Base de operaciones

**** Los acercamientos entre Europa y Rusia y, entre Sudamérica y la Liga Árabe, son acontecimientos que tienden a cambiar el mapa geopolítico del planeta.

El pasado 10/5/05 se firmó en Moscú un pacto de cooperación mutua entre la Unión Europea y la Federación Rusa, especialmente en las áreas de la economía y la seguridad. Es un acuerdo logrado en el marco de la idea de la Gran Europa que cambiará el mapa geopolítico del planeta. De consolidarse esta tendencia unificadora, las considerables capacidades económicas del “viejo continente” se sumaran a los no menos apreciables potenciales militares del centro político del mundo ortodoxo. Hecho que implica la paridad en el poder de acción de este conjunto con la hiperpotencia asentada en el norte de América. Sin dudas, este acelerado proceso de integración es el resultado de la decisión de Washington de actuar unilateralmente en la política internacional, usando un supuesto “derecho de preferencia” que lo autorizaría a intervenir a discreción en cualquier espacio considerado como amenazante a su seguridad. Si a este acuerdo se le suma él ya existente entre Rusia y China para proteger sus intereses, especialmente energéticos en el área del Caucaso, ciertamente el poder mundial se concentraría en Eurasia, cambiando la orientación de la política internacional. Ante una coyuntura así, sólo una nueva guerra fría que enfrentaría a EEUU a esa nueva constelación de polos de poder o, un fortalecimiento de la multilateralidad, serían las opciones disponibles para los actores. Una decisión que estaría condicionada a la actitud que asumiesen los Estados asentados en Sur América. Simplemente, la no alineación, especialmente si esta es acompañada por el mundo islámico, transformaría totalmente la estructura del sistema internacional y aceleraría la tendencia hacia la organización mundial que ofrece un marco regulatorio para estabilizar el sistema.

Es en ese contexto donde la proposición del gobierno de Teherán de establecer un centro de estudios geopolíticos venezolano-iraní adquiere significado. Sería un vinculo que reforzaría la relación entre el mundo iberoamericano y el islámico que se ha configurado en la I Cumbre entre la Liga Árabes y los miembros de la Comunidad de Naciones Sudamericanas. Ciertamente Caracas y Teherán son en estos momentos dos centros de poder relevantes en la política internacional. No porque de sí tengan una capacidad de acción como para polarizar los mundos a los cuales pertenecen. Sino en razón a la decisión de la Casa Blanca de escogerlos como interlocutores en ambos espacios civilizatorios. Bush a ranqueado a ambos estados al elegirlos como “enemigos”, pensando en sus supuestas vulnerabilidades. Y ese hecho les da el potencial para convertirse en atractrices a fin de obtener esta nueva constelación de estados. De modo que si ambos procesos cristalizan, el dominio del motor que mueve al mundo – los hidrocarburos – quedará fuera del control estadounidense, restándole uno de los instrumentos coercitivos más importantes que han alimentado la estrategia norteamericana en su búsqueda de la hegemonía mundial.



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Alberto Müller Rojas


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