Comuna en construcción #13

A 20 años de la esperanza y 13 del inicio de la revolución, vamos 50:50

Son 20 años del 4 de febrero, pero no son 20 años de revolución y aún menos de socialismo. El 4 de febrero de 1992 conceptualmente fue un Golpe de Estado propinado por sectores militares descontentos con el gobierno legalmente constituido, pero ilegitimado como consecuencia de la profunda traición propinada a un pueblo que creyó que con la elección de Carlos Andrés Pérez podría volver a la “Venezuela Saudita” de los años 70. Contextualicemos esta polémica argumentación. 

El 4 de febrero nace del seno de (para aquel momento) las Fuerzas Armadas Nacionales, como consecuencia de una demanda social y política que exigía cambios conducentes a la inclusión de aquellos desplazadas por el Pacto de Punto Fijo (no sólo socialistas o comunistas sino, los pobres y la clase media frustrada); teniendo su génesis en el 27 y 28 de febrero de 1989, donde se desarrolló la máxima expresión de descontento e insurgencia civil no organizada. Es entonces la elección de Hugo Chávez Frías, la síntesis del descontento civil y la incorporación del sector militar expresada en el plano político desde una vía procedimental democrática concretada en 1998 y asumida el 2 de febrero de 1999. Todo ese proceso y la suma de sus elementos se pueden calificar como una rebelión cívico-militar, consecuencia del proceso dialéctico entre una insurgencia civil caótica y un golpe de Estado militar contra un gobierno ilegítimo, aunque no ilegal.  

Sin embargo, en ninguno de estos hitos históricos se había definido aún el rumbo que tomaría de manera definitiva la vida política, económica y social de nuestro país, lo único que se había definido era que se debía cambiar. 

A 20 años del 4 de febrero, que representa la incorporación del sector militar al clamor y la esperanza de un cambio y el emergen de un liderazgo claro, que condujera esta esperanza, y a 13 años de concretar la viabilidad de este cambio expresado en un gobierno revolucionario, son aún muchos los retos que quedan por cumplir. 

Ya, dentro del proceso revolucionario en el poder, la esperanza se ha materializado en concreciones, frustraciones, nuevas expectativas y para otros, desesperanza. Hemos pasado de la etapa bolivariana de la tercera vía, a la etapa bolivariana y socialista, la cual sólo tiene 7 de los 20 años del nacimiento de la esperanza y 13 años del ejercicio de concreción de la esperanza. Se han logrado cosas, pero quedan pendientes otras. 

Negar los avances sería miserable, pero negar las deudas pendientes sería torpe. Podríamos expresar en números que vamos un 50% de expectativas satisfechas y un 50% de expectativas aún por satisfacer.  

A 20 años del golpe, 13 de la revolución y 7 de plantearnos un proyecto socialista 50:50 no es un mal número, pero el pueblo cada día demanda más. 

Enumerar los éxitos sería muy extenso, pero podríamos sintetizarlos en tres planos:

  1. En lo político: un cambio radical de concepción de la democracia, que ha implicado la inclusión del excluido históricamente, con el fin de que sea protagonista de su propio presente y futuro.
  2. En lo social: satisfacción parcial de la enorme deuda social heredada en los sectores más depauperados.
  3. En lo económico: movilizar las estructuras económicas, para la superación del rentismo petrolero.

Pero también debemos enumerar en tres planos y de manera sintética las cosas aún pendientes:

  1. En lo político: Transformación del Estado paquidérmico contrarevolucionario, en una estructura eficiente para  la inclusión del Poder Popular en la concreción de un Estado Comunal sólido.
  2. En lo social: Profundización en el método de la superación de la pobreza, con menor dependencia del Estado paternalista.
  3. En lo económico: Estímulo industrial y de desarrollo más eficiencia e incluyente con vocación ambientalista.

Definitivamente, es un buen momento para evaluar, pero es aún mejor momento para actuar. Son 13 años de gobierno, con altísima posibilidad de tener 6 años más en la ejecución de un proyecto que aún alberga la esperanza de un pueblo rebelde, pero no podemos olvidar que es el pueblo el que decide.

nicmerevans@gmail.com

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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