la creatividad y la imaginaciónpara escribir bellas melodías;los arpistas junto a los cuatristas y maraqueros,enseñan con orgullo su arte y su gentilicio; este pobladole hace honor a su nombre, todavía guarda costumbres del llano venezolano, perdidas por el paso del tiempo en otros sitios de esa misma idiosincrasia; en las orillas de su navegable riocon el nombre del estado, se escucha el alboroto de los loros y guacamayas adornando los frondosos samanes. Toda esa hermosa tierra lavisitaba durante el año, el maestroJosé Amado Lovera, un compromiso con sus raíces; llevaba su arte como un estandarte para compartirla con sus coterráneos, haciendo recordar al cantante y compositor kurt Cobain,de pensamiento certeroa pesar de lo distante con nuestra música vernácula: “La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor” ¿Cuánto amor le brindósu pueblo al arpistaAmado Lovera, bajo un sol radiante y abrazador en las horas del mediodía? Es propicio recordar una expresión del escritor Argentino Jorge Luis Borges, cuando decía: “El archivista más cruel es el olvido”;esta frase fue desenterrada por el Papa Francisco, en una carta, que le hizo llegar a la madre de Gustavo Cerati, artista con 3 años en estado de coma. Estoy seguro, que ese pueblo laborioso y lleno de música, nunca vaolvidar a este cultor y maestro del arpa, instrumento, que identifica una parte de nuestro pais, musicalmente hablando, junto al cuatro, las maracas y el bajo de compañía. El maestro Amado Lovera, siempre va estar presente en el canto de las aves; en el relincho de un caballo; en el silencio de los pescadores en la orilla del rio; en un parrando criollo, cuando reviente una arpa bien bordoneada, estimulando a los bailadores a zapatear, hasta que aparezca el nuevo día; en la gracia y la dulzura de los niños, bailandoun pajarillo en la escuela recordando una fecha patria; pero también va estar presente en cualquier sitio, cuando se dejen escuchar las “diez arpas” hermoso proyecto, nacidobajo el estímulo y la pasiónpor nuestra música llanera,del fallecido Comandante Chávez,. Narciso Torrealba Narciso_t_29@hotmail.com



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Narciso Torrealba


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