CELAC para lo mismo

Respuesta a Andrea Coa

Señora Andrea Coa. Gracias por la gentileza de leer mi artículo y gracias por la amabilidad de sus opiniones. Lamento no haya entendido el sentido del mismo.

 Su respuesta está llena de lugares comunes. No aporta nada que no sea el  ritornelo de argumentos que podemos leer en el sin número de artículos que en estos día se escriben en la prensa y abundan en las páginas de Internet (Aporrea entre otros), referidos a la CELAC.

 Su argumentación no hace otra cosa, sino, fortalecer aún más mi señalamiento sobre la inoperancia de esos organismos internacionales que en sus principios, objetivos, declaraciones, establecen: la autonomía, la independencia, la soberanía, la autodeterminación, la solidaridad, la defensa mutua, la ayuda mutua, la democracia, la defensa de los intereses del grupo, ¡bla, bla, bla! No creo que la CELAC proponga objetivos distintos. Entonces, termina por ser  más de lo mismo.

 Cuando en 1961 se creó “El movimiento de los No Alineados”, como propuesta de tres grandes dirigentes a escala mundial: Nasser, que estremeció el mundo islámico del Norte de África y doblegó a Europa por el cierre del Canal de Suez. Nehru, heredero de la lucha de Gandhi contra el imperialismo británico. Y el partisano Tito, que derrotó el ejercito hitleriano en los Balcanes, creó Yugoslavia y declaró la autonomía frente al estalinismo.

 La propuesta de “Los países No Alineados” de independencia frente a las dos superpotencias, surgidas de la Segunda Guerra Mundial (Unión Soviética y Estados Unidos), levantó esperanzas en los pueblos del Tercer Mundo. Era el surgimiento de una Tercera Fuerza que en lugar del chantaje de las bombas atómicas y el poderío militar, su objetivo era la PAZ, el desarme, la convivencia entre los pueblos.

 La Unión Soviética ¡nunca! fue una potencia guerrerista. El nivel alcanzado por su poderío militar fue la consecuencia necesaria de la defensa de la Revolución proletaria de 1917, de la defensa contra las agresiones del imperialismo inglés (encarnado en Churchill), del imperialismo alemán (encarnado en Hitler) y del naciente imperialismo yanqui (encarnado en Truman), que le impuso al mundo la mal llamada “guerra fría”. Armamentismo que deben asumir los pueblos frente a las amenazas de agresión del imperio. Vale para Cuba, Vietnam, Nicaragua, Libia. Siria, Corea del Norte, Irán, Paquistán o Venezuela.

 El Movimiento de los “No Alineados” tuvo y tiene alcance mundial. No es la propuesta de una región en particular, como lo es la CELAC, que aspira asumir la lucha de los pueblos por su soberanía, a escala regional.

 Si existe el foro de las Naciones Unidas, donde conviven todas las organizaciones internacionales habidas y por haber, y no hay forma de imponer decisiones ¿Acaso la CELAC en forma aislada, regional, lo hará posible? ¡Ojalá fuere así! La garantía puede estar en Calderón, Piñera y Santos, los tres ases de la baraja del imperio.

 Para reforzar a los “No Alineados”, se crea “El Grupo de los 77”. Éste se identifica más, con el aspecto económico, en consecuencia, consigue reunir a más simpatizantes (135 países), esto es, las dos terceras partes del quórum de las Naciones Unidas. Mayoría aplastante para tomar decisiones en el seno de la Asamblea, y hacer que dichas decisiones se cumplan o de lo contrario, retirarse en pleno, para liquidar definitivamente ese armatoste al servicio de los intereses del imperio y  que elige para el cargo de Secretario General a imbéciles y cretinos como el tal, Ban Ki Mon. ¡La PAZ, es el objetivo fundamental de las Naciones! Unidas.

 ¿Qué hacen 135 países en la Naciones Unidas? ¿Convalidar las políticas imperialistas, guerreristas, de invasión, rapiña y saqueo contra los mismos países alineados en los “No Alineados”, en el “Grupo de los 77” y en la futura CELAC y en diversidad de grupos, llámense como se llamen?

 En la estructuración de mi artículo, puse énfasis en destacar los principios, objetivos, declaraciones de las distintas organizaciones, para mostrar que todo está dicho, que no falta nada por decir, pero, a cada una de estas organizaciones les falta algo, claridad ideológica y en consecuencia ¡acción! Ocurre lo de siempre, según el decir popular “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Vuelvo y pregunto ¿Por qué la CELAC va a ser diferente?

 La CELAC es hija de Unasur, de Mercosur, del Pacto Andino, de CARICOM, de SICA, El Grupo de Río, y como raíz fundamental la OEA. Es algo así como “El árbol de las siete raíces”. Resulta lugar común hablar del fracaso de estas organizaciones de integración regional. Fracaso que tiene el denominador común, en las contradicciones, para sólo nombrar una causa, entre otras. Pongamos un ejemplo. ¿De donde surgió la idea del “agro combustible” como sustituto del petróleo? Uno de sus voceros más entusiastas ¿Quién es? ¡El señor Lula da Silva! Presidente del país sacudido por la pobreza, en un continente agitado por la desigualdad. Pero resulta que este “connotado” líder de nuestra América, que no es de origen burgués, sino, proletario, propone alimentar motores en lugar de alimentar las muchedumbres de pobres que pululan en países del Tercer Mundo y del Inframundo (Haití, Somalia y otros).

 ¿Cuánto tiempo tiene la creación de Unasur? ¿Cuatro años? ¿Y que ocurrió en la reunión de Bariloche con la oposición a las 7 bases militares en Colombia? Si el golpe de Estado en Honduras es una puerta que se abre de nuevo a la inestabilidad de las democracias en el continente ¡Es una amenaza! las siete bases militares gringas en Colombia ¿Lo son menos? Sobre Honduras cayó la unánime condena de los países miembros de las Naciones Unidas. Hasta el señor Obama se pronunció contra el golpe de Estado, para dar a entender que él no lo “había autorizado”. Para decirlo con la copla de Jorge Manrique “¿Qué fue de tanta condena, qué fue de tanta intención? ¡Cómo trujeron!”. Todo culminó en el Pacto de Cartagena firmado entre Porfirio Lobo y el presidente Zelaya, con el patrocinio del “bendito” Santos y el “cómplice” Chávez. Ahí, se cumplió el principio filosófico del pueblo colombiano “el que peca y reza, empata”. Ante la severa condena  que recibió el golpe de Estado en Honduras ¿Por qué la OEA o Unasur no lo aplicó en el caso de las 7 bases militares en Colombia? Vuelvo y pregunto ¿Qué es más grave, de  mayor amenaza, el golpe de Estado o las 7 bases militares?

 Mi estimada señora, yo hice el señalamiento en mi artículo y usted lo complementó con la retórica de sus argumentaciones referidas a la inoperancia de las organizaciones internacionales, llámese ONU, No Alineados, Grupo de los 77, Unión Africana, Liga Árabe y los demás de la lista.

 La pregunta no está fuera de tono ¿Por qué la CELAC no va a ser más de lo mismo si, como lo señalamos, proviene del “árbol de las 7 raíces”? Decir que la CELAC es la “Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe”, sin Estados Unidos ni Canadá, no deja de ser el severo enunciado que se inspira en el pensamiento de Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura 1945: “En América Latina lo que más nos une, además, de nuestro bello idioma, es el odio contra los Estados Unidos”.

 Cordiales saludos

leonmoraria@gmail.com



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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