Los errores de nuestros líderes

La igualdad material y económica será  la conciencia de la propia responsabilidad revolucionaria. La igualdad política lo ha intentado todo y la han desbordado las realidades de nuestro tiempo. Es una de las dialécticas más patéticas para el socialismo del siglo XXI.

Seguir sólo con la igualdad política es una forma de anti socialismo que no tiene cabida en el socialismo del siglo XXI. Lo que se debe asegurar en este siglo es que la transición al socialismo promueva la igualdad económica bien definida para el bien común. La igualdad política no es suficiente, eso quedo atrás con la demagogia del marxismo dialéctico que encubre la injusticia de la pobreza que la política no quiere solucionar por perpetuarse en el poder.

Los carismas están de moda, se reparten patentes de liderazgos exclusivos, casi profetas son. Para quien quiera seguirles en nombre de la libertad, autonomía y soberanía, deberá olvidarse  de la posibilidad de otros liderazgos de base. Primero, porque no los hay; después, porque la mayoría de la masa cree entender que sólo ellos son los verdaderos revolucionarios que conducirán al pueblo al paraíso social.

El socialismo debe ser diversificado en diversas corrientes de interpretación práctica y con diversos líderes en un solo proceso que insista en el carácter socialista de la revolución capaz de superar la interpretación mecánica y determinada de un líder refugiado en un partido y en Buró aliado y cómplice por incompleto y burdo, incapaz de practicar los principios socialistas fuera de su entorno cultural y político. Motivo por el cual a lo largo de la historia los procesos revolucionarios dan signos de asfixia oscilando como luciérnagas unas veces con luz otra a oscuras. Los líderes deben dar paso al poder del pueblo, al menos, preparar a otros líderes capaces de reemplazarlos. Un líder no debe eternizarse en el poder extrañísimo al socialismo, líderes que se deshacen de todo aquel que le haga competencia a su liderazgo aplazando la solución a la pobreza, al empleo, a la vivienda, por reelegirse una y otra vez olvidando que lo verdaderamente importante es, el socialismo no los liderazgos.

No entendemos que las revoluciones por sí mismas son incapaces de deducir de sus principios propios normas concretas de acción política. De la misma manera los liderazgos no están capacitados para zanjar con su propio conocimiento los debates fundamentales en materia socio económica.

Los cambios contienen elementos ideológicos fundados sobre presupuestos filosóficos siempre en discusión por su antropológica concepción reformadas por Lenin ¿Cuándo se estudiarán las reformas de Castro, Chávez, Correa y Evo? Recurrir a este género de análisis no adquiere suplemento alguno de certeza cuando los partidos comunistas de China y Rusia llevan años de adelanto reformando la tesis del marxismo-leninismo que les permitan resurgir en el capitalismo salvaje.

No podemos decir que estamos camino al socialismo por concretar derechos fundamentales en materia de salud y educación propagando ideas como parte de la demagogia politiquera porque es barata. Si la revolución no transforma el sistema, realidad injusta, significa que no propaga el cambio, es decir, no hay concientización en la masa para difundir ideas y practicar el cambio con multiplicadores sociales, estrategia y evolución de un proceso revolucionario.

El  pueblo sencillo y normal es sociológicamente tradicional en su cultura. Las revoluciones pacíficas por su parte son más teóricas que prácticas ni siquiera es una estrategia de pensadores revolucionarios es una gestión de despacho, desde su escritorio los funcionarios estudian que debe ser y pensar el pueblo y cuáles deben ser sus metas.

La revolución se cocina desde despachos bien acondicionados en donde ministros, asesores y políticos, diseñan el ideal del socialismo del siglo XXI. El pueblo para ellos es un termino no importa nombres y apellidos, estadísticamente es un porcentaje dirigido por un líder que impone objetivos y estrategias.

La mayoría de organizaciones vale más que la mayoría de personas porque están organizadas se dice, estrategia falaz y sagaz, es fácil crear nuevas instituciones y nuevos slogans defecto de nuestras revoluciones. La prioridad de nuestro proceso que intenta imponerse son los resultados en los que se fundamenta la palabra oral y escrita, solo sirve cuando la practica construye hechos y resultados cada vez, formando la mentalidad del pueblo.  

rcpuma061@yahoo.com



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Raúl Crespo


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