Prende las luces

Ser estudiante universitario es de pinga. No por el hecho de llegar a graduarse, que debe ser la meta de cualquier estudiante (no te arreches conmigo, Duque), sino por todo lo que gira alrededor de esa actividad. La militancia es una de ellas. Un día normal de militancia consistía en tres reuniones en un día, asignación de tareas, hacerlas y luego a relajarse, incluidas la birras, que no todo era acabar con el imperialismo. En esa tarea de acabar con el imperialismo nos pasaron mil vainas que les iré contando; pero también nos pasaban cuando andábamos bebiendo.

Una noche, nos fuimos a escuchar los cuentos del pana Freddy Godoy que acababa de llegar de trabajar como voluntario en el proceso revolucionario en Nicaragua, lo cual a mí se me antojó siempre que era un acto heroico. Pero eso que lo cuente Freddy.

Después de ingerir alcohol convertido en birras de las marronas -eran las únicas de la época y una vaina horrenda que fracasó que sabía a refresco de malta- nos fuimos a comer arepas. Andábamos en el fiel Maverick, que ya en ese momento era una reliquia de colección, de mi pana Cipriano Martínez. Estaban también Ramón “Watson” Cartaya y Héctor Gouverneur. Ese grupete se mantenía irreductible y frecuente en ambas misiones: beber y acabar con el imperialismo gringo. Y estudiar y estudiar, claro. Después de atragantarnos las arepas Cipriano me dice: ¡Corre! No entendí un coño. Buscaba a la policía y no la veía, un marine o alguna vaina. No era nada de eso. Eché mi primer y último carro.

La vaina salió mal. Cipriano y Freddy dejaron sus bolsos -hay que ser bien agüevonia’o para echar un carro así. Ya en el carro, Cipriano se percata del olvido -el bolso de Cipriano era de lona verde todo esgreña’o y sucio-, pero el de Freddy si era importante, pues, el pana acababa de llegar de Nicaragua y tenía un poco de vainas allí para compartir. Decidimos rescatarlos. Cipriano con un arrojo que no le conocía entró y sacó los bolsos que estaban detrás de la barra. Cuando huimos por segunda vez en una noche y por el mismo carro, nos conseguimos con un operativo de la PM. ¡Nos jodimos!, dije, los de la arepera denunciaron la carreta. Los pacos nos paran y le dicen al Cipriano: “Prende las luces delanteras”.



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Mercedes Chacín


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