Cortando como La Hojilla

En estos días de reacomodo revolucionario, conspiraciones y acechos imperiales a nuestro país, el debate se centra, por la derecha, en el rumbo comunicacional de la empresa mediática Globovisión y en nuestras filas, sobre el destino de Mario Silva y La Hojilla.

Que el archipiélago de mentes fatuas que imperan en la derecha, esté en estado de shock porque sus íconos políticos y de la resistencia contra el régimen no entren en el reino empresarial de los nuevos dueños del canal del globito me parece lógico. Toda la política de la MUD se basa en la TV, la farándula y el hipnotismo propio de quienes son adictos a este invento del capitalismo industrial.

Me parece normal y corriente que haya lloriqueos por un mediocre como Kiko, un cabeza hueca como Ronald Carreño y una mente de pollo como Carla Angola. No me parece raro que hayan disociados que necesiten, para pasar un domingo feliz, los desvaríos de Ismael García en su oído al tambor. En fin, todo lo que huela a consecuencias en las mentes consumistas y atormentadas de los globovidentes, es parte del trato. Ellos han sabido que el negocio estaba en creer en un canal de tv y no en los políticos que ponen sus caras en las máquinas de votación para combatir a Chávez o los chavistas electoralmente. Y que ahora les digan esos políticos, que no deben creer en lo que proyecta el plasma o el tv de led, desquicia al más guapo.

Ahora bien, lo que sí me parece absurdo, es que hasta yo, humilde servidor, deba escribir también sobre esto y alertar con modestia que muchas buenas plumas revolucionarias estamos, en este tema, en el mismo camino de los loquitos de la derecha. Digo esto, porque es increíble la cantidad de caracteres que estamos dedicando a Mario y La Hojilla. En lo particular creo que el conductor de televisión es un cuadro de la revolución; pero al mismo tiempo respeto las decisiones que se toman en cuanto a la pertinencia o no de su espacio en VTV. Hay que dar el beneficio de la duda al decisor. No creo en vacas sagradas, tampoco en intocables y menos aún, en la inexistencia de la dinámica histórica que obliga a entradas y salidas audaces de un escenario público de lucha. Lo que sentimos muchos cuando salió del aire La Hojilla, fue la misma sensación de vacío que sienten los y las fanáticas de las telenovelas cuando llega el tan ansiado y al mismo tiempo indeseado capítulo final.

Pero me parece que ese no debe ser el centro del debate. Con todo respeto, creo que estamos pelando bolas. Las plumas de la revolución debemos concentrar nuestros esfuerzos en convencer a buena parte de nuestro pueblo confundido y adolorido que, efectivamente, no existe chavismo sin Chávez, pero que es imprescindible defender el chavismo después de Chávez como una ideología que se sustenta en los valores políticos y morales  del bolivarianismo y la doctrina económica y social del socialismo, entre otras ramas del pensamiento político y filosófico. Sospecho que perdemos un tiempo valioso en dirimir asuntos de forma y estamos dejando a un lado el problema de fondo: la pertinencia y supervivencia de la revolución aun con la desaparición física de nuestro Comandante Eterno. Me resisto a creer que la continuidad de nuestro proceso no se sustenta en la voluntad de un pueblo, sino en la existencia o no de uno o varios programas de TV y radio.

Me impresiona camaradas, que no dediquemos las líneas suficientes a la excelente experiencia que significa el gobierno de calle promovido por nuestro hermano Presidente Nicolás Maduro. Me produce estupor que nos estemos viendo el ombligo mediático, mientras nuestros gobernadores y gobernadoras están echándole un camión de bolas, para garantizar la gobernabilidad en sus respectivos estados. No deja de sorprenderme el poco apoyo y al mismo tiempo la poca crítica constructiva para fortalecer nuestros gobiernos comunales, locales, regionales y nacional. Estoy seguro que Chávez, desde cualquier lugar donde se encuentre, no comprenderá porque tanto protagonismo para el camarada Mario Silva, con toda la solidaridad y respeto que me merece; en medio de una coyuntura donde urge gritar por los cuatro costados lo que hemos hecho, lo que estamos defendiendo y sobre todo, lo que haremos en los próximos años.

Nicolás, Diosdado y todo el equipo Nacional y en el caso del estado Falcón nuestra Camarada Stella y todo el colectivo de dirección que pasa por el PSUV, el GPP y los partidos aliados, están dándolo todo por sostener el legado de nuestro Comandante Chávez. Y cada quien, desde su trinchera (estoy convencido de eso) está haciendo lo que cree debe hacer, pero no necesariamente está haciendo lo correcto o por lo menos, lo más útil para la Revolución en estos momentos.

Propongo entonces que hagamos un stop y reflexionemos. Pensemos un poco que debemos escribir, que debemos proponer y que debemos debatir en esta coyuntura. Yo en lo particular asumo como híper necesario que debatamos el modelo productivo, las propuestas concretas de sustitución de importaciones y como combatir la adicción al dólar, que corrijamos lo que debamos corregir en nuestra política económica. Que revisemos la pertinencia de que el Estado tenga hasta tiendas de ropas en lugar de concentrar nuestras capacidades en las áreas estratégicas de la economía a saber: petróleo, minería y agro producción, por ejemplo.

Convirtámonos en parte del gobierno, aún sin ser funcionarios públicos. Esta es la tarea y me perdonan si pisé involuntariamente algún callo cómodamente posado, debajo de la mesa del cafetín donde se habla mucho pero a veces se hace poco por nuestra revolución.    



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Ávila Miguel Alejandro

Coordinador del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información del estado Falcón Secretario General de Gobierno.

 contranorte@gmail.com

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