El asesinato en Damasco de nuestro querido amigo y revolucionario Aemad Al-Wabdeh

La guerra contra Siria es a muerte, penetrada como se encuentra por los malditos mercenarios gringos, ingleses, turcos, franceses y del Mosad.
El placer morboso y bestial de estos mercenarios es descuartizar a sus víctimas trátese de ancianos, mujeres o niños. Tuve la oportunidad de recorre gran parte de este hermoso país, hoy sometido al terrorismo más encarnizado de occidente. Estuve en Sweida donde se encuentra la mayor concentración de sirios-venezolanos de toda este país, y allí me sentí como en mi tierra. También visité la ciudad de Homs que ha sido destrozada por los mercenarios, y de la que he recibido informes que refieren: "Asesinan a todos, no importa si es un adulto, un niño o un anciano. Sacan a las personas de sus casas y las cortan en pedazos, colocándolas en bolsas de plástico y luego las tiran a la calle".


Siempre estuve temiendo por la vida de nuestro querido amigo Aemad Al-Wabdeh, sirio-venezolano, establecido en Damasco, quien siempre estuvo considerando la idea de regresar a Venezuela, pero su compromiso con la embajada de nuestro país allí no le impedía abandonar su patria.

Cuanto inmenso dolor no trae la noticia de la muerte de Aemad Al-Wabdeh, a quien conocimos tanto en nuestro viaje a Damasco en 2008, y con quien compartimos tantas horas hablando de las grandes amenazas que se cernían sobre Palestina, el Líbano y la propia Siria. No llegamos a imaginar que todo comenzaría con Libia. Conversamos sobre esa fuerza nefasta de Turquía aliada de la OTAN y del imperialismo gringo. Hicimos un recuento sobre la fuerzas nefastas que todavía pendían sobre el proceso revolucionario en Venezuela. Estuvimos en casa de Aemad (Sant Roz con su esposa María Eugenia Parilli), compartiendo tantas horas al lado de su esposa  Usaima y de sus hijos.


Cuando llegamos a Damasco, Aemad Al-Wabdeh no recibió y atendió en el aeropuerto, nos consiguió un alojamiento en un monasterio católico, porque él era cristiano.  En aquel hermoso encuentro, parecía que yo y mi esposa formábamos parte de la familia de Aemad: fumamos con el narguile de su casa el cual nos quiso dar de regalo; nos abrumaron con atenciones: dulces, frutas y café, nos mostraron fotos de cuando la familia vivía en Calabozo (Estado Guárico), vino la hermana de Usaima (la esposa de Imad) y sus pequeñas, lindas y dulces hijas nos recibieron también como viejos parientes que regresaban de su patria grande. Sentimos con tantas atenciones, que nuestra Mérida estaba a la vuelta de la esquina, que podíamos tomar un taxi y en media hora encontrarnos al frente de la sierra andina. Luego con frecuencia volviíamos por aquella casa, cuyos recuerdos son hoy tan intensos y dolorosos...


Nos cuesta imaginar que hayan destruido ese país que tanto amamos. Su gente sencilla y amorosa. Y hasta allá ha llegado el brazo asesino de los imperialistas gringos y europeos.

¡Siria!
Amada Siria.

Cómo nos deztroza el corazón esa noticia: Esta mañana explotaron dos carros bombas en la zona de Jaramana de Damasco en Siria, un lugar por el que pasamos tantas veces. Allí murió Aemad, quien era el chofer del Embajador de Venezuela en Siria, al tratar de auxiliar los heridos del primer carro bomba que había explotado.

La noticia informa que Aemad Al-Wabdeh, más conocido como Abuyor, nació en Siria el 15 de febrero 1966, se nacionalizó venezolano, vivió en los estados Guárico y Apure donde trabajó como comerciante.

En Venezuela se casó con Usaima, venezolana de origen sirio. Regresó a Siria y comenzó a organizar a los venezolanos de Damasco, constituyendo la Asociación de Amistad Sirio – Venezolana capítulo Damasco.

Fue contratado como chofer por la Embajada de Venezuela en la gestión de la Embajadora Día Al – Nader.

Abuyor, colaboró con la evacuación de venezolanos del Líbano cuando Israel bombardeo ese país en 2006.

Fue coordinador de CONVIASA en Siria. En la actualidad también desempeñaba funciones de relaciones públicas de la Embajada.

Asimismo fue buen hijo, buen padre, buen amigo, buen compañero de trabajo, fue defensor de las causas justas humanas y fiel seguidor del Presidente Chávez.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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