En memoria de Douglas Bravo

Durante décadas fue sinónimo de guerrilla irreductible, de valor físico y moral, con un record Guiness de allanamientos a su domicilio si domicilio tuvo, siempre un paso adelante de los asesinos del puntofijismo. Pero con la persecución crecía la admiración y respeto por su figura, incluso en quienes no compartían sus métodos o ideas.

Douglas Bravo nunca se rindió. Ni se rinde hoy ante la evidencia de su propio deterioro intelectual con el consiguiente desvarío teórico que lo lleva a representar un triste papel ante el pueblo cada vez que declara para los medios de derecha. Se ha vuelto, en el mejor de los casos, patético.

TEORIA DE LA PRÁCTICA

Douglas Bravo nunca fue un gran teórico y nadie pidió o esperó que lo fuera, pero a la hora de las chiquitas mantuvo una coherencia que la mayoría de la izquierda perdió al rajarse y al tratar con el enemigo. Douglas con el PRV y Maneiro con la Causa R salvaron el honor de la izquierda venezolana y antes de disolverse lanzaron largos cables generacionales hacia el futuro, hacia lo que hoy es la Revolución Bolivariana. Maneiro no pudo y Douglas no quiso cruzar por ellos.

Douglas Bravo tuvo el mérito de ser el único que intentó y arriesgó, sin lograrla, una explicación teórica del 27 de Febrero de 1998. Jugó con la idea de dar a los “marginales”, para él lumpen, un nuevo papel en la historia, etc. Ciego ante el gran hecho histórico de la segunda mitad del siglo 20, la reaparición del proletariado en la historia, e ignorante de los análisis radicales del mismo, valientemente buscaba en las tinieblas lo que le puyaba los ojos.

PRACTICA DE LA TEORÍA

El 4 de Febrero no sorprendió a Douglas, pero sí el ascenso de Chávez 10 años después, tras 10 años de brega. Debemos preguntarnos ¿qué hizo o qué buscaba Douglas Bravo en esos años? ¿Buscaba alianzas? ¿Cazaba estrellas?

No buscó ni encontró nada. El aturdimiento ideológico le impidió ver el hecho más importante en la historia de Venezuela desde 1830, y como en el viejo chiste judío, se paró frente a la masa inmensa de la Revolución Bolivariana y, como el rabino ante la jirafa, declaró: “Este animal no existe”.

Ante la terquedad de los hechos y el atraso del pueblo que ignora lo que es una revolución verdadera, Douglas desde el principio fue feroz con el Presidente: “Chávez aquí no está haciendo el socialismo, sino que es la prolongación del Pacto de Punto Fijo adeco-copeyano”.

Con el gobierno: “El gobierno actual está manejado por un sector neoliberal, capitalista, de conciliación con el imperio norteamericano”.

Con el PPT “…este partido es la alianza que va con Bernardo Álvarez desde Washington hasta acá y que lleva a cabo todos estos acuerdos negativos contra la soberanía venezolana”.

Con el pueblo El pueblo hoy está es apoyando el proceso, pero no participando. El pueblo lo que hace es aplaudir y dar votos. Entonces lo que se está desarrollando en Venezuela no es una revolución socialista sino una revolución burguesa”.

PRAXIS

En muy raras ocasiones su radicalismo se hizo suave. Al principio del Proceso le preguntaron si Chávez podía hacer una revolución y refundar la República acompañado de Miquilena y José Vicente. Su respuesta es curiosa: “Para llegar al poder en cualquier parte del mundo hay que hacer pactos. Recuerda la frase de Bolívar. Es trágico. Luis Miquilena tiene fuerza en el Tribunal Supremo, en la Fiscalía y en los ministerios en donde tiene sus piezas”. Douglas Bravo sabia que Miquilena, desde el gobierno, conspiraba a favor de empresas extranjeras, de Fedecámaras, de los latifundistas asesinos de Apure y Zulia, etc. Pero consideraba inevitable pactar, porque “Esas cosas no se resuelven sino con la participación activa para ir a la gran confrontación de valores del imperio”. ¿Si, Luis?

EL PROGRAMA

Según Douglas Bravo ¿Qué debe hacer Chávez para ser revolucionario? -“Chávez tendría que formar parte de la resistencia al imperio. Tendría que renunciar a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela para pasar a formar parte de la resistencia latinoamericana y del Caribe contra el imperio. Estarían allí también los piqueteros de Argentina, los Sin Tierra de Brasil, los zapatistas de México, los campesinos de Centroamérica, la indignidad de Bolivia, Perú y Ecuador”.

Es demasiado fácil mofarse del marxismo postmortem de Pompeyo Márquez, la Pamela Roja de Puerta Aponte o el pateticomunismo de Douglas Bravo. No lo es ubicar estas tragedias personales en el destino de las vanguardias cuando ha pasado su tiempo.

Douglas Bravo es un hombre mayor y le debemos su ejemplo. Por eso indigna verlo en TV irrespetado por mequetrefes, y ver cómo él mismo se irrespeta diciendo al mundo sus verdades fuera de contexto, su delirio, vanidad de vanidades. Según Martí se debe ser hombre de su pueblo y de su tiempo, y si no puede ser ambos debe serlo de su pueblo. Douglas Bravo ya no es ni lo uno ni lo otro, ni todo lo contrario. Douglas Bravo ya no es Douglas Bravo.

rotheeduardo@hotmail.com


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Eduardo Rothe


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