Chávez y los 5 objetivos históricos

El discurso del presidente Chávez, en el acto de inscripción de su candidatura para las elecciones del 7 de octubre del presente año, señala varias diferencias con su rival, el candidato de la oposición Henrique Capriles Radonski. Hay un 1er conjunto de diferencias, signadas por la estructura discursiva y la capacidad de hilvanar un conjunto de ideas en un lapso bastante prolongado (más de 3 horas). En este conjunto de expresiones se observo un individuo que desmiente las versiones de una enfermedad terminal. Físicamente resulta inaudito pensar que una persona que este – como lo han sostenido medios nacionales y extranjeros- en una etapa inminente a su muerte pueda no sólo mantenerse de pie dando un discurso, sino que además este discurso este provisto de unidad temática, coherencia y significado.

Al comparar las inscripciones de candidaturas, se observa no sólo una diferencia – evidente- en cuanto a la extensión del discurso ( Capriles cerca de 22 minutos incluyendo las largas pausas y Chávez 180 minutos sin pausas), hay una diferencia más profunda: la capacidad de trasmitir y conectarse con la emotividad de las personas. El día domingo 10 de junio, observamos un Capriles dudando en la estructura sintáctica y gramatical de su discurso, aunado a los evidentes vacios conceptuales y a sus infructuosos intentos de mostrar emoción (Te quiero Venezuela¡). El lunes 11 de junio, se vio a un Chávez conectado, sensibilizado con los colectivos, con sus seguidores. Asistimos a un discurso que demuestra lo que expreso ese gran pensador francés Michell Foucault: un discurso que es dicho, es decir, un discurso que se reproduce por aceptación o por rechazo. Esa reproducción está relacionada con diversos elementos. Uno de ellos es la capacidad de vincular el mundo personal – el del ser humano, no el del presidente- con otros mundos personales de los grupos de personas que lo rodean. Se corresponde a una capacidad de lectura de ciertos temas que son considerados esenciales a la propia condición humana. Otro elemento evidenciado, es la insistencia en colocar en el campo de la discusión ciudadana tópicos (lexías) que se relacionan con la vida cotidiana de todos (seguridad, empleo, medio ambiente, prosperidad).

En este 1er conjunto de elementos el balance es claro: un candidato que da una muestra de coherencia enunciativa, paradigmática, con capacidad para mantener atento a un público que ha marchado, que se ha movilizado. En este conjunto de elementos ambos candidatos hicieron uso de manifestaciones de fortaleza física. Capriles caminando cerca de 10 kilómetros con el objeto de mostrarse como lo que es: joven y dinámico. Chávez manteniéndose parado por más de 180 minutos continuos. Esas manifestaciones físicas tienen sentidos simbólicos diferentes: para Capriles se trata de mostrar que él es un candidato dinámico, que da demostraciones de fuerza que buscan sean contrastada con un candidato – supuestamente- enfermo. Por su parte, Chávez mostró una presencia física que ridiculiza los rumores, las especulaciones tejidas por la agenda mediática. Su presencia física genera un efecto tranquilizador en los bolivarianos, quienes tenían una duda razonable sobre sus condiciones de salud.

Hay un 2do conjunto de diferencias, propias de la propia significación de las ideas presentadas. El candidato Capriles se mostró dinámico – eso nadie lo duda- pero carente de profundidad y convencimiento en su estructura discursiva. Los constantes vacios en la articulación del discurso, hacen ver un hombre que no es capaz de mantener una lógica de significados y significantes en temas que pueden alcanzar sensibilizar a los ciudadanos. Al abordar áreas como seguridad, empleo, no logro convencer con una propuesta que se sintiera con conexión a los profundos sentires de la población. Observamos un discurso que pasaba de unas ideas – desconectadas, sin sentido- a otras sin alcanzar definirlas en profundidad. Por su parte, el discurso de Chávez – más allá de su extensión temporal- mostro mantener intacta las ventajas de un liderazgo carismático y emotivo. El recurrir a elementos de emotividad le permitió mantenerse conectado con unos colectivos que se han mostrado preocupados por su estado de salud. Sin embargo, más allá de eso, en este 2do conjunto de elementos vimos una clara definición ideológica. Capriles por su parte, aunque intento establecer comparaciones, no lo hizo sobre la base de la construcción de un “ellos” y un “nosotros” que los colocara en el espectro derecha-izquierda en el cual se ubican tradicionalmente los ciudadanos.

El discurso de Chávez se emotivizó al mismo tiempo que se posicionó como un discurso de izquierda, nacionalista y anti-imperialista. La propuesta que esbozo bajo la idea de objetivos históricos nos muestra una perspectiva – o más bien prospectivo por su visión de futuro- que coloca al proceso venezolano con un amplio sentido histórico, pero además como una respuesta ante la crisis de acumulación – y depredación- del sistema capitalista. Cuando Chávez señala como prioridad la independencia, lo plantea como una respuesta a la articulación en red bajo la dictadura del capital, que lleva a los Estados Nacionales a adaptarse y acoplarse a las necesidades de acumulación de riqueza del sistema-mundo y que son la base de las diferencias en la distribución de la riqueza. Asimismo sucede con la idea de construir un modelo de socialismo que se aleje de las perversiones del socialismo real soviético o cubano, y otro tanto con la necesidad de transformar al país en una potencia que canalice – y encabece – iniciativas de articulación de esfuerzos gran-nacionales que construyan alternativas a las formas de control y expoliación capitalista. Para ello, la contribución a elaborar alternativas pluripolares como UNASUR, la CELAC, ALBA y banco del Sur, son una necesidad histórica. Para Chávez, un proceso como el venezolano no puede sobrevivir sin lograr llevar más allá de sus fronteras la propuesta de transustanciación social y cultural. Finalmente, todo ello conduce a la prioridad de lograr sobrevivir a las propias dinámicas destructoras de la vida, propiciadas desde la lógica expoliativa del capitalismo. En conclusión, fuimos testigos de una confrontación de ideas que dejo en claro quién es quién en el campo ideológico.



Dr.

Historiador

Juane1208@gmail.com


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Juan E. Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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