Con José Gregorio Hernández y el presidente Chávez: siempre

El que se queje o critique la celebración del nacimiento del médico de los pobres es un mal agradecido, porque en cualquier momento su milagro puede estar en puerta de espera hacia la realidad que, entre los santos y dios hay buena comunicación y, en particular de El Siervo de dios y, sólo se necesita un esfuerzo de fe que haga posible acercar lleno de esperanza el momento del disfrute y es bien sabido que José Gregorio Hernández goza de aceptación en todos los rincones de Venezuela, en que mediante el encendido de una vela o un velón quien esté en pena en toda su extensión de salud suplica por un buen rato de compasión dentro de tanto malestares que a veces se concentran en el alma como un castigo más de esta vida y, se necesita de un buen ruego piadoso que lo comprometa como santo fiel a solventar esa irregular situación o el mal trance por cosas no deseadas en nuestro trajinar diario en que todos nos vemos envueltos y hasta allá ha llegado la preocupación del presidente Chávez de acercarnos a él con toda la responsabilidad del momento en que pueblo y revolución van unidos de las manos y, nada se pierde en activar esa maravillosa acción a favor del pueblo cristiano y de los muchos desorientados que aún vagan como personas por los caminos ocultos de la marginalidad y de los vicios que nos brinda el capitalismo.

Entendemos las razones del presidente de decretar desde ese día que quedó marcado de este año 2011 en lo adelante el 26 de octubre como día de júbilo nacional en honor al nacimiento de José Gregorio Hernández quien ha sido venerado desde hace muchos años y además ocupa un espacio milagroso en el Territorio Nacional por su bondadosa y oportuna ayuda que más que espiritual ha sido corporal que ha salvado vidas desahuciadas de todo provecho y año tras año se ha ganado un fanatismo de comprensión por la sanación de muchos de sus fieles y el presidente que viene de padecer una enfermedad que lo envolvió por meses y que con la gracia de dios y Jesucristo se sanó como un milagro que lo mantiene con vida fuera de peligro, dedicado a sus tareas, en busca de soluciones a tanto problemas sueltos, como jefe de estado.

Y otro milagro que acaba de ocurrir y no es descartable que la mano de José Gregorio Hernández haya tenido algo que ver en parte con el aumento del cincuenta por ciento que acaba de recibir el componente armado de Venezuela, por lo que sus integrantes van a tener a fin de año el deguste sabroso de las hayacas y el pan de jamón que los acerque en paz al nuevo año, por lo que el 26 de octubre, no lo perderán de vista y, motivos más que suficiente hay para arrimarle una velita o un veloncito a nuestro milagroso santo que a la hora de meter su mano no mira a quién.

En los años por venir nuestra revolución, aunque no guiada por santos, tiene una parte de la santidad humana a su alcance y ojala que dentro de la espiritualidad cristiana no haya santos famosos celosos que siempre para todos hay en las oraciones que salen a diario de los rezos de las iglesias católicas y, no sólo de ellos son los santos, aunque están en esos recintos y, a José Gregorio Hernández, en particular, le pedimos que no nos pierda de vista que es mucho lo que vamos a necesitar de él y menos mal que está bien apartado en su región de la CEV y de sus obispos envidiosos.

Que José Gregorio Hernández –El Venerable- salve a Venezuela de las garras de la oposición y de tanta “cosa maluca” que nos persigue dentro y fuera del país y, le plazca decretarnos el 2012 como el año de la gran victoria como el mejor milagro de su historia.

estebanrr2008@hotmail.com



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Esteban Rojas


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