Cooptación y batalla de ideas

En alguna parte de La ideología alemana leímos, “Las ideas de la clase dominante son las  ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante”. La cita viene a cuento para recordar que no es un asunto de bajar o subir el encendedor esto de  enfrentar las ideas y los valores que han reinado en nuestra sociedad por un tiempo considerable. La tarea de dominar las ideas dominantes nos la recuerda la vida, hoy más que nunca.

Vale la pena también traer a colación esta otra cita de nuestro Comandante en el Salón Sol del Perú del Palacio de Miraflores el 24 de febrero de 2006 durante la Juramentación de los ministros de Industrias Ligeras y Comercio, de Agricultura y Tierras, del Trabajo, para la Economía Popular, para Alimentación y del Despacho de la Presidencia, “…estamos ahí en el interregno, estamos allí en el tránsito entre eso que tiene que morir y esto que tiene que terminar de nacer, allí no debemos tener paz con la miseria en esa batalla, doble batalla, de enterrar lo que tiene que morir y de parir, terminar de parir todo lo que tenemos que parir, y además sobrevivir en el intento, vivir en el intento y más allá del intento …”. 

Ambas citas expresan una realidad que los y las revolucionarias debemos tomar en cuenta en medio de este fragor de aparente apacibilidad que es la revolución bolivariana. La primera para recordarnos que las ideas dominantes aún no son las nuevas ideas de la revolución puesto que todavía falta mucho por hilar en este largo tejido social. La segunda para recordarnos que estamos en una situación transitoria que demanda que nuestros dirigentes no pierdan la brújula.

Ejemplos de los momentos cuando se pone a prueba la perspectiva revolucionaria… u otra,  los convivimos cada vez que en nuestras organizaciones del Partido toca el nombramiento de nuevas designaciones para ocupar lo que debería ser una responsabilidad más. Entonces emerge Mr. Hide (o El otro yo del doctor Merengue). Una lucha que es difícil ver cuando del trabajo cotidiano,  duro y necesario de ayudar en la labor de orientación, conciencia y organización a nuestro pueblo que se faja por su Comandante y su proceso se trata, toma lugar. Irrumpe la faja por lo que es imaginado como una piñata, a veces aupada por quienes cumplen altas funciones y deben velar por la moral y la disciplina de un cuerpo en continua preparación para el combate. Los Estatutos, las Bases Programáticas y los Principios, recientemente aprobados en extraordinario Congreso Ideológico son pospuestos por inconvenientes y el atajo del antiparabolismo es asumido de la manera más natural, como si la batalla ideológica (que es lo que realmente está tomando lugar) no tuviera mayor importancia.

Concuerdo con la decisión de la Dirección de utilizar el mecanismo de la cooptación, contemplado en los estatutos del PSUV, como el menos dañino en estos momentos de dura batalla, con un enemigo que acumula febrilmente todas sus potencialidades y nuestros errores para la confrontación mayúscula que viene tomado lugar y crece en magnitud e intensidad. Respeto las opiniones que he leído y escuchado en relación al método pero creo que las condiciones de nuestras fuerzas deben ser ajustadas al momento.

Sin embargo, el método escogido demanda mayor responsabilidad de quienes ocupan posiciones de conducción, apego a los Principios y acercamiento, si no es mucho pedir, a los Estatutos. La ignorancia, por acción, negligencia u omisión de esos instrumentos de dirección conllevan una dosis de pragmatismo y errores por el que más temprano que tarde nuestro Partido, nuestro Pueblo y nuestro Proceso pudieran pagar. Los valores de la ideología dominante, de la visión piñatérica de las posiciones de responsabilidades en la conducción del Partido en todos sus niveles deben ser superados. La irresponsabilidad no puede convertirse en una norma en este momento histórico de tránsito revolucionario cuando se requiere de la mesura consciente de cada camarada para ocupar una posición de conducción del Partido.

Comenzamos con algunas citas como para enmarcar mis comentarios sobre algunas situaciones que toman lugar en nuestro Partido. Deseo cerrarlos compartiendo con los y las lectoras de esta modesta opinión la causa que cada militante del Partido debe asumir de la manera más sencilla pero más férrea, emitida por el Comandante Histórico de los y las luchadoras por el socialismo en Nuestra América:

“Nosotros luchamos por algo, nosotros luchamos para algo: luchamos por un mañana, por un futuro, luchamos por un mundo mejor, luchamos por una sociedad mejor, luchamos por una vida más perfecta para cada hombre, para cada mujer, para cada niño, para cada anciano; y hay mucho trabajo por delante en todos los órdenes y también en el orden político.

Nuestro Partido es el cemento de la Revolución, es decir, lo que une, lo que aglutina...”

Fidel, octubre de 1964.

Esas palabras de acero, respaldadas por una conducta digna y ejemplar, son las que deben servir de inspiración y estímulo a nuestro accionar.  

eliomha@gmail.com



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Elio Hernández


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