Alquimia Política

La América Latina de Eduardo Galeano

La ficción de la legalidad amparaba al indio; la exploración de la realidad lo desangraba…

Eduardo Galeano (2000, p.40)

Aproximarse a una obra como “Las venas abiertas de América Latina” en pleno siglo XXI, y con una experiencia sociopolítica muy diferente a la que hubo en la década del 60 y 70 del siglo XX, exige un esfuerzo comparativo necesario. No comparar en razón de una evolución o cambio; es comparar en cuanto a la trasformación que hechos concretos han producido en América Latina, cambiando su postura ética y moral ante los Imperios, o específicamente, ante la hegemonía del capitalismo global que encierra la figura geoestratégica de los Estados Unidos de Norteamérica(EE.UU.). Es importante resaltar, que los pueblos latinoamericanos que desde mediados del siglo XX, se plantearon emanciparse y se calificaron de anti-imperialistas, no estaban elevando esas banderas contra la gente, o el pueblo norteamericano; sino, contra la política de internacionalización del capitalismo de Estado, del Gobierno de los EE.UU. El imperialismo ha sido considerado un sistema económico que tiene como meta la expansión, dominación y preponderancia de un Estado sobre otro; en razón de subsistir esas pretensiones por parte de países como EE.UU., es que los países latinoamericanos han marcado distancia, exigiendo respeto a su autodeterminación y a los valores e idiosincrasias que le dan pertenencia e identidad.

En este sentido, la realidad sociopolítica latinoamericana en la década del 60, hasta principios de los 70 del siglo XX, luego de siglos de dependencia y desigualdades, en encontraba, según expresa Andrés Bansart (2000), frente a dos dilemas: la revolución o el reformismo. “El paradigma de la revolución era la revolución cubana y los intentos de otras luchas armadas como la que llevó el “Che” Guevara en Bolivia. En cuanto al reformismo, un ejemplo fue la llamada Revolución en libertad que intentó Eduardo Freire en Chile entre 1964 y 1969, mediante otras cosas, una ley de reforma agraria, reformas económicas, ciertas acciones sociales y la chilenización del cobre…”

En cuanto a lo social y cultural, dimensiones que de una manera u otra han marcado el pensamiento de Galeano, influyó mucho en América Latina una postura de los gobiernos de turno por disminuir el elevado número de analfabetos, casi rondando el 70%, de una sociedad que en esencia era culta y tenía en su historia e idiosincrasia, un cúmulo de tradiciones y experiencias que le elevaban notablemente como civilización moderna. Los regímenes reformistas propusieron la alfabetización como necesidad urgente para incorporar a la población al sistema capitalista. El obrero tenía que aprender a leer la cartilla para la manipulación y buen funcionamiento de las máquinas. En cambio, en los regímenes revolucionarios, imantados por la propuesta educativa del brasileño Paulo Freire (1921-1997), comenzaron a activar la llamada alfabetización conscientizadora, la cual permitía a los miembros de las capas populares no sólo aprender a leer y escribir, sino a desarrollar habilidades y destrezas para interpretar su condición humana y el lugar histórico que representaba como miembro de un conglomerado de gentes conquistado, transculturizado y explotado.

Esta América Latina fue la que influyó en Galeano para comenzar, por allá a mediados de los cincuenta del siglo XX, para ir hilvanando una idea central acerca del futuro latinoamericano: la necesaria independencia. Y es que, según se deja leer en “Las venas abiertas…”, el surgimiento de los Estados Nacionales en el siglo XIX, no implicó una independencia de los Imperios, sino una profundización de ese proceso de colonización que aún hoy día, salvo algunas experiencias puntuales (los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América, ALBA), continua tocando fondo en las raíces de los sistemas de gobierno del hemisferio Sur. Concretizaba en experiencias como la vía democrática hacia el socialismo, la revolución cubana y otros intentos de liberación del ser humano y de los pueblos.” Esta esperanza tuvo su primer revés con el Golpe de Estado a Salvador Allende (1908-1973), de la Unidad Popular, propinado por el General Augusto Pinochet 81915-2006) y su combo de militares de la derecha chilena, en 1973.

Otro contexto que influyó en Galeano fue el triunfo de la Revolución Cubana (1 de enero de 1959) y los intentos de insurgencia armada en varios países como Argentina, Colombia, Guatemala, Perú, Uruguay y Venezuela; el objetivo de estos movimientos armados, bajo modalidad de Guerrillas (táctica militar cuyo principio básico es hostigar al enemigo con ataques esporádicos y sorpresivos), era construir sociedades socialistas. Aunque al final de la década del sesenta, la gran mayoría de esos grupos insurreccionales había sido exterminada.

Volviendo a ideas de Andrés Bansart (2000), la lucha política adquirieron una agudeza fuerte, pero sobre todo prevalecía un vacío inmenso de referentes que centraran al latinoamericano en su identidad autóctona, así como en el papel que estaba haciendo Latinoamérica en un mundo bipolar, sesgado por la confrontación de los EE.UU. (capitalismo) y la URSS. (comunismo), que utilizaba a regímenes de países pequeños y en vía de desarrollo, en ocasiones “sin ninguna vía ni esperanza”, sólo pueblos marginados por la providencia, como piezas de ajedrez para crear las condiciones de confrontación que el financiero estadounidense Bernard Baruch (1870-1965), en un discurso de 1947, inaugurara como “Guerra Fría”. En sus palabras Baruch dijo: “No nos engañemos: estamos inmersos en una guerra fría”. Luego el periodista, estadounidense igual que Baruch, Walter Lippmann (1889-1974), daría vida al texto “Guerra Fría” que marcaría una de las denominaciones más influyentes y características del siglo XX.

En una entrevista, realizada por el periodista Jorge Gestoso de la cadena TELESUR (en octubre del 2011), y en razón de que si América Latina es o no, la misma descrita en la obra “Las venas abierta…”, el propio Galeano se confiesa: “En general te diría que han cambiado a estos 30, 40 años ya porque el libro es del 70…Han cambiado para bien en el sentido de que hay signos de una energía nueva, o una energía que no es nueva pero que ha resucitado con mucho vigor, con mucha fuerza, que es la energía del cambio, está produciendo algunas sorpresas muy interesantes en varios países…Por otro lado, lo que me parece que todavía lo que yo quise hacer, que era contar la contra-historia de cinco siglos de desdichas corridas en nuestras tierras para que se difundieran algunos datos, algunas informaciones útiles, con la mirada puesta en los tiempos que vienen sobre todo en un tema que para mí es fundamental que es la defensa de los recursos naturales, pareciera que eso a los gobiernos progresistas todavía no lo tienen claro…” En una palabra, esgrime Galeano, la realidad reflejada en “Las venas abierta…” sigue teniendo vigencia y eso, en vez de “alegrarlo” lo entristece, puesto que el deseo de todo latinoamericano es que alcanzando un alto nivel de conciencia, se den los cambios y las transformaciones.

La obra “Las venas abiertas de América Latina”, escrita en la década del sesenta del siglo XX, y publicada en 1971, en varios países latinoamericanos, fue un ensayo “tremendista”, para la época, que buscó, según palabras del autor, crear un cierto nivel de conciencia nacionalista ante la manipulación y alienación a que estaba expuesta América Latina por los Imperios, sobre todo por el de los EE.UU. En aquellos días la obra fue presentada al Premio Casas de las Américas y ni clasificó entre las favoritas; sería en 1973, con el Golpe de Estado en Uruguay, y la instauración de la Dictadura cívico-militar, que la obra ganaría interés (el primer tiraje no tuvo mucha acogida), dado que Galeano fue forzado al exilio y con él se prohibió la difusión y reimpresión de “Las venas abiertas…”, propiciando hacia el texto un gran interés y por ente un crecimiento hiperbólico en su demanda. Galeano cuenta, en su entrevista con Jorge Gestoso (2011), que en un comienzo, en Uruguay, la dictadura lo censuró a él, pero al texto no; y esto ocurrió porque los censores de la Dictadura lo veían como un texto de anatomía médica, por lo de “Las venas…”, sería seis meses después de su salida del país que un despabilado reaccionó y sacó de circulación la obra.

Ahora bien: ¿sobre qué escribe Galeano en “Las venas abierta…”? Galeano escribe una “contra-historia” a la historia oficial que se resume en “cinco siglos de conquista y colonización europea”, donde las armas fueron la llave dominante y la crueldad y el holocausto el sentido imperativo de los nuevos tiempos. El asunto crítico era que esos cinco siglos no tenían un tiempo de culminación, estaban vigentes hasta aquellos días de 1971, y, para dolor de su autor, aún sigue vigente esa historia de explotación y barbarie donde el latinoamericano sigue siendo “la carne de cañón” de los Imperios.

Galeano, en un estilo satírico y sin mucho tecnicismo económico ni social (la crítica a la obra radica en eso, en que se vale inadecuadamente de categorías económicas y sociológicas), que los españoles llegaron al continente Americano en busca de metales preciosos, especies, recursos naturales para reimpulsar el mercantilismo en Europa; el proceso de conquista amplió su interés al ver la posibilidad de utilizar mano de obra barata y abundante (más que barata, abundante, porque con la esclavitud terminó siendo gratis), expropiando todo el territorio de manera sistemática. No fue una conquista que se hizo improvisadamente, tuvo su plan, sus objetivos claros: dominar y avasallar todo cuanto se pudiera para el bien de la Corona y de los intereses personales de los “psicópatas Conquistadores” (como los llamó el escritor venezolano Francisco Herrera Luque).

Galeano divide la obra en dos partes: La primera que trata sobre la pobreza del hombre americano gracias a la inmensa riqueza que hay en su territorio (ahonda acerca de la comercialización del oro, la plata, la azúcar y ya en los últimos años, la minería y el petróleo); y la segunda parte, es una visión crítica de lo que ha dejado el proceso de conquista, desde los levantamientos pro-independentistas hasta las contradicciones internas con los grupos conservadores que anhelan la figura del protectorado Imperial, y los grupos revolucionarios que buscan la unidad de los pueblos y la independencia real de cualquier interés de persona o Estado foráneo.

Al pasar siete años de la publicación de la obra “Las venas abiertas…”, Galeano escribe una especie de apéndice razonado donde busca colocar en justa proporción lo dicho en 1971, y la realidad que adjudicaba un tiempo histórico en el que la tecnología estaba en la vanguardia y los Estados Nacionales saliendo de cruentas Dictaduras. Expresaba Galeano en su apéndice titulado “Siete años después”, que el libro había sido escrito para conversar con la gente, no para convencerla, sino motivarla a descubrirse a sí misma. “En Las venas, el pasado aparece siempre convocado por el presente, como memoria viva de nuestro tiempo…” (2000) Es un pasado que vive el presente y que necesita superarse para llegar a un futuro que en donde la solución a los problemas de convivencia social venga de un colectivo organizado y no como parte del interés particular de un grupo de poder.

Otro aspecto que se destaca en la obra de Galeano, “es que la población de América Latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces…; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legiones de brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -Sao Paulo, Buenos Aires, ciudad de México- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el solen esta tierra espléndida que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan”. (2000, p.4)

En este sentido, Galeano cita una frase del ex presidente norteamericano Lyndon Jonson (1908-1973): “Cinco dólares, invertidos contra el crecimiento de la población son más eficientes que cien dólares invertidos en el crecimiento económico…” (citado por Galeano, 2000)

Al explorar la visión continental que tiene “Las venas abiertas…”, se llega a entender que lo que se ha venido haciendo es satisfacer las necesidades de los Imperios, a costa de nuestra calidad de vida y autonomía de dirección; cuando un pueblo permite a los gobernantes “negociar” su soberanía en nombre de un Estado o Gobierno, se pierde cualquier vínculo con la dignidad, lo que por ende repercute en la autoestima del pueblo y en la vida útil que éste pueda prestar a la especie humana para salvaguardarla. Quizás ante esta realidad, movimientos sociales como la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela desde 1999, se hayan enrumbado hacia la independencia de cualquier potencia imperialista o clase social privilegiada, para cerrar frente al modelo neoliberal de “cuadrar”, “convenir”, “repartir”, “dialogar”, entre otros, para la consecución de proyectos encaminados a un supuesto bienestar del colectivo que termina con privatizaciones y endeudamientos transgresores de la soberanía y la libertad de los pueblos.

A finales de la década del 2000, el periodista estadounidense Charles C. Mann (2008), presentó un estudio (“1491: una nueva historia de las Américas antes de Colón”), que viene a reforzar con cifras y datos documentales, la realidad de esa riqueza del nuevo mundo que fue expropiada y dilapidada por los conquistadores y colonizadores; a pesar que Mann no cita a Galeano, sus conclusiones son muy parecidas; sólo en los primeros ciento treinta años desde la fecha del Descubrimiento, murió nada menos que el 95% de la población amerindia. La razón de este cruento holocausto fueron la capacidad bélica del conquistador y las epidemias. América contaba, en 1491, con una población entre 90 a 112 millones de almas, mucho más que en Europa u otro lugar del mundo para aquellos días; no hay que tener mucha imaginación para apreciar la carnicería humana que prevaleció y el inmenso costo que tuvo que pagar América para empezar a dar los aún tímidos pasos hacia la independencia.

Eduardo Galeano, como buen instrumentista de la crónica, se vale del enfoque socio-crítico para abordar los temas concernientes a la historia y la evolución de la misma en Latinoamérica, tomando como referencia los quiebres o nodos de conflicto que caracterizaron el proceso de conquista. Sin deslindarse de este proceso, los empalma con el período de colonización y se expande hacia una crítica materialista del papel que jugó el Imperio Español, portugués y Francés, en la construcción del modelo occidental del “nuevo mundo” (o la Europa Segunda, en términos del maestro José Manuel Briceño Guerrero).

Este manejo del contenido lo hace Galeano en espacios reducidos de narración; no cultiva la influencia barroca de un Alejo Carpentier, por ejemplo, sino que va a lo fragmentario (característico en toda su obra posterior); a la envolvente presentación de una idea principal descrita desde múltiples ideas secundarias. Es decir, no hay residuos de más ni de menos; concreción y búsqueda de exactitud en el lanzamiento de la idea.

En cuanto a la personalidad del estilo literario de Galeano, su obra se expresa a sí misma como “satírica”. Es decir, cultiva elementos de ese subgénero lírico cuya característica es la de expresar indignación, con propósito moralizador, lúcido y en cierto tono burlesco, acerca de un tema que para el autor resulta no sólo informativo, sino apasionante. Caracterizando un poco más este estilo de Galeano, se tiene que su estilo satírico tiene un tono que identifica cuatro estrategias comunicación: 1.- la reducción de algunas ideas para hacerlas parecer ridículas, y la exaltación de otras para detallar sus defectos; 2.- la exageración o hipérbole, en la cual desde una situación real se posa en elementos que a plena vista pareciera no ser tan importantes, pero que al exagerarlos muestra sus lados y sus contornos ponzoñosos; 3.- la yuxtaposición que compara cosas disímiles, al contrastar lo que sucediera en el proceso de conquista y la realidad de los estados Nacionales Latinoamericanos modernos; y 4.- la parodia o imitación burlesca, que lejos de ser una agresión a individualidades, es una caricaturización de un tiempo, muy al sentido latinoamericano de “reír ante las vicisitudes”.

En fin, el estilo literario reflejado en la obra “Las venas abierta…” de Eduardo Galeano, así como en toda su obra posterior, es de una composición literaria en la que realiza una crítica aguda a la conducta de algunos grupos sociales sobre otros; su objetivo último con esa personalidad satírica es moralizar y la vez divertir, porque, como el mismo Galeano expresa, tenemos “derecho a estar equivocados, pero también, en igual medida, derecho a corregir; nada mejor que ser corregidos con humor e informados con afecto sincero”.

La obra de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América Latina”, tiene vigencia en los dos aspectos bajo los cuales fue construida: continúa la explotación de las riquezas naturales del continente latinoamericano por parte de las transnacionales y los Imperios modernos, caso EE.UU. y la Comunidad Europea, CE.; y sigue la utilización de esa riqueza para dotar de poder bélico a los Imperios y permitir su expansión, dejando pobreza e indefensión en aquellos Estados más pequeños y sin capacidad de reacción ni acción, por la falta de capital y por la entrega de sus bienes naturales a políticas de explotación que privilegia al dueño de los modos de producción y no a los beneficiarios directos de los recursos transformados y negociados. En la medida que hayan Gobernantes débiles y ególatras, habrán países dominados y alienados, y allí no vale ni mejores programas de gobierno y buenos deseos; no se puede satisfacer las dos partes: uno explota y el otro se deja explotar. Ya Galeano lo refirió en la entrevista, ya mencionada, de Jorge Gestoso (2011): “…este mundo no está organizado para los bobos, lamentablemente, sino para los vivos, y hay que saber defenderse sobre todo de los que prometen felicidad en cortísimo plazo porque en realidad venden algo que es pan para hoy y hambre para mañana. Y eso ocurre con la mayor parte de las empresas mineras que son las más devastadoras, pero también con otras empresas…” En este sentido, esgrime el propio Galeano, hay voces que se han enfrentado a esos “vivos” del capital foráneo, una de esas voces es la de Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana en Venezuela.

La experiencia de Venezuela entra en el espíritu de “Las venas abiertas” en tanto y cuanto, es la reacción que esperó Galeano que alcanzaría si su mensaje hubiese llegado en el tiempo que lo escribió, a aquella clase política latinoamericana de los setenta. No reaccionaron pero reflexionaron, allí está el ejemplo de Salvador Allende. Sin embargo, Hugo Chávez ha interpretado con claridad y concreción, el papel que no puede seguir jugando Latinoamérica frente al Imperio. Su mensaje emancipador ha confrontado diversos grupos en todo el continente, propiciando un eco que hoy día se traduce en varios países latinoamericanos con banderas de trasformación social, dignificando a la especie humana y visibilizando a los “olvidados de la tierra”. Esa es la relación directa entre lo escrito por Galeano y lo materializado por Chávez, quien hoy día ha presentado el Plan Bolivariano de la Patria, 2013-2019, enmarcado en cinco objetivos históricos que traducen el llamamiento que en 1971 hiciera “Las venas abiertas” a los pueblos herederos de la cultura amerindia: 1.- La independencia total; 2.- El Socialismo como sistema económico-social; 3.- Alcanzar ser Potencia Social; 4.- Promover la unidad Geopolítica continental y mundial; y 5.- Contribuir a la supervivencia de la especie humana. En este último punto se deja ver una de las ideas centrales de la obra “Las venas abiertas”, y se refiere a la conciencia ambientalista: hay que tomar conciencia de que el Planeta Tierra está enfermo, hay que protegerlo, hay que salvaguardarlo.

La obra “Las venas abiertas”, es una fotografía de lo que era, hasta 1971, cinco siglos de explotación y expropiación de las riquezas naturales de América Latina por parte de los Imperios; esa fotografía, en lo referente a la explotación y expropiación, sigue siendo la misma imagen, sólo ha cambiado sus procesos de negociación e intercambio, así como el valor de ese intercambio, pero lo negativo prevalece por encima de los discursos y acciones de visionarios como Hugo Chávez. En toda esa historia de barbarie y esclavitud, Latinoamérica ha tenido que lidiar con la mordaza a los líderes revolucionarios que desde sus movimientos sociales y políticos, han manifestado disidencia e inconformidad. En el caso de Venezuela, en la llamada Democracia Representativa (1958-1998), quienes buscaban, como Galeano, mostrar una América Latina herida y en franco proceso activo de saqueo por parte de los Imperios, eran tildados de subversivos, comunistas, ateos, demonios, entre otros; y el costo de esa acción valiente era o la cárcel o la desaparición. Allí fue surgiendo la figura de “los desaparecidos”, un elemento que toca Galeano de manera concreta al referirse a esa institución colonial llamada “encomenderos”. Galeano describe de manera cruda aquello: “A los conquistadores y colonizadores se les encomendaban indígenas para que los catequizaran. Pero como los indios debían al encomendero servicios personales y tributos económicos, no era mucho el tiempo que quedaba para introducirlos en el cristiano sendero de la salvación…”. Los que no “entraban por el aro”, simplemente desaparecían, eran asesinados y sus cuerpos nunca encontrados. Esa práctica, contra natura de todo lo humano y lo divino, la padeció un joven estudiante de economía de la Universidad Central de Venezuela, por allá en 1973; se trata de Noel Rodríguez, del movimiento de izquierda venezolana Bandera Roja (hoy un movimiento que ha cambiado su marco ideológico hacia la ultra-derecha). Por esas cosas del destino y por la actitud consecuente de sus familiares y amigos, después de cuarenta años de su desaparición, sus restos mortales son encontrados, y con él la develación de una historia de violencia y asesinatos que no se diferencia mucho a que libraron los aborígenes en el siglo XVI.

Hoy, como quizás nunca antes, la presencia de pensadores como Galeano y obras como “Las venas abiertas”, reivindican el legado de nuestros aborígenes y nos hace seres con mayor consciencia social y ecológica, en una era planetaria que exige desmontar lo sagrado profano para liberar el espíritu de la emancipación latinoamericana.


*.-azocarramon1968@gmail.com


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Ramón E. Azócar A.

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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