Hayacas con Chávez están dando el palo

Eh, eso de comer hayacas no es algo que uno pueda asumir ligero, como el que le entra a una arepa rellena de chicharrón; no señor, la hayaca es para degustarla con fruición pero sin prisa.

Y, si se tratase de hayacas con Chávez, en vez de hayacas sin Chávez, bueno, eso es para la suprema satisfacción -de nosotros, los bolivarianos- no así, en cambio, para los escuálidos.

Imagino, por ejemplo, el ambiente irrespirable de la Conferencia Episcopal Escuálida -CEE- durante su cena de navidad, entre rezos e imprecaciones de toda laya, por ellos tener que comer esas bichas durante los próximos seis años (prorrogables).

Estimo que, a la sazón, El Cardenal, obispos, arzobispos y etcétera gandules de la inefable secta CEE, quienes, como zánganos dentro de sus colmenas, comen sin trabajar, pudiendo hacerlo, se persignen y profieran groserías de subido calibre contra Dios, por éste haberlos castigado con el suplicio chino: Eso de tener que zamparse esas bichas con Chávez.

Deberían inscribirse en la Misión Saber y Trabajo y capacitarse para que no anden de manganzones pidiéndole platica al Ejecutivo Nacional y dando la matraca en misa, con la limosna que, viejas bobaliconas, ociosas, sin oficio y maleducadas, les dejan; esa gentecita debería hacer un acto de vergüenza y no pasarse día tras día mes a mes y año tras año, conspirando y hablando necedades contra Chávez.

Yo Presidente, emito un decreto, les asigno un pico y una pala a cada uno y los mando a sembrar tomate, al menos.

Pero, no soy Presidente (todavía).

Bueno, pero al grano:

Me zampé cuatro hayacas [con Chávez] bien resueltas y condimentadas con catara del bueno –de las riberas del Orinoco- y casabe de Caripito, lo que no es una novedad, mas, la cosa es que, acto seguido se me quitó el hambre, lo cual me pone malhumorado.

Dicho de otro modo, ya no alcanzo mis metas al respecto; tuve que dejar un par de hayacas paporla (mañana).

No obstante hay de por medio un asunto de medir, la hayaca sin Chávez era esmirriada; mientras que la hayaca con Chávez es robusta, sabrosa.

Y, ahí podría estar la diferencia.


oceanoatlanticoguillermo@gmail.com


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Guillermo Guzmán


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