(Respaldo para evitar más devaluaciones)

Conozcamos el Respaldo Monetario[i]

 

El mercado incipiente, de baja oferta y demanda, fue cuidadoso en la escogencia de la moneda o dinero real; no había aparecido aún en dinero de cuenta, es decir, el dinero nominal o imaginario, ese que terminó convirtiéndose el dolor de cabeza del “pendejo”, del asalariado, y en el diabólico encanto de banqueros y gobernantes.

Luego de varios ensayos, los principales más desarrollados arribaron a la moneda de oro con determinada proporción o quilataje a partir de una pureza o grado de aleación (ley) con máxima = 100% o 24 quilates.[1] Recordemos que 24 es el doble de 12, y este número deriva del sistema sexagesimal muy apropiado para su fraccionamiento, particularmente del oro de elevada ductilidad y maleabilidad comprobadas.

De una docena se puede obtener 6 submúltiplos, mientras que de 10, sólo 4. Pero esta técnica, si bien funciona bien para grandes transacciones, resultó alejada de la realidad. Siempre hubo la necesidad de usar moneda de pobres, de bajo monto, o dinero proletario, para lo cual se ha usado metal feble para la llamada “calderilla” cuyo “cono monetario” hoy por hoy es repelido por los consumidores de baja demanda aunque numerosos  demográficamente. 

Luego de varios años, los precios del oro indujeron a su abandono como patrón monetario hasta que fue retomado luego de la Segunda Guerra Mundial. El patrón oro lo reeditó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a conveniencia de las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, hoy convertida en una “organización de gobiernos unidos”, de los poderosos contra los países débiles.[2]

“Organización de gobiernos unidos” significa mercados unidos donde el capitalismo sembró su semilla. La ONU simplemente buscó la uniformidad monetaria mundial para facilitar las conversiones entre las diferentes monedas de los distintos países sumados al concepto de soberanos e independientes, una soberanía insostenible sin suficiente dominio en el mercado mundial. En este, toda soberanía resulta inestable porque las luchas intraclasistas y la guerra por los mercados no conoce de fronteras. Hablar sobre soberanía en el modo capitalista es como decir atmósfera propia, cosas así.

El Materialismo Histórico deja claro que el modo de producción es el pivote sobre el que se yergue todo el andamiaje cultural e institucional. De manera que las cuestiones atinentes a patria, idiomas, costumbres, religiones y gobiernos, pasan a segundo plano cuando cada “mercado” se halla atado a lazos económicos en razón de capitales de otros tantos mercados con mayor capital.

El patrón oro fue respetado desde su fundación hasta 1971,   por la llamada Reserva Federal de los EE UU. Los dólares de EE UU estuvieron respaldados por oro metálico y eso le permitió al dólar fiduciario transmutarse en respaldo del resto de las monedas nacionales. El respaldo en dólares era altamente confiable, con prescindencia directa del patrón oro.

Venezuela   mantuvo ese patrón[3] y de allí la leyenda en los billetes de banco: “Pagaderos al portador en las oficinas del banco” (Banco Central de Venezuela). Hoy se sobreentiende que serían pagaderos en dólares, pero el Control de Cambio nos dice otra cosa, además de que, desde ese año ‘71 el dólar no pasa de ser una moneda fiduciaria respaldada sólo por la confianza en la Economía de los EE UU, estatutariamente recogida en la propia ONU donde esa confianza y obligación legal es el ariete del resto de los países frente a EE UU. 

Venezuela usó “patrón oro” dispuesto como sugerencia por parte de aquella organización; la carestía de ese metal precioso lo hizo ajeno a las economías débiles y, como dijimos, sólo lo    mantuvo EE UU hasta 1971.Por eso el dólar relevó a oro como respaldo monetario de las demás monedas mundiales, vicio que seguimos arrastrando por el ventajismo que ejerce EE UU como potencia con sus grandes intereses nacionales repartidos a nivel mundial. Es la modalidad monetaria propia de esta fase comercial del Capitalismo de ahorita.

Sin embargo, cuando se mantuvo el patrón oro, por ejemplo, siempre fue dubitable la convertibilidad en oro metálico de de los dólares de papel frente a la Reserva Federal de EE UU [4] , y frente al banco nacional acogido a dicho patrón. Mediante este mecanismo se aumenta desconsiderablemente el circulante nacional, y buena parte de este queda en descubierto en caso d de crisis o pánico bancario.

Bien, como respaldo monetario sólo nos queda, en el caso venezolano, una parte de los dólares de nuestras exportaciones. Estas son básicamente obtenidas por la venta de recursos irrenovables del subsuelo. Este respaldo es una clara demostración de dependencia económica, habida cuenta que el respectivo respaldo del dólar escapa a nuestra “soberanía”, y EE UU puede jugar a su arbitrio con la emisión y “valor” de esa moneda.

Ha ocurrido que el estado venezolano se acostumbró a convertir estos dólares   importados   en bolívares. Como buena parte de ellos regresa al exterior durante todo el año, se retiene sólo las Reservas Internacionales que se estiman y fijan fluctuantemente en 15%-20% del volumen anual de Importaciones. Esto significa que mientras al país ingresan dólares petroleros y estos con convertidos en bolívares, y sólo se respeta el estimado del volumen de las Reservas Internacionales, existe una diferencia de dólares (85%-80%)que, al parecer, desaparecen, se quedan en el propio exterior o son destinados a otros fines , porque, de lo  contrario, cada año debería crecer el volumen de dólares en reservas, el de esas RI y del volumen de circulante en moneda nacional y derivados bancarios, que, en  este caso,   podría mantenerse invariable o cambiar sólo con arreglo a la dinámica productiva del país. Entonces, algo está pasando para que el volumen de circulante crezca y el BNCV no declare el correspondiente aumento creciente de las RI.

Efectivamente, según los Informes del Banco Central de Venezuela:

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Las reservas internacionales son los recursos financieros en divisas con los cuales cuenta un país para garantizar los pagos de los bienes que importa y el servicio de la deuda, así como para estabilizar la moneda.


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Las reservas internacionales de Venezuela que administra el BCV provienen fundamentalmente de las exportaciones petroleras que realiza PDVSA. Cuando PDVSA comercializa petróleo recibe divisas, las cuales vende al BCV a cambio de bolívares. Luego, PDVSA paga sus impuestos, regalías y utilidades y traspasa esos bolívares al Gobierno Nacional. De esta forma es que el BCV crea los bolívares que circulan en la economía y cuyo respaldo son las reservas internacionales.


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Para el buen funcionamiento de la economía, el BCV maneja las reservas internacionales de Venezuela, atendiendo a tres criterios:
Seguridad: activos de calidad.
Liquidez: activos que se puedan negociar fácilmente.
Rentabilidad: activos que provean un rendimiento adecuado.


Como vemos, cuando aumenta el volumen de egresos nacionales para honrar compromisos domésticos (incremento de salarios y de funcionarios públicos y de obras infraestructurales criollas) el BCV provee al Fisco Nacional de más bolívares que evidentemente van quedando sin respaldo, mientras el BCV no incremente a la par las correspondientes RI, a pesar de que  el gobierno, que funge de Banco Central paralelo, paga al BCV con dólares retenidos en la cartera del Ejecutivo.

De perogrullo, todos los años el gobierno de turno inyecta al torrente circulatorio   casi 100% del Ingreso Petrolero anual ya que, como sabemos, el Presupuesto Nacional de Ingresos y Gastos es siempre deficitario y obliga a nuevos aumentos de la Deuda Pública Externa.

Este fenómeno financiero acumula excesivamente el volumen de bolívares circulantes en relación a esas Reservas Internacionales, que es el único respaldo en dólares de las importaciones y otros compromisos externos, pero queda al descubierto buena parte del total del circulante en bolívares, ya que nuestro PIB   contiene un bajo componente de producción nacional neta. Digamos que tenemos una buena parte de circulante en moneda nacional apartada de la producción nacional no dependiente del dólar.

 

Para evitar más devaluaciones del bolívar y hasta para recuperar paridades perdidas bastaría, como ya hemos recomendado[5], que el Estado necesariamente congele y lleve a su propio seno un Autocontrol de Cambio Burocrático Financiero. Este control de cambio iría dirigido al propio Estado y no a los ciudadanos. La idea es regular la conversión de dólares en bolívares, independientemente de la paridad vigente, a fin de irse creando unas Reservas Monetarias que sumadas a las RI convencionales sirvan de Respaldo Monetario a nuestro circulante.

Porque hasta ahora, cada día que pasa nuestro circulante pierde respaldo monetario, este se achica, por cuanto crece la circulación de bolívares frente a nuestra disponibilidad neta de dólares. En este sentido y sólo en él, se explican las devaluaciones en serie que se han destapado desde aquel “viernes” cambiario. Sin embargo, todas esas devaluaciones tienen como causa la avidez presupuestaria de unos gobiernos que suelen disponer de 100% del recurso petrolero “comercial” para la cobertura de gastos   en dólares,   improductivos o no reproductibles, sin preocuparse por crear “reservas monetarias” garantes del valor nominal de nuestra moneda. Estas deberían ser   permanentes y acumulables cada año en relación al volumen del circulante que se lance al mercado. 



[1] Nicolás Oresme, Tratado de la primera invención de las monedas.

[2] Gran Enciclopedia Larousse (Planeta, 1980)

[3] La convertibilidad de monedas fiduciarias (papeles y dinero metálico feble) no ha sido una opción para los “pendejos” (Eufemismo de proletarios). Sólo comerciantes de alto giro, viajeros hacia el exterior y capitalistas en general,   la solicitan. Hoy, el Control de Cambio oficial regula esa convertibilidad que es como si nuestra moneda careciera de respaldo bancario oportuno, y que sirviera para transacciones exclusivamente domésticas, de bajo monto. Resulta obvio que la “calderilla” o dinero proletario (con el que se   paga a los trabajadores nacionales) no sirve para su conversión en dólares salvo que se acumule en determinadas y mínimas cantidades, pero ningún asalariado tiene esas posibilidades ya que su salario, por definición, sólo sirve para ser consumido 100% dentro de cada quincena o semana, según el hábito de cobranza.

[4] Ibídem, Para el año 1975 la cobertura estimada de los dólares por la Reserva Federal ya era de sólo 25%, de manera que las restantes ¾ partes de los billetes de dólares en circulación carecía de respaldo áureo. Sin embargo, tales evidencias sólo afloran en momentos críticos de desconfianza general dentro del mercado mundial. El “encaje legal bancario” que deben honrar los banqueros privados en su respectivo Banco Central suele ser menor de 25% y hasta inferior pero en la práctica comercial ocurre lo que nos pasa con muestras reservas personales: Generalmente, se dispone de más efectivo que el que usa diariamente, lo que significa que no tenemos porqué llenar la cartera con todo el efectivo de la quincena, cosas así. La crisis aflora a final de cada quincena, cuando tenemos que cargar todo los que nos queda de la quincena anterior, so pena de quedar al descubierto.



[i] Hemos venido creando la serie de entregas virtuales sobre Economía Científica Política, y sobre Economía Vulgar, bajo la envolvente denominación de: “Conozcamos” y afines. Su compilación posterior la llamaré. “Conozcamos El Capital”, un proyecto de literatura económica cuya ejecución se mueve al ritmo y velocidad de los nuevos “conozcamos” que vamos aportando y creando con la praxis correspondiente. Agradecemos a “aporrea.org”, a su excelente y calificado personal, “ductor” y gerencial, toda esa generosa puerta abierta que nos vienen brindando, a mí,   y con ello a todos los lectores virtuales del mundo moderno.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez M.


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