¿Confusiones o despistes?

“Por Chávez voto el país parasitario” tal afirmación fue hecha en entrevista aparecida en la Razón el pasado domingo 21.

La afirmación recoge una concepción que no es nueva. A menudo desde las elites dominantes se reitera esta creencia. Lo que me resulta difícil de asimilar es que esta vez provenga de alguien que fuese dirigente de la Juventud Comunista y fundador e importante dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) cuando este aún era posible considerarlo un partido político. No se trata, entonces, de alguien que fuese atrapado por la fiebre juvenil; al contrario, militó en las filas del socialismo aun en su madurez.

¿El país parasitario? ¿Se refería a esas personas que uno ve bajando a las 5 de la mañana de sus casas, ubicadas en los picos de los cerros, hacia sus trabajos? ¿Son parasitarios por qué; porque son pobres?

Según el personaje en cuestión lo son porque trabajan en el sector público o son beneficiarios de algunos de los programas asistenciales implementados por el gobierno. Error, ser trabajador del sector público no es igual a no hacer nada: ¿Son acaso parásitos los maestros, las enfermeras, los operadores del metrobus y trenes del metro, los médicos, etc.? Por supuesto que no, razón por la cual nuestro amigo estará obligado a hacer una revisión de la explicación que se da sobre una parte muy grande del país.

Si alguien que debe haber desarrollado una cierta sensibilidad política, está apreciando en la votación chavista, como cualidad básica, el haber sido comprados o actuar solo a partir de lo que le dictan sus estómagos, nos da una idea más que preocupante de cómo están pensando personas llamadas a convertirse en referencias para ciudadanos, cuya experiencia política básicamente consiste en ir a votar o a participar en una que otra movilización convocada por la gente con la que simpatizan. Estos breves contactos con la política no los dotan de las herramientas necesarias para examinar los acontecimientos, tipo elecciones, más allá de sus efectos inmediatos. Para ayudarlos en esta tarea nada sencilla, es que están aquellos que han hecho de la política el ejercicio de su actividad principal.

En el mismo periódico un excandidato presidencial despotrica contra el sistema electoral, de tal manera, que le resulta muy difícil enmascarar su pensamiento íntimo. Todo él transmite la idea de promover salidas inconstitucionales, un golpe, pues, solo que busca abrirle paso a su propuesta a través de la denuncia exagerada y sin fundamentos acerca de las inequidades del Sistema Electoral. Habla del ventajismo en el uso de los medios cuando la oposición domina dictatorialmente la mayoría de ellos y no cesaron, sistemáticamente, de pronunciarse contra el gobierno.

Las denuncias contra el Sistema Electoral no persiguen otra cosa que deslegitimar los resultados electorales y con ello al sistema político imperante. Es la agenda del Golpe de Estado, sugerida a través de términos confusos e incoherentes respecto a la realidad que están obligados a enfrentar: Los dos eventos electorales que están a la vuelta de la esquina y en los cuales deben participar, aun con la ruedita frenada que significan los que no se bajan de la agenda oculta.

Pero, a quienes más perjudica la actitud de este excandidato, es a quienes desde la oposición aspiran a vencer en las próximas elecciones regionales para elegir gobernadores y diputaos a las asambleas legislativas, sin desdeñar el efecto que pueden tener en la acera del frente, sobretodo en sectores que se apegan al más mínimo casquillo para elevar sus voces iracundas exigiendo acciones que según ellos hagan irreversibles los cambios producidos. Afianzándose en amenazas como las que profiere el excandidato en cuestión, claman por medidas más radicales.

En realidad, si algo amenaza aquellos cambios es la ineficiencia de quienes están en la situación de llevarlos a cabo y consolidarlos, y no lo hacen, generando una gran insatisfacción en las bases sociales del proyecto que angustiadas observan como sus problemas no son atacados como les han ofrecido y merecen.

Es lógico que la gente quiera verle el queso a la tostada y exprese su descontento ante promesas y expectativas que no se concretan. Quizás hayamos entrado en el tiempo en el cual los plazos otorgados sean más cortos y exigentes.

ivanjgutierrez@gmail.com


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Iván Gutiérrez


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