Estudiar la historia del comandante Fidel Castro Ruz es maravillarse con proezas que estremecieron al mundo, insertas en la vida de un mismo protagonista. La victoria contra la invasión en Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles soviéticos que disuadieron a EEUU, y el apoyo a los pueblos de América Latina y África lo consolidaron como grandioso antiimperialista. De allí que sobre la etapa donde milicias cubanas aplastaron a fuerzas racistas surafricanas, Nelson Mandela expresó: "La batalla de Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del Apartheid".
Por todo esto, cuando en tiempos de dominación yanqui sobre todo un continente, una pequeña isla caribeña se enfrenta al yugo: es un hecho sorprendente. Cuando a pesar de cinco décadas de bloqueo económico asfixiante, esa isla es capaz de resistir en solitario y seguir construyendo una sociedad más justa: es un suceso admirable. Pero cuando ese mismo pueblo que enfrenta la agresión constante de la superpotencia unipolar, no solo construye el socialismo sino que a su vez se hace pionera del internacionalismo con médicos, maestros y deportistas: estamos en presencia de un acto heroico sin paralelo.
Hoy día a sus 85 años y luego de vencer cientos de magnicidios de la CIA y 11 presidentes estadounidenses que pretendieron defenestrar esa revolución socialista, no cabe duda que Fidel le ha obsequiado a la humanidad un legado de solidaridad y grandes conquistas sociales que nunca desaparecerán.
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Constitucionalista y penalista. Profesor Universitario.