Columna Cayendo y Corriendo

El éxito de Maduro se jugará en el manejo del luto colectivo

Debemos estar claros en qué viene ahora: una ardua campaña electoral de una violencia simbólica sin precedentes.

Hay que estar preparados y saber que los ataques serán mucho más rastreros que en campañas electorales pasadas. El arma fundamental que tiene la oposición en este momento es la muerte de Chávez. Paradójicamente, el escudo que tiene el chavismo es el mismo Chávez.

La fuerza del chavismo es precisamente la figura y el legado de Chávez. Pero hay que ser sincero: también su partida física puede ser una gran debilidad.

No soy de los que se inscriben descaradamente en un triunfalismo electoral. Tampoco de los que andan de capa caída por culpa de esa celada del destino que fue la muerte del Comandante.

Creo sinceramente que debemos ponderar muy bien los efectos que el luto puede tener en los individuos, y más aún, en las masas. En ello la sicología social es un instrumento fundamental.

Hemos visto que la muerte de un padre causa efectos diversos en sus propios hijos: en algunos crea una fuerza inesperada que permite salir airosamente del trauma e, incluso, ayudar a sus hermanos. Pero es bien sabido que el luto puede ser también un fenómeno paralizador de individuos y masas.

Este último punto me interesa sobremanera, pues podría ser determinante para los venideros resultados electorales. De la manera cómo se maneje el duelo o luto, dependerá todo.

Una sobredosis de tristeza puede paralizar. Hay que tener mucho cuidado con ello. La oposición sabe muy bien que atacar de frente y sin piedad a Chávez y su familia, puede hacernos perder y divagar en una defensa desmedida de ellos.

Por ahí irían pues los tiros. La oposición tratará por todos los medios de jugar con el dolor de un pueblo que se resiste a la pérdida de su padre. Tratarán de paralizar a sus hijos a través de todo tipo de maniobras. Atacarán a los hijos que asuman el luto como algo activo y combativo.

El desenlace de la campaña dependerá entonces de factores que pueden ser controlables. Dependerá de si nos dormimos en nuestra tristeza, si nos anclamos en un recuerdo pasivo, si nos eternizamos en un funeral continuado, si nos perdemos en una defensa contra ataques rastreros, o si, por el contrario, despertamos del letargo de una melancolía sin precedentes, y asumimos el futuro con propuestas precisas y soluciones de problemas, así como lo hubiera hecho Chávez.


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Miguel Ángel Pérez Pirela

Doctor en Filosofía Política. Escritor. Comunicador. Investigador del www.IDEA.gob.ve. Conductor y Creador de Cayendo y Corriendo (VTV). Autor de la novela Pueblo.

 maperezpirela@gmail.com      @maperezpirela

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