La jerarquía eclesiástica persigue desde hace 2000 años borrar el verdadero pensamiento de Jesús hasta aniquilarlo totalmente para que la Iglesia sobreviva tal como esta, institución politizada, selectiva, corrupta y capitalista; los papas jamás permitieron que la Iglesia sea popular mas allá de las capillas, papas, obispos, cardenales, saben que sus enseñanzas no están fundadas en la Biblia sino en la tradición de la jerarquía porque gran parte de la Biblia se basa en mitos y leyendas, de ahí parte la politización de la palabra para manipular a la humanidad.

Según la Iglesia católica la Biblia fue escrita en un periodo de 1600 años primero por el profeta Moisés, la última parte fue escrita 100 años después del nacimiento de Jesús. Desde que la Biblia fue adoptada por el poder de la Iglesia, lleva siglos tratando de silenciar la palabra real de Cristo, la palabra ha servido para la manipulación política desde el Vaticano para la domesticación cultural de la humanidad con el capitalismo; desde mucho antes de nuestra era, caminando por la Edad Media hasta hoy, el mensaje bíblico es alterado en las predicas, estos ejemplos vienen desde el profeta Jeremías quien vivió 600 años antes de Jesús.

En su libro “luz del mundo” Juan Pablo II dice, “no podemos ordenar mujeres, el Señor dio esta forma a la Iglesia y la Iglesia no ha recibido del Señor ninguna autoridad para hacerlo” en este libro el ex papa defiende las posturas tradicionales de la institución, no a la ordenación de mujeres, no a la píldora anticonceptiva, no al uso del condón abiertamente, no al aborto si al celibato y a la familia, la familia es un tema clave para el papa Benedicto XVI, quien defiende a la familia tradicional, lo dijo en México preocupado por la tendencia de la sociedad a legalizar los matrimonios homosexuales y el divorcio eclesiástico.

La semana santa saco a la luz pública las nuevas luchas internas a favor y en contra de la Iglesia, en momentos que arrastra profundos cuestionamientos morales y éticos, divisiones profundas se han suscitado siempre al interior del Vaticano, pugnas que se vienen dando con más fuerza entre masones y el opus dai desde la muerte forzada de Juan Pablo I, quien empezó a poner fin a la corrupción en el banco del Vaticano y en la secretaría general, en esos años 1978 el Vaticano se encontraba quebrado y en manos de la mafia italiana como estadounidense (libro conexión vaticano, una investigación del FBI) los masones hacían y deshacían en la santa sede.

Según revela el portal Vatican Insider del diario italiano La Stampa, monseñor Helmun Schuller, ex Vicario General de la Arquidiócesis de Viena, es el promotor del movimiento Pfarret Initiative formado por sacerdotes y diáconos austriacos 450 de ellos firmaron un documento que ponga fin al celibato obligatorio para los religiosos, la comunión para los divorciados vueltos a casar, la posibilidad de que los católicos practicantes que no han recibido el voto hombres y mujeres puedan predicar y dirigir parroquias así como la revisión de los mecanismos para la elección de obispos.

Dice el artículo que el movimiento nació en el 2006, pero, recién en el 2011 comenzó a extenderse a otros países como Alemania, Francia, Bélgica, EEUU, Eslovaquia, Portugal, porque el oficio de sacerdotes está cambiando con la disminución de las vocaciones, los sacerdotes dicen “a menudo nos sentimos simples ejecutores de sacramentos obligados a ir de una parroquia a otra porque no hay un cura fijo, esto niega la posibilidad de un verdadero arraigo y de un contacto real con los fieles”.

Schuller escribió, “el rechazo de Roma de reformar la Iglesia, necesaria desde hace tiempo, es estatismo de los obispos, nos autoriza, es más nos obliga a seguir nuestra consciencia y actuar autónomamente” este mensaje se hizo público en junio del 2011 desde entonces ha seguido encontrando adeptos en el mundo para que la Iglesia sea reformada.

No es la primera vez que la Iglesia se divide, desde sus orígenes lo ha estado, rebeldías las han protagonizado jesuitas, franciscanos; la teología de la liberación es uno de los casos más frescos al inicio de los años 70, los sacerdotes fueron sancionados y olvidados por ser curas de izquierda.

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