Auditórium

Los descalificadores Ad Hominen

La descalificación no es un argumento, es un insulto. Frente al insulto, uno siente. No piensa, siente. Los sentimientos circulan por una vialidad distintos a los de la opinión bien argumentada. El odio y la descalificación es un sentimiento que se manifiesta de varias maneras a través del hocico de las ratas del albañal, una de ellas es el insulto.

Cuando se debate en términos de insultos se degrada la escena política, en los espacios en donde se manifiestan las ideas sobre las políticas públicas, y lo que debe ser el socialismo,  utilizándose la carga de la violencia frente al debate de las ideas, siendo cambiado por un torneo de insultos y descalificaciones.

Observo en ciertos medios de comunicación,  donde las opiniones políticas privilegian el insulto al argumento razonado. Esto obstruye el planteamiento, la discusión política con alguna preeminencia sobre la lógica de las ideas.

En estos últimos meses, todo militante revolucionario que ose criticar medidas erráticas del gobierno bolivariano, de ipsofacto es objeto de distintos modos del insulto revolucionario”: “Escuálido, contrarrevolucionario, apátrida, quinta columna etc.” Ha sido la descalificación “Ad Hominen, el no discutir el argumento con el cual se critica las medidas de gobierno erráticas, sino quien opine de esta manera  es descalificado por algún motivo, y de forma innoble.

Por cierto, no siempre es irrelevante cuando uno opina sobre lo que observa. En todos los casos que he visto errores de políticas públicas equivocadas: donde militantes que se definen como los operadores del “revoluciononamometro” cuando te dicen: “cuales errores tiene este gobierno”,  estos individuos son los enemigos manifiestos de la revolución bolivariana, y de sus políticas de verdad, y de la justicia;cuando se judicializa como uso político, los derechos humanos”.  ¿Quiénes cuestionan dentro de la revolución bolivariana con argumentos creíbles la “demagogia” de la impunidad de los derechos humanos, de las victimas del hampa asesina? ¿La defensoría del pueblo, La Fiscalía? ¿O no son las madres, las esposas, las abuelas de las victimas? No, cuestionar esto es una aberración terrible, al contrario muchos siguen felices; existen dirigentes revolucionarios que no han demostrado su real compromiso con la revolución bolivariana, son enemigos de los Derechos Humanos.  

Existen casos de casos donde no hay razonabilidad en mirar el dolor ajeno y analizar con responsabilidad entre la opinión razonada, y lo que se dice desde una perspectiva equivocada, y relativa a la falsedad del argumento que se sostiene para descalificar. No obstante esto no invalida la crítica o el planteamiento. Lógicamente es necesario reconocer siempre los sesgos interesados no siempre expuestos con honestidad intelectual.

Hay un tipo especial de la descalificación que funciona en realidad como un insulto a la inteligencia. Cuando en la búsqueda de un esencialismo revolucionario que es contradicho por algunos cretinos del devenir individual.

Existen numerosas personas preocupadas por hallar cosas tales como un apoyo de Hugo Chávez al cese de las expropiaciones, que se convierten en improductivas. Y cuando se sigue hilvanando sobre empresas expropiadas, que enseñan el fracaso (por esto cayó la Ex-URSS) muchos dan una puñalada, y se sienten en la gloria.

Todos los ejemplos de los errores de la revolución que conocemos, son descalificados en todos los casos, cuando se utilizan interpretaciones amañadas, y análisis desfasados, para nada concluyentes.

Siempre he demostrado estar en contra de individuos mentirosos, e incoherentes, de los que utilizan la descalificación como arma política.

Por eso la descalificación, sin argumentación funciona como un insulto, cuando se pretende  encontrar elementos que descalifiquen a la persona con criterio propio. Siempre he estado en contra de lo autoritario que impida el reconocimiento de la existencia y derechos del otro, muy necesarios en una democracia socialista.

Lo más impactante de todo esto es que no sabemos si esos, los que descalifican, están a favor o en contra del verdadero socialismo, no sabemos si simpatizan o no con Hugo Chávez, o si les interesa la política donde de verdad se respeten los Derechos Humanos. Cuando tienen que definirse ellos mismos demuestran sus incoherencias.

Todos tenemos nuestros errores. Es perfectamente imposible la absoluta perfectibilidad en todos los actos de nuestra vida. Hay  que asignarle importancia a la corrección de los errores; no tomando a la  ligera la cuestión descalificatoria, pero en el reconocimiento de que la descalificación en revolución una aberración. Y cuando se quiere hacer uso político de este elemento como albañal ideológico, se incurre en una desviación falaz.

La revolución bolivariana esta atravesando un tiempo fértil para desmontar, y reconstruir sentidos y configuraciones sociales en favor de una nueva legitimidad popular el 7-O.

Hay que hacer ejercicios de introspección de los muchos que se han convertido en reproductores del insulto, y del odio entre otros elementos, violentos, clasistas, y antidemocráticos, que están inscritos en lo ilógico del insulto y la descalificación, y no en el debate de las ideas. Implementada por la posibilidad del monopolio de lo mediático pero eso no nos exime de responsabilidades.

Los clichés, las etiquetas, y las descalificaciones, no sirven para eludir los debates en la revolución. Pensar lo que hacemos, y lo que nos hacen sirve para construir la nueva política socialista. Un debate que no será de los nuevos filósofos en el poder, ni se concentrará en un ágora ideal pero que debe contar al menos con ciertos perfiles lógicos.

Percasita11@yahoo.es 

 



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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