Ahora bien,
entre el 28 de noviembre y el 4 de diciembre, el ejército federal se
prepara para marchar a Santa Inés; y el 5 de diciembre parte Zamora
de Barinas con 5 mil hombres y pernocta en el caserío denominado Caroní.
El día 6 llegan a Santa Inés, sector bien conocido por Zamora y por
lo cual, lo había estudiado como una segura posición militar; sobre
todo, como narra uno de los protagonistas: “…porque el río cubre
por un flanco, por el otro las sabanas que dominaban nuestras caballerías,
sin peligro por la retaguardia por el inmenso rodeo que costaría cualquier
propósito enemigo, y con una sola, larga y peligrosa entrada por el
frente. En el centro, donde está un pequeño como bello caserío, se
acamparon nuestras fuerzas. Desde este momento empezaron a recibirse
a cada hora, las partes de cuanto el enemigo hacía. Los días 7 y 8
los pasamos en esta misma actitud; mucha vigilancia y simple expectativa”.
El 9 de diciembre,
con las tropas del gobierno muy cerca del sector, la batalla
era inminente, como narra Vitelio Reyes: “Las primeras unidades
tácticas, comandadas por los coroneles León Colina y Jesús
María Hernández, hicieron contacto con el enemigo en el sitio de La
Palma. Mediaba la mañana y estas escaramuzas pusieron sobre aviso al
general Zamora. Violentó mucho más los preparativos del teatro de
los próximos acontecimientos: se veía venir la hora crucial”.
Dicen que cuando
el general Zamora supo que el ejército del gobierno había atacado
y comprendió que seguiría avanzando, manifestó gran alegría
y exclamaba sobresaltado: “pisaron el peine”, e inmediatamente
ordenó que, con mayor actividad, continuaran los trabajos de fortificación
preparados, así como las veredas entre una y otra trincheras,
por donde debía comunicarse y retirarse su tropa. Cuentan que, “en
estos trabajos se pasó el 8 y el 9, al propio tiempo que se escaramuzaba
la vanguardia”.
Y así
llegamos al 10 de diciembre de 1859. Como lo describe Brito Figueroa:
“A dos leguas de la entrada del caserío Santa Inés
“a la boca de la montaña (…) sobre el caño llamado el Palito”,
estaba la primera gran trinchera y la defendía el Coronel Rafael Petit
y el Comandante Cumare, al frente de 200 soldados de infantería. A
cada lado de esta fortificación había dos pequeñas trincheras, cuyas
defensas corrían a cargo del Coronel Amador Armas y del Comadante de
Ingenieros José Ignacio Chaquert, con 150 soldados cada uno. Estas
fortificaciones permitían dominar la vía de comunicación principal.
Desde el pie de la primera gran trinchera, también llamada trincherón
comenzaba un lomo de perro, expresamente construido por indicaciones
de José Ignacio Chaquert y que era la continuación
“de una fortísima defensa edificada en El Trapiche”. En esta defensa
estaban 300 soldados comandados por el General José
Desiderio Trías y el Coronel Juan José
Mora… Por el lado izquierdo, teniendo como punto de referencia El
Trapiche, se extendía otra cadena defensiva formada por seis trincheras
y construidas igualmente en forma de trapecio. Esta
línea de defensa estaba bajo la dirección de Prudencio Vásquez, al
frente de 300 y más hombres, que en su mayor parte habían pertenecido
a la Columna Camunare. Más adelante, también por la margen izquierda,
había otro conjunto de pequeñas trincheras, en comunicación
con las seis grandes trincheras defendidas por Prudencio Vásquez. El
conjunto de las pequeñas trincheras estaba bajo la dirección del Comandante
Martín Franco, quien había sido ayudante de Zamora en 1849, y en esta
oportunidad estaba al frente de 150 soldados de infantería”.
Muy temprano
el ejército oligarca avanzó hacía Santa Inés, pensando como quería
Zamora, que los federales huían hacía la selva. Se precipitó el enemigo
y cayó en la trampa ideada por el General del Pueblo Soberano, siendo
las fuerzas de aquellos, diezmadas por la acción retardatriz del plan
Zamorano. Al respecto, nos narra el Dr. José León Tapia, en su obra
Por aquí pasó Zamora, el final de la Batalla:
“A las cuatro de la tarde comenzó
Zamora la ofensiva y si no llega la noche, no hubiera quedado hombre
vivo. Cuando oscurecía muy rápido en la penumbra del monte,
sonaron las cornetas federales ordenando el cese del fuego y en el silencio
del bosque solo se escuchaban lamentos y también maldiciones de los
más corajudos de todos...A media noche ordenó Pedro Ramos, retirarse
silencioso, con su ejército reducido a la mitad de la gente... Más
de mil hombres quedaron entre el camino y la selva…Rubín mantenía
la retaguardia y se abría camino hacia La Palma….La fila de hamacas
con los oficiales heridos ocupaba dos cuadras…En la sabana aún con
rocío, abierta en alas, la caballería federal, al aire las banderas
amarillas, hostigaba la retirada cuando amanecía el 11 y Ezequiel
Zamora tocaba el clarín, como solo
él sabía hacerlo”.
He aquí
parte de la memoria histórica que debemos seguir rescatando, para continuar
elevando nuestra conciencia revolucionaria y asumir definitivamente:
de dónde venimos, en qué momento histórico estamos y hacia dónde
vamos.
Seguimos gritando hoy, a 152 años de la Batalla de Santa Inés, a 13 años de revolución bolivariana y a 10 años de la Promulgación de la Ley de Tierras: ¡Zamora Vive, la lucha sigue!!. Nos mantenemos en pié de lucha contra el latifundio y avanzando significativamente hacia la verdadera soberanía. No perdamos el rumbo para definitivamente elevar nuestra voz ante el mundo con orgullo patrio y decir: ¡Tierra y hombres libres!. ¡Horror a la Oligarquía!!.
sentirbolivarianobarinas@gmail.com
Independencia y patria socialista!
Viviremos y
venceremos!!
12 de Diciembre de 2011