Callarse es una opción, pensar en voz alta y escribirlo es otra opción

La última década América Latina ha visto surgir nuevos estilos de gobierno de izquierda por las permanentes elecciones de los pueblos que así eligen su futuro, es la democracia opuesta a la meritocracia porque el voto popular faculta a todos a decidir sobre cualquier aspecto social, económico, en eso Venezuela sigue siendo el mejor país para la práctica revolucionaria.

Desde 1999 con la llegada de Chávez se ha vivido de todo, deslaves en Lara, golpe de Estado y boicot petrolero, permanente desestabilización internacional, entrada al socialismo, perdida de un referéndum, cáncer del presidente hasta su muerte y la práctica del chavismo sin Chávez con Nicolás Maduro, votamos por Maduro, lo apoyamos y continuamos luchando contra la oposición fortalecida por nuestras necedades al inicio del chavismo sin Chávez desde el 14 de abril del 2013.

La opción de callarse lo que nos parece mal, artículos en blanco, el silencio a la mentira, a la complicidad, a la condescendencia, al acomodo, entonces encendamos la TV o la radio y pongamos música, hagámonos los pendejos con esta vaina turbia o conformémonos con las obras ya realizadas, con las misiones así como están, con tal monumentales obras y beneficios sociales adquiridos ¿Por qué el descontento?

Una revolución no puede crecer si su pueblo no tiene el conocimiento suficiente ni la capacidad de protestar y si sus gobernantes ofrecen cambios radicales solo para después de un tiempo, esas son decisiones que se toman sin la comprensión de una gestión revolucionaria; la crítica libre, el pensamiento libre, la crítica constructiva ayudan a la transformación de la sociedad, pero, cuando se abusa de la palabra libertad, soberanía, socialismo, autonomía sin conciencia, se impone la ignorancia revolucionaria, el conformismo, la desidia, la indiferencia.

La ignorancia es la madre de la demagogia y la corrupción que detienen el desarrollo de los pueblos porque las mentiras embaucan a los desinformados y a los ignorantes que no quieren ver nada, la ignorancia es como el miedo a la violencia, la inseguridad se rinde al sectarismo, al egoísmo, a la prepotencia, a la irresponsabilidad y lo peor de todo es que la ignorancia sirve por igual a la izquierda como a la derecha, por lo tanto no penetran los cambios del conocimiento, de la libertad y de la soberanía.

Sin la capacidad crítica se multiplican los delitos que afectan la revolución, reina la incapacidad, impera la mediocridad y los más tontos buscan dominar a los demás con el burocratismo, la influencia y la corrupción.

Para investigar, disentir, discutir o apoyar el crecimiento es necesario no callar para ser libres y para ser libres se requiere satisfacer las necesidades básicas de mejores servicios en transporte, vivienda, alimento, trabajo, recreación y multiplicación de la ideología revolucionaria; si una masa se alimenta solo de los que nos dicen o de lo que suponemos o de lo que ya existe, no existe ni revolución ni libertad porque nos domina la ignorancia y el miedo a perder lo que hemos logrado.

Una revolución no debe tener miedo a los cambios, el pueblo no debe obedecer por miedo, y es necesario saber que la política revolucionaria oculta utopías criticadas por Marx y Engels, esta política con mucha frecuencia la vestimos de acuerdo al baile en donde la mediocridad se mueve de acuerdo al ritmo del momento.

Nuestras estupideces fortalecen a la oposición no nuestras críticas a la gestión del gobierno; las críticas buscan evitar que el pueblo viva en la sicología de la angustia como lo hacen las religiones y el militarismo imperial, estos creó sofisticados sistemas de domesticación y servidumbre basados en el miedo a la pérdida.

Esta forma de permisividad es una visión ingenua y algo tonta para conducir un proceso revolucionario reconocido mundialmente por Chávez ¡que Chávez ya no está! Cierto, pero, donde queda entonces que Chávez nunca morirá porque Chávez somos todos, lo cierto es, que la historia de Venezuela ha venido sugiriendo que esta historia debe ser el camino sin retorno al socialismo, a la libertad, a la soberanía, y finalmente hacia la eliminación total del capitalismo.

Con Chávez pensábamos que el triunfo de la revolución implicaría la transición al socialismo, asunto que nos atormenta hace ya varios años y que de concretarse haría de todos nosotros gente nueva sin perjuicios, con conocimiento, solidaria, en fin, con la llegada del socialismo el cielo se acercaría.

Sin embargo, hemos visto la verdad en los últimos meses del 2012 en donde ganamos las presidenciales y la mayoría de gobernaciones con Chávez agonizando, ya sin Chávez la realidad fue otra y es lo que estamos viviendo, y por supuesto Nicolás no tiene nada que ver porque todo el tiempo de la agonía de Chávez el país acumulo muchos problemas y porque ni él puede trazar la línea inequívoca al progreso ni la vocación de la sociedad por la libertad, la soberanía y lealtad que no siempre valoran.

Y no valoran porque la historia de las revoluciones es un ir y venir de épocas y de espacios de libertad como de temor y sometimiento porque la democracia no es garantía perenne de tolerancia, el voto popular tampoco es aval para mejores decisiones como la ley tampoco, al contrario, es siempre una herramienta de los derechos y es con mucha frecuencia letra enredada que desmiente la justicia y la diversidad de la vida.

Raúl Crespo.


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Raul Crespo


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