Los representantes del pueblo que, como oposicionistas: se juegan el pellejo y, a veces, también a Rosalinda todos los días en la AN: no entienden la tibiera que Diosdado Cabello mantiene contra ellos. Que esa acción represiva que se ha propuesto llevar adelante es injusta y antidemocrática por demás que, los aúpa a un sigilo peligroso y, los mantiene con los pelos del alma al borde de un precipicio legislativo sin precedentes en parlamento alguno. ¡Ay, Diosdado!
Mire usted que eso de quitarles la palabra en su derecho de palabra es como ponerlos a otorgar callados sin dar y, además les quiebra el vocabulario de sus sentimientos de expresarse como diputados elegidos con todos sus votos obtenidos sin reconteo.
Dado que, bajo ninguna circunstancia van aceptar la encerrona que el presidente de la AN quiere aplicarles. Ellos como unos valientes llenos de razones aclaran que, harán valer sus derechos y enfrentarán lo que tengan que enfrentar que para eso fueron elegidos diputados por sus diferentes regiones o estados y, no es posible que se les quiera dejar sin voz ni voto que eso está tipificado en la Convención de Ginebra como un pecado capital –según, palabras menos, palabras más del fascista Capriles.
Pero, el meollo del asunto: asusta por demás cuando, se suma a las anteriores que tampoco van a cobrar, o lo que es lo mismo van a trabajar de gratis y allí sí torció la puerca el rabo, malo, malo.
La primera en reventar el hilo de la inquietud provocativa ha sido María Corina que, con el puño abierto de su corazón puso el grito en el cielo y, con toda su rabia incandescente expresó: ahora con qué voy yo a Quinta Crespo a hacer el mercadito semanal de la familia. O es qué Diosdado nos quiere zambullir en una huelga de hambre obligada de o con voces caídas y, tal como está la situación política en que ellos junto con el CNE le robaron (ladrones chavistas) el triunfo a Capriles y, después que por meses nos escondieron la comida y, nos devaluaron con apagones diarios nos quieren robar nuestros sueldos como sacrificados de la causa-efecto de ser un país neoliberal. Pues, no y no. Y si los ahorros que con sudor frío ha guardado mes tras mes le alcanzan: se irá a Washington a quejarse a la CIDH con pruebas contundentes que será llevada de la mano por el patán de Guillermo Cochez.
Después de los lamentos fastidiosos de María Corina y, bien cerca de ella cabizbajo se mantenía en la AN el expresidente de Fedecámaras, el diputado José Manuel González, quien todo lleno de deudas contraídas a futuro se lamentaba de su desgracia en desgracia en que se hallaba y, si aquélla no tenía con qué comprar la comida él no tenía con qué pagarles a sus cobradores y, que se alejaría del Guárico ahora por maula, ya que Diosdado le cerraba las puertas del CADIVI de sus sueños en dólares, pero a pesar de la abundante tristeza que corría entre los diputados de oposición se desbordó un río de alegría sin perturbación cuando el diputado por Bolívar Andrés Velásquez soltó con voz sonora con parlante en mano y, apartando viento de tempestades con su lírica estimulación de comprensión cooperativa y sin titubeo alguno, les dijo a todos ellos, tranquilos compañeros que, sin ser el zar de Guayana tengo para prestarles a los más necesitados a bajos interéses algo de lo que todavía me queda bajo el colchón como gobernador que fui. Aplausos y gritos hacia el ángel de la guarda salvador. Por lo que el diputado, Alfonso Marquina, con un cuaderno de votación en mano coreaba emocionado, ahora somos más, más votantes que votos. Otra prueba más. Vengan más pruebas.
La paz, siempre la paz aparece y tal cual, como lo voceo Andrés Velásquez a su favor, les volvió el ánimo al cuerpo, para que con fe ciega, Eduardo Gómez Sigala el más limpio como pobre de humor entre ellos, gritó con fuerza: ya Diosdado no nos dará jaque mate y, Maduro seguirá enveremos en nuestra democracia.
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