La CELAC y La caída de la división histórica

Antes éramos uno, cuando comenzó el mundo a separarse de la tal pangea la naturaleza nos disgrego territorialmente.

Construyendo la gran familia aborigen en nuestra América vino el invasor a tratarnos como cosas, como esclavos; fuimos divididos de nuestras familias, de nuestra tierra, de nuestro modo de vivir y creer.

Con la creación de la libertad independentista vino la creación de fronteras y estados que nos mantuvieron lejos los unos de los otros, poco a poco olvidamos la gran familia que éramos.

El capitalismo jugo la parte importante: trató de dividir nuestras almas enseñándonos cuan diferentes éramos, nos enseño que distintos eran nuestros colores de piel y por ello distinto nuestro lugar en el mundo, nos enseño a no ver nuestro trabajo en unidad con la naturaleza, fuente de nuestra riqueza y abrigo, nos enseño que distinta era nuestra condición de clase y por ello el pobre no debía tomar el lugar del rico, la igualdad no tenía lugar en el mundo y la justicia era decidida por los que imponen su verdad a sangre y fuego, los que tienen todo, los que no están dispuestos a ceder nada fuera de la caridad y perpetuar las cadenas.

Pero toda división hace la parte de una nueva unión, la génesis de la esperanza crece en Nuestra América y esa cadena de división parece llegar a un límite, los pueblos vienen jugando su parte desde hace algunos años, la globalización capitalista, no contó con la sorpresiva globalización de las luchas, y ahora un paso decisivo está a punto de caminarse, la creación de la CELAC es una oportunidad de oro para volver a globalizar la transformación de nuestras sociedades a mayor y más profunda escala.

No son las burguesías latinoamericanas, ni los burócratas que albergan cada gobierno los que harán caminar las pesadas ruedas de la historia, será los pueblos los que tengan la fuerza para hacerla caminar, y elló lleva consigo la posibilidad de la definitiva unidad que demandan nuestras parciales y sectorizadas luchas.

Es hora de que pobladores y pobladoras urbanas y rurales comiencen en Latinoamérica a dialogar a buscar soluciones comunes a sus problemas por encima de las diferencias organizativas propia de cada dinámica política, que campesinos y campesinas sigan confrontando las perspectivas que tiene la lucha por la tierra en Latinoamérica y el combate a sus principales enemigos.

Es hora que trabajadores y trabajadoras y sus organizaciones comiencen a crear planes y programas comunes, a verse como una sola clase y a tomar terrenos como una sola clase para salir juntos del foso donde han sido sometidos por los explotadores de ayer y hoy.

Es la Hora que estudiantes juntos marchen la misma cera por donde chile está dando buenas señales, que se luche por poder crear una educación l que se parezca a la vida, que lejos de ser una cárcel sea un espacio de libertad plena.

Es la hora de que la CELAC sea la excusa perfecta para avanzar en la suprema felicidad posible, vencer las cadenas de la división y realizar lo que siempre fuimos, un manojo de utopías realizadas y realizables fuera del alcance de la dominación.

La CELAC debe ser lo que los pueblos quieran que sea, debe impulsar lo que los pueblos quieren alcanzar, y debe servir a los intereses de los pueblos que con su actuar anónimo han hecho realidad esta utopía histórica…


Militante de la JOC - Venezuela
luis_aliriov@hotmail.com


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Luis Vargas


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