Estado, Ética y Revolución para un sistema penitenciario decente

Hace 14 años (1998), existían en las cárceles venezolanas 24.833 privados de libertad, de los cuales 15.791(64 %) eran procesados, es decir, se presumía su inocencia y solo 9.042 (36%) condenados, el 20% extranjeros de los cuales el 41% de nacionalidad colombiana, con un índice de hacinamiento que alcanzaba el 36%. Entre 1996 y 1998 murieron 1.014 reclusos y 4.765 fueron heridos, para los que se empeñan en insistir que es un problemas agravado con la revolución.

En las hacinadas prisiones venezolanas existen bandas liderizadas por los “Pranes” que rivalizan por el control de los pabellones o el comercio de armas y drogas que una minoría de guardias corruptos, custodios y otros funcionarios venden a los reclusos. En el 2010 se registraron 476 asesinatos.

El retardo procesal, hacinamiento, precario estado de la infraestructura física de los penales, ausencia de clasificación de presos, carencia de servicios básicos indispensables, presencia de armas y drogas, insuficiente número de funcionarios penitenciarios con escasa o ninguna formación técnica, ética y política. Cárceles en donde no se rehabilita, se propician vicios.

En este cuadro referencial nada halagador la variante más relevante es de carácter ético, político y moral, al respecto debemos preguntarnos: ¿Quién es el principal responsable de la existencia de los “pranes”, de armamentos de diversos calibres, drogas, celulares y bandas de extorsionadores? Indudablemente el estado hoy y ayer, debemos ser autocríticos.

Es cierto que el estado revolucionario ha realizado grandes esfuerzos y continua haciéndoles como nunca antes se hizo, por ejemplo para el segundo semestre del año 2005 se determinó que un 21,8% de la población penal, se encontraba incorporada a programas educativos ("misiones") del gobierno revolucionario y a otras formas de enseñanza (6,3%). Para este mismo período, se registra que aproximadamente un 30% tiene estudios de primaria, 50% estudios de secundaria y solo 3% nivel universitario, lo cual significa que un 83% de la población reclusa, para esa fecha, estaba escolarizada frente a un 8% de analfabetismo; sin embargo, a parte del mejoramiento notable de la infraestructura y la construcción de modernos centros penitenciarios, los presos siguen armados, tienen voceros, pueden negociar con las autoridades o enfrentarse a estas casi en igualdad de condiciones en enfrentamientos armados.

El mejoramiento de la infraestructura, los servicios básicos, la modernización de los sistemas automatizados de monitoreo en tiempo real, disminución de los retardos procesales, así como el control de la droga y armas, serán una pelea perdida si no expulsamos del sistema penitenciario a los desalmados, sin ética y los sustituimos por hombres y mujeres armados del más alto nivel de conciencia revolucionaria, incorruptibles, valientes y comprometidos con la nueva alborada a construirse en el marco de un estado revolucionario ético.

No tengo sombra de duda alguna sobre la valentía, estatura política, ética, técnica e ideológica de la camarada Iris Varela al frente del nuevo Ministerio de Servicios Penitenciarios, un “cuero seco” cuya resonancia permanente, ahora en el caso de “La Planta”, demuestra que sigue siendo un “Caballo de Troya” en el proceso revolucionario venezolano; camarada si quiere dejar huellas imborrables en un Sistema Penitenciario decente debe rodearse de hombres y mujeres que no roben, no mienten, no flojean y no conspiren contra el socialismo científico, como lo aprendí del camarada Hernán Nieto.


Ing.

Sub Director Administrativo, IUT Maracaibo

lazaroroger@gmail.com


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Roger Lázaro


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