Cómo dejarnos chantajear y no morir en el intento

Estupor y arrechera

Desde hace días he leído y oído repetidamente en muchos medios particulares (Privados de Comunicación) y oficiales (Auto Privados de Comunicación)  las repercusiones que ha traído el infortunado incidente en el cual fue detenido el Director de ANNCOL, Periodista Joaquín Pérez Becerra,  lo cual ha suscitado  una variopinta importante de declaraciones, en algunos casos criticando su detención y en otros (Caso Alto Gobierno) justificando la acción que permitió deportar hacia Colombia (¿por qué no a Suecia?) desde nuestro territorio al ciudadano sueco que llegó a muestro país desde Europa, y que previamente a su arribo a Venezuela, en su viaje había tocado territorios distintos a Suecia .

Sin embargo, no voy a tocar temas que desconozco, ni opinar sobre el fondo del asunto, lo cual no es muy común en este país que posee Petróleo en grandes cantidades y también exceso de opinadores de oficio de todo lo que humanamente parece noticioso (esto último lamentablemente no produce divisas al país sino a bolsillos particulares).

Sin embargo, sobre lo que si voy a emitir opinión es acerca de la descarada, desfachatada, desconsiderada y por favor agreguen cualquier cantidad de calificativos que se ajusten, actitud de angelitos de la corte celestial y todo aquello que suene a pureza y castidad, que rodea a los funcionarios del gobierno colombiano que han intervenido en este enojoso asunto, por decir lo menos.

Resulta que uno de los argumentos para el chantaje, pienso yo, que han utilizado nuestros amables vecinos, como carta escondida bajo la manga, lo constituye nada más y nada menos que el relacionado con un personaje que ha sido señalado abiertamente por Raimundo y todo el mundo (incluso USA, pero por otro interés) supuestamente (hasta que se demuestre lo contrario) como capo mayor del narcotráfico y autor intelectual de algunos homicidios vinculados a esa actividad, el cual se encuentra detenido desde hace meses en Colombia y solicitado en extradición por nuestro país, mientras en nuestro caso salimos raudos y presurosos (menos de 48 horas) a entregar al ciudadano sueco a un gobierno de dudosa reputación.

Pues resulta que nuestros queridos y amables vecinos no están ganados a entregar al susodicho extraditable, si antes nuestro Gobierno no demuestra “que le serán respetados sus derechos humanos”, es decir, en el país (Colombia) donde existe la mayor cantidad de muertes, asesinatos, desapariciones, falsos positivos o como se les llame eufemísticamente, es decir la mayor cantidad de violaciones a los derechos humanos por parte de sus gobiernos, actual y anteriores, se dan el lujo de aparecer ante la opinión internacional como paladines de esas luchas, y nosotros entregamos a Joaquín a estos inocentes gobernantes sin exigir garantías de ninguna especie.

Sin embargo, no he leído u oído ninguna respuesta oficial ante semejante desacierto, lo cual me produce cierto estupor y arrechera, ya que aquellos que siempre gritan agarren al ladrón son los que llevan la cartera de su victima en la mano.

EL MUNDO AL REVÉS, Galeano dijo. 


(*)Msc. en Administración de Empresas.

Licdo. Contaduría Pública

justobustamante@hotmail.com



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