Época de transición

A partir de la Revolución Rusa de 1917 el mundo entró en una época de transición del capitalismo al socialismo. El impacto histórico de ese acontecimiento no ha podido ser borrado con el derrumbe de la U.R.S.S., una amarga experiencia que obliga a serias reflexiones sobre sus causas, errores e inconsecuencias en la teoría y en la práctica. Los grandes problemas que confronta la humanidad no pueden ser resueltos en el marco del modo de producción capitalista, porque ellos son engendrados por ese sistema. La férrea ley de la máxima ganancia impide al capitalismo abordar la solución de los problemas de conjunto de la sociedad y el planeta, los cuales amenazan la supervivencia misma del ser humano.

Desde el punto de vista filosófico, político, económico y cultural, no hay otro modo de producción que abra la perspectiva, no sólo de superar toda la perversa situación, sino de impulsar nuevos niveles de avance y desarrollo de la humanidad. Sin embargo, los revolucionarios tenemos que mirar la realidad en toda su crudeza y la cuestión central que está planteada es el carácter que reviste la transición. No basta estar convencidos de la necesidad del socialismo si no asumimos la realidad, las relaciones de clase, las fuerzas motrices de la revolución, las estructuras a impulsar, el contexto internacional, la correlación de fuerzas y la definición de cada etapa del proceso. De otro modo, no seríamos constructores del socialismo sino diletantes propagandistas de una utopía, sin que hagamos mella en el sistema. En la vida social nada se destruye si no se sustituye.

El camino al socialismo pasa por la liberación nacional, enfocada ésta en toda su dimensión, inseparable de la justicia social y el protagonismo de las clases sociales excluidas y postergadas, donde el socialismo, a través de las cooperativas, comienza a jugar un papel considerable en el aparato productivo, bajo el impulso del Estado revolucionario, avocado, además, a los problemas de conjunto del país. Esta es la transición que corresponde a Venezuela, un país sometido por siglos a la explotación económica y a la sumisión política. La liberación nacional en el mundo de hoy exige la liberación social y esa es la vía que conduce al socialismo. He allí en esencia la originalidad de nuestra revolución.


robertohernandezw@yahoo.es



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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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