Hay que erradicar el estado feudal aún vigente para avanzar en revolución

Aún recordamos aquella aberración feudal que el vicepresidente Elías Jáua encontró en una propiedad rural de un latifundista que practicaba en pleno siglo 21”el derecho de pernada”, o sea, el bandido hacendado se abrogaba el poder de quitarle la virginidad a las niñas de sus peones humillados. El latifundio no ha sido erradicado, aunque sí golpeado, pero no sabemos que otras barbaridades se puedan estar cometiendo. El sistema capitalista es un condensado selectivo de prácticas inhumanas para placer y/o beneficio de los amos del poder sin ningún tipo de escrúpulos. Para el capitalista TODO es una mercancía y ésta no tiene piel humana. El señor presidente Chávez, el gran humanista de los últimos tiempos latinoamericanos y más allá, comenzó una revolución con mucho coraje envuelto en el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad. Él proviene de la clase social pobre y por eso llegó preñado de humildad y amor sincero por su pueblo. El pensamiento bolivariano es su égida y darnos la mayor suma de felicidad posible su pasión. Su liderazgo en la lucha, más bien guerra, contra la burguesía criolla y sus cómplices será largo, duro y tedioso. Nosotros somos los guerreros y no podemos fallar. NO COOPERAR con el enemigo es el lema y eso debemos aplicarlo en el sistema de consumo y en la contraloría social. Pero lo difícil de esta guerra sociopolítica está en la erradicación del aún vigente feudalismo asociado al capitalismo reinante. El empresario oligarca explota sin misericordia a un ejército de empleados mal pagados que lo hacen rico cada día. Si alguno protesta entonces que se largue pues su coto privado nadie lo cuestiona. En muchas empresas el látigo feudal avasalla y somete. No hay defensa pues el sistema económico lo permite: Hay un salario mínimo pactado y de allí para arriba depende de lo que decida el magnate o comerciante. Te nombran “Empleado del Mes” para endulzarte la cicuta salarial y olvídate que llegaras cerca de los acaudalados dueños para obtener una gran fortuna. El señor feudal compra al sindicato y vende así la dignidad de sus esclavos modernos. El alto funcionario judicial se vale de su chapa para transgredir las leyes o baipasearlas cuando algún familiar las infringe. El policía raso o de alto rango también lo hace estableciendo un estado fáctico de impunidades. El Fiscal se vende por 30 monedas, lo mismo que muchos jueces y así se teje una maraña tenebrosa de complicidades donde el perjudicado es aquél que no pertenece al “secretariado” feudal. El funcionario público de Registros, Notarías, Bancos, del Seguro Social y ministerios, también marcan su mini feudo para disfrutar del sádico poder. Perforar ese oscuro estado de cosas nos costaría la vida y guardamos desvergonzado silencio, primero es la vida, sálvese quien pueda. Si el funcionario pseudorevolucionario es cercano a la cúpula gubernamental abusa de sus influencias y establece su coto privado impenetrable. Lo mismo ocurre con los alcaldes y gobernadores, todos son señores feudales que manejan las leyes a su antojo y la impunidad sigue reinante. Esa sociedad de cómplices sólo se derrota con una clara ideología socialista y con funcionarios probos que ayuden al presidente Chávez a realizar su noble misión. Irreverencia en la discusión y lealtad en la acción.

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@Granfran5012


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Efrain Jose Granadillo


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